Capítulo 15 Escena

Leonardo

No lo podía creer, mi princesa me estaba haciendo una escena. Estaba seria, sin hablarme y con el ceño fruncido comiendo como si yo no estuviera ahí con ella. Tan tierna.

— ¿Amor es enserio? — No aguante la risa y solté una carcajada.

— No veo que es tan gracioso — Seria — Osea tú te ríes con el trabajo y además lo citas en un bar... ¿me crees estúpida? — Mi carcajada nuevamente no se hizo esperar, esta situación en serio me estaba divirtiendo, al contrario a ella quien le molestaba más verme en esas y lo interpretaba como burla.

— Mi amor. Arreglemos esto, no me gusta o bueno realmente sí me gusta verte enojada me causa excitación. Tócame... — Me puse al lado de ella.

— ¿En serio nada más piensas en eso? — Sonrojada alejándose de mí. Le entrego el celular y me dispongo a terminar con esta situación.

— Marca el último número, amor verás que no es lo que piensas y quiero una disculpa ardiente, pon en altavoz. — Se pone sería, marca el número, yo sonrió y ella me mira aún más serio con el teléfono ya en el oído.

***********

Llamada...

— ¡Hola!!

— Te cambio la voz mariposista . — Veo a Lorena sonreír con las palabras de contesta de Matías.

— Deja la payasada y deja de llamarme así. El teléfono está en altavoz — le cuento lo que Lorena había pensado malinterpretando todo y enojándose conmigo. — Grave error, se van a burlar de mí hasta que muera.

— Cuñada, — Riendo del otro lado de la línea — ¿cómo estás? Soy Matías uno de los mejores amigos de esta flor. — Vuelve a reír. — no te conozco y desde ya soy tu fan. Sabrás que rechace su oferta de ir al bar, pues lo necesito concentrado, si es de negocios que quiero hablarle.

— Hola Matías que pena yo... También me gustaría conocerte. Adiós... — Mi mujer se despide y agacha la cabeza avergonzada.

— ¡¡Nos vemos ahora!! — Termino de decir en la llamada y cuelgo. — Exijo una disculpa formal. — Serio, le pido a ella que se disculpe.

— Amor ven... — Me llena de besos y abrazos mientras se disculpa. — Porque mejor no te doy de comer y me cuentas qué era eso que querías decirme... — Mmm qué ingenua si cree que con eso ya me contento, lo siento por ella, pero no voy a dejar pasar esto.

— Lorena, eres la mujer con quien quiero estar y solo por eso no pondría en juego nuestra relación sé que en el futuro vendrán cosas, pero amor. Debes confiar en mí... No es que me moleste que me celes, más bien me encanta, pero quiero que aprendas a notar cuando hay peligro ¿está bien? — Le digo mirándola a los ojos, nuestra relación debe basarse en la confianza y el respeto, luchó día a día para que sea así.

— Lo Siento.— Me dice bajito.

— Bien, dejemos ese tema hay — Beso —

Lo que iba a contarte es acerca de tu padre... — Le suelto sin más rodeos.

— ¿Le pasó algo? — Me pregunta con evidente preocupación.

— No, es solo que... Amor mañana tengo una reunión con él y voy a mover todos los hilos para que acepte la propuesta que quiero hacerle. Te quiero fuera de esa casa lo más pronto posible. — Ella respira profundo y luego habla.

— Leo, yo no quiero que te involucren... y tengas problemas, mi padre puede ser muy violento a veces y tomar decisiones drásticas, no quiero que se de cuenta de lo que sucede con nosotros y nos haga la vida de cuadritos. — Me importa una mierda, el no sabe quién soy yo y lo que puedo hacer, haré esto y no hay vuelta atrás, antes le dejaré a mi chica un par de cosas claras.

— ¿Con quién crees que te metiste? No me dejaré amedrentar por tu padre, puede ser el mismísimo rey del infierno, pero no va a poder conmigo, asi que tu tranquila deja todo en mis manos. Solo actúa normalmente y confía en mí... — Terminamos de almorzar y nos despedimos, ella sigue teniendo miedo de llegar tarde a casa y que eso tenga repercusiones... Está claro que es un asunto que debo resolver cuanto antes, no puedo dejar a mi chica viviendo con miedo e inseguridades.

En la Oficina me esperaba Matías para contarme su problema y es que no era nada fácil, pero sin duda podía darle una solución a mi amigo.

Ahora solo me faltaba prepararme para reunirme con mi suegro y usar todo mi autocontrol para no partirle la cara... Terminé de arreglar unos papeles y salí directo a casa. Hoy quería cenar con mi hermanita.

— Familia llegué... — Digo en cuanto llego a casa y estoy en la sala.

— ¡Hola hijo, bienvenido a casa! ¿Quieres algo de tomar? — Mi viejita se acerca a mí y me abraza.

