CAPITULO # 8

los días pasaron y mi salud había empeorado ligeramente, estaba perdiendo peso, tenía hemorragias repentinas por la nariz, pero lo que más me preocupa eran unos moretones que me habían salido en los brazos, no recordaba haberme golpeado con nada pero sin embargo ahí estaban.

Trataba de esconderlos de mi mamá, no quería preocuparla más, y tampoco quería llamar la atención, suficiente había tenido con la noche anterior.

me había sentido muy mal y había tenido otra hemorragia nasal durante la cena, Rob, que había decidido cenar con nosotros había presenciado todo, y era quien me cuidaba en mi habitación, tarde más de una hora para convencerlo que podía ir a su casa; aunque se fue no muy convencido.

me duche y me acosté a descansar, últimamente solo quería dormir, había pensado que quizás mi malestar se debia a un embarazo, pero no podía ser, Rob y yo teníamos mucho tiempo sin estar juntos, asi que lo descarte.

Mi cuerpo se agotaba con mucha facilidad, era algo que no podía explicar, esa noche me sentía peor que cualquier otra noche, pero eso no detuvo a mi hermana.

ni una pierna rota podía detener su veneno, se acercó en sus muletas, abrió la puerta de mi habitación y comenzó a destilar todo el odio que sentía por mi.

si alguna vez había tenido la esperanza de que mi hermana y yo pudiéramos tener una relación sana, desde ese momento la había perdido.

ella termino de escupír su veneno gritándome que era lo peor de su vida, que ojalá y dejara de existir.

mis lágrimas comenzaban a salir incontrolablemente, pero no deje que ella me viera así, como pude me acosté dandole la espalda y ella no le quedó de otra que irse.

no podía dejar de pensar en todas y cada una de sus palabras, que había hecho yo para que ella me odiara tanto?

llegó el día más esperado, el día de buscar los resultados, mi madre y mi padre estaban ansiosos más sin embargo, los convencí para ir sola con Roberto, no sabía que era lo que tenía, pero lo que fuera sabía que no iba a quererlos cerca.

tenía miedo, algo en mi interior gritaba que todo lo que estaba pasando era malo, y cada segundo que pasaba estaba más cerca de descubrirlo.

el camino a la clínica fue algo incómodo, había un silencio sepulcral entre Rob y yo, y es que el estaba tan nervioso como lo estaba yo.

-llegamos - dijo Rob mientras se estacionaba

-tengo miedo- confesé

el tomo mi mano para darme aliento

-todo estará bien, yo estoy contigo- dijo mientras depositaba un beso en mi frente.

bajamos del auto y seguimos al consultorio del señor Frank.

Rob, a pesar de ser el hijo del dueño de la clínica, respetaba las normas como un paciente más; llegamos al frente de la puerta y esperamos pacientes en el pasillo hasta que su padre nos hizo pasar

-hola hijo, hola Anna -nos saludo.

-hola Doc- le dije tratando de mantener mis nervios controlados.

pero era inevitable, mis manos sudaban y mi corazón parecía que iba a salir galopando de mi pecho.

-como te has sentido estos días? - me preguntó muy serio, no sabía si era por qué algo le preocupaba o lo hacía por ética profesional.

-no muy bien -admiti

-ok, lo que tengo que decirte es algo difícil y... delicado.

sentía que me iba a desmayar, mi cuerpo temblaba, y mis manos sudaban como nunca antes.

-es muy malo?- me atreví a decir.

-la verdad, si - dijo pasando la mirada de mi hacia su hijo.

-los exámenes han arrojado que tienes leucemia.

-leucemia? - repetí, más para mí misma, que para ellos.

-si, la leucemia es un tipo de cáncer de los tejidos que conforman la sangre y que prohíbe que el cuerpo combata una infección.

sentía que no podía respirar, las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento.

Roberto se acercó a mi y me abrazo, no se cuánto tiempo llevaba haciéndolo, quizás fue antes de decirme el diagnóstico, no se, lo cierto era que para mí se había detenido el tiempo, mi mente trataba de procesar lo que me acababan de decir, estaba en shock.

-Anna, me has escuchado? - pregunto el Doctor Frank

-mmm, lo siento, tengo que irme- dije levantándome para salir corriendo de ahí.

-Anna, no puedes irte así - me advirtió el Doctor

-se que te sientes perdida, pero podemos colocarte en tratamiento cuanto antes, será difícil, no voy a mentirte, pero podrás llevar una vida plena si ponemos todo de nuestra parte.

Había leído sobre el cáncer, había visto películas sobre el cáncer, pero jamás imaginé que algo tan cruel pudiera pasarme a mi, no queria estar ahí, no quería seguir escuchando, rezaba para que esto fuera una pesadilla.

-Doc, lo siento, en otro momento hablamos, necesito salir de aquí. - dije mientras salía del consultorio y dejaba a un triste Rob, con su padre.

no tardó mucho tiempo en encontrarme en las afueras del hospital, me encontraba en un banco debajo de un gran árbol, pensando en lo injusta que es la vida.

-estas bien? - me preguntó

su pregunta me hizo gracia, como podía preguntarme tal cosa? me acababan de decir que estoy muriendo, como podría estar bien?

lo mire con amargura, sabía que había entendido enseguida mi indirecta, se sentó y se disculpó.

-lo siento, soy un idiota, obvio que no estás bien. pero Anna, no estás sola, yo estoy contigo y jamás te dejare.

-morire - le dije mientras rompía en llanto

-no digas eso, mi papá hara lo posible para que eso no suceda.

-tu padre no puede detener la muerte. Deberías dejarme sola de una vez.

-no digas esas cosas Anna, estaré siempre a tu lado, y haremos lo posible porque te mejores.

trataba de no llorar, pero mi miedo y ese montón de sentimientos que ahora se mezclaban en mi ser, no me ayudaban.

-estaras bien - dijo Rob, mientras me abrazaba.

-estaras bien!- me repetía, no sabía si era para que yo le creyera o para creerlo el mismo.

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