Debido al repentino e inesperado fallecimiento de los Condes de Neira, Liam tuvo que ir a palacio a hacer trámites burocráticos para heredar el título de Conde de Neira. Además de revisar el testamento y que estén todos los términos contables en orden.
Sarah aún seguía gestionando sus emociones y no era capaz de quedarse sola en la mansión, así que acompañó a Liam a palacio. Por mucho que fueran juntos como ella era mujer no podía estar presente en la reunión, así que decidió dar una vuelta por palacio.
-No te vayas muy lejos. -Dijo Liam preocupado.
-Vale
-Ni hagas tonterías.
-Vale
-Si te encuentras con alguien evita a esa persona.
-Que sii -Contestó Sarah medio riendo.
El joven estaba notablemente más preocupado que ella.
-Nos vemos luego.
-¡Muchos ánimos en la reunión! -Se despidieron delante de la puerta de la sala.
Nada más girar la esquina del pasillo, la joven se chocó con alguien.
-Oh, parece que hoy es mi día de suerte. -Dijo una voz masculina.
-Buenos días, futuro emperador. -Saludó Sarah ignorando el comentario.
-Recibí una buena noticia pero hasta hoy no me la creía. Que alegría pensar que ahora es más fácil que termines siendo una de mis concubinas. -Prosiguió el rubio.
-¿No llega tarde a una reunión, su excelencia? -Prosiguió ignorando.
-Puedes ignorarme lo que quieras, pero en algún momento serás mía. -Dijo acercándose mucho a Sarah.
-No creo que de buena imagen que su excelencia esté invadiendo de esta forma el espacio personal de una señorita que no es su prometida. -Contestó manteniendo la mirada.
El príncipe soltó una carcajada al escuchar eso y se alejó de nuevo para seguir su camino a la reunión.
-Nos vemos pronto, querida.
La joven ni quiso contestar a esa última provocación y siguió su camino hacia el laberíntico interior de palacio. Su objetivo era encontrar la biblioteca real para poder investigar más sobre la religión de ese lugar.
-¡Sarah! -Exclamó una voz conocida para la joven.
No era nada más y nada menos que la prometida del príncipe, la duquesa Elisabeth Falldwarf.
-Señorita Falldwarf. Que sorpresa encontrarla aquí -Dijo algo animada.
-Para ti soy Elisabeth, no hace falta ser tan formal conmigo