Capítulo 10 Consejo

Leonardo

Me quedé confundido luego de dejar a Lorena en casa, ciertamente estoy feliz por el paso que dimos, pero siento que hay mucho que descubrir y eso me deja intranquilo. Me gustaría contar a los cuatro vientos que ella ahora está conmigo, pero no sé siquiera qué decir pues ella aún no habla conmigo así que toca esperar y conocernos un poco más... Ella y yo necesitamos tiempo a solas.

Llamó a Andrés, pues lo necesito conmigo en la reunión de hoy y aunque es un poco temprano necesito un trago y también un consejo de mi mejor amigo.

Llamada…

— ¿Dónde estás? Veámonos en el restaurante donde será la reunión ya mismo. Necesito hablar o juro que voy a explotar… — Hablo apenas abre el teléfono y creo que a este punto estoy desesperado.

— Estoy en casa. Espérame ya salgo para allá. ¿Qué pasa contigo hermano? — Me responde, se que pudo contar con él incondicionalmente, así como con Matias y Jordano.

— Dale. Te espero... allá te cuento. — Necesito hablar despejar la mente y sobre todo una opinión neutral. Y Andrés es el individuo... Llego, estaciono el auto y me dirijo al bar. De veras el trago es ¡urgente!

En el bar del restaurante más tarde…

— ¿Cuántas copas llevas...? ¿Así de mal estas... ? — Llega Andrés al fin y empieza a cuestionar.

— Solo una, necesito estar bien para la reunión y sí, estoy un poco ansioso y confundido. Sabes... La chica de la que les hablé, ya es mi chica — Le cuento todo lo que ha pasado con Lorena y cómo luce físicamente. — Ella oculta tantas cosas, es todo un misterio a su alrededor y según lo que he investigado de su familia que es poco me lleva a la conclusión de que ella no la está pasando bien y que sus inseguridades son producto del maltrato que vive en su casa. — Hago una pausa y doy un sorbo a mi trago. — Mi instinto de protección está a flor de piel y es por ella hermano, quiero cuidarla y que esté bien. Esa mujer despierta en mis deseos y actitudes que ni yo mismo sabía que poseía… — Él imbécil suelta una carcajada y todos en el bar voltean a vernos, pongo la mano en mi frente y niego.

— ¿Dónde está el truco? ¿En serio eres tú? ¿Dónde está mi amigo y que mierda hiciste con él? — Me dice llorando de la risa, le doy una fría mirada.

— Deja la payasada ¡¡idiota!! — Va a acabar con mi paciencia.

— Es que no lo puedo creer hermano ¿Quién es esa mujer? quiero conocerla ya, es más, desde ya soy su más fiel seguidor y su esclavo. — Vuelve a reír y yo lo miro serio.

— De verdad no sé qué estaba pensando cuando te llame… — De veras esto no era lo que esperaba cuando decidí llamarlo.

— OK. ¡Disculpa Galán! Si lo que quieres es mi consejo, ¡Hay te va! — Toma de su trago.— Cuando conoces a alguien y ese alguien te cambia para bien, llega a tu vida a mejorarla y ayudar a que te sientas pleno y feliz, no hay razón sobre la tierra que te diga que la sueltes. Más bien aférrate y trata de dar lo mejor de ti. Bro, las relaciones de parejas no son fáciles así que desde ya te cuento que vendrán cosas difíciles, pero si los dos están en el mismo eje todo saldrá bien. Mañana ella seguro se abrirá y te contará lo que sucede. Ten paciencia nadie dijo que sería fácil hermano... Más bien deberías estar agradecido de que ya diste varios pasos con ella, ahora que es tu novia, no la sueltes y si lo que necesita es ayuda, pues désela. Enamorala y ella nunca se irá de ti, date la oportunidad de ser feliz al lado de ella.

Cuenta conmigo para lo que necesites… — Ven lo que les dije; mi mejor amigo es realmente bueno con las palabras... seguiré su consejo y esperaré a que ella me cuente que pasa. No quiero apresurar nada o no sé, quizás es el hecho de querer tener todo rápido lo que me hace desesperarme. Pues, es la primera vez en mi vida que me toca esperar por algo lo cual en este momento no me importa porque se trata de ella y la quiero conmigo así que esperaré cuanto sea necesario...

Salimos de la reunión y aún tengo mis dudas pues este proyecto es bastante ambicioso así que programamos un viaje a centro América y allá definiremos la situación.

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Lorena

Todo lo que me pasó hoy es una locura... No puedo creer que él me haya pedido ser su novia, pero lo que es aún más increíble es haber sido traicionada por mi propio cuerpo pues nada más hizo falta que él se acercara para que todo en mí dejara de funcionar, aún creo que esto es un sueño, pero aun así me encanta y me arriesgaré a vivirlo. Leonardo honestamente me gusta, no sé cómo vaya a tomar el hecho de que todo debe ser a escondidas... mi hermana lo ve y seguro me encierran o me obligan a que lo deje para que ella pueda estar con él porque eso es seguro mis padres la apoyaran a ella.

Pasaron varios días en los que no nos vimos, él andaba muy ocupado con su trabajo y pues, aunque estaba desesperado no me preguntaba nada por teléfono, así que cuando por fin llegó el día de hablar con él y verlo estaba super nerviosa, pero sabía que era ese día o nunca. Alejandra me ayudó con todo, como siempre ella era nuestro enlace, me prestaba su celular para hablar con él y este día no fue la excepción.

En la Llamada…

— Hola princesa, ¿cómo estás?, ¿qué tal tu día?

— Todo muy bien guapo, ¿podemos hablar hoy? — Decidí que hoy le contaría todo, moría por tener una relación plena y dejar de vivir en el anonimato, aunque eso sería difícil, o eso era lo que yo creía.

— Claro que si princesa no sabes cuanto deseaba que me llamaras, paso por ti al mediodía, ¿te parece?

— No. ¿Puedes venir ahora? — No quería llegar tarde a casa y que notarán mi ausencia así que me saltaría las clases para hablar con él. Sí, eso era lo mejor.

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Leonardo

— Está bien. Te veo afuera de la facultad. Un beso. — O estaba ansiosa por verme o algo más pasaba, pero no quería pensar en eso... más bien pensé en lo linda que se escuchaba, es que a mí esa voz me encanta, me tranquiliza. Ella es tan tierna, tan tímida, tipo agacha la cabeza o le da pena decirme las cosas aunque sea por teléfono. AMO.

Me dirigí en mi auto hasta la Universidad, traté de llegar lo más rápido que pude para no hacerla esperar, igual ya iba en camino para la empresa. A lo que llegue ahí estaba ella con sus amigas dándole ánimo. Vi que se despidieron y ella se acercó a mí. La intenté besar y me rechazo…

— ¿Qué pasa? — Le digo serio. Ella se sonroja y mira a los lados.

— Subamos al auto y hay nos damos los besos que quieras ¿Sí? — ¿Pero qué carajos? No dije nada solo asentí.

— ¡Sube! — Y hay estaba mi yo enojado. — ¿También quieres un lugar apartado y solo o vamos a un restaurante? — Es irónico.

— Sí, por favor, mejor apartado y solo. — Cerré los ojos y le seguí las aguas, más vale que lo que sea que quiera decir amerite todo este show o va a oírme.

— Bien. Tengo un lugar. — La llevé a uno de mis hoteles, pues si quería privacidad, la tendría. Ella no dijo nada en todo el camino y eso me desconcertaba más…

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