— Gracias Nana. ¿Dónde está Aleja? — Pregunté de inmediato por mi hermana, así no olvidaba mi propósito.

— En su habitación hijo, hoy llegó temprano.

— Nana porfa avísale que llegue y que quiero que cenemos juntos afuera. Voy a estar en el despacho mientras...

*****

La cena con mi hermana estuvo muy bien. Hablamos de trivialidades y de mis papás pues ya se acerca la fecha de su aniversario y siempre lo celebran en casa... la verdad ya los extraño un montón. Aunque pensándolo bien esa fecha sería la ideal para presentarles a mi princesa, a ellos seguro les va a caer bien y no es para menos porque ella es única.

— ¿Me llevas a la universidad? — Desayunando.

— Tengo una junta importante con mi suegro y la verdad no lo quiero hacer esperar...

— ¿Qué es lo que traes entre manos...?

— Nada. — Beso en la frente. — Lindo día pitufa...

— Bye. — Seguro algo le descubrió al viejo ese o si no no estaría tan confiado, piensa Alejandra.

*********

Llamando...

— ¿Dónde estás? Voy saliendo para la empresa de mi querido suegro... — Llamó a Andrés para informar.

— Buenos Días, Galán... ¿Amanecí muy bien y tú? — Imbécil.

— Apenas te vea te parto la cara idiota... ¡NO LLEGUES TARDE!! — Cuando más serios los necesito salen con sus payasadas.

En la empresa...

— ¿Ibas a entrar sin mí?— Me dice Andrés afuera.

— ¿Trajiste todo?

— ¡Claro jefe! — Ruedo los ojos y juntos entramos al edificio. Llegamos a recepción, anunciamos nuestra llegada y nos pasaron directo a la sala de juntas ubicada en el último piso, donde encontramos a mi suegro con una sonrisa del tamaño del océano pacífico.

— Buenos días, Señores, es un honor recibirlos en mi humilde empresa. Tomen asiento.

Ambos: Buenos Días. — Apretón de mano.

— Me tomó por sorpresa su llamada. Hace mucho hice la solicitud y en ese entonces no obtuve respuesta.

— Sr. Fabricio lo que pasa es que nuestra empresa maneja unos filtros de calidad y quien no cumpla con los estándares queda en espera no se le da un rechazo absoluto. Solo un tiempo, puesto que todos aquí sabemos como funciona el mercado y es solo cuestión de tiempo para que las cosas cambien o no. Todo eso dependiendo del manejo que cada empresa tenga. Usted sabe... ¡La toma de Decisiones es vital!

— Así es. Por esa razón hoy estamos aquí y es más... Vinimos con una contrapropuesta. Quizás le interese. — Apoyo a Andrés y terminó de hablar.

— ¿De qué se trata...? — Obtengo su atención. Andres le estiro los papeles y su cara cambio de asombro, enojo, confusión y otra vez felicidad. Sonrió y pienso. Este tipo es un perro...

¿Qué decían los documentos? Estaba la propuesta que el mando más pruebas de Robo y lavado de dinero. Junto con documentos que prueban que él se ha relacionado con la mafia poniendo su empresa como fachada para transportar sustancias alucinógenas. Decía el nombre de dos de sus socios. Además de eso estaba el monto de mi inversión...

— No estoy entendiendo ¿Ustedes quieren invertir en mi empresa aun después de saber todos mis movimientos? ¿Dónde está el truco Sr. Conti?

— No hay truco... solo una petición a cambio de la confidencialidad de todos estos asuntos...

— ¿Qué es lo que quiere? — Hiper serio voy directo al grano.

— Quiero desposar a su hija... A cambio tendrá mi silencio y por supuesto la inversión que le estoy ofreciendo. — Asombro es lo que expresa el.rostro de mi futuro suegro.

— ¿Acaso es una broma? No puedo obligar a mis hijas a casarse.

— Estoy seguro de que podrá. De todos modos ese no es mi problema, así que no me venga con pendejadas, si ha podido burlar a la justicia por tantos años puede hacer algo tan sencillo como esto. Piénselo...

— Déjeme pensarlo entonces...

— Tiene dos días... ni uno más. Comuníquese con mi secretaria y la próxima reunión será en su casa para que me presenté con mi futura esposa.

— ¿Por qué está dando por hecho el compromiso?

— Por qué usted me necesita más que yo, así que le aconsejo no pensar tanto. Tal vez me arrepienta y hoy mismo exponga todos esos documentos. Hasta luego Sr. Fabricio. — Salgo victorioso de la oficina con un Andrés burlón a mi lado.

— ¿No crees que hará algo en tu contra? sus amigos podrían ser persuasivos...

— No seas imbécil. Estamos hablando de dinero...

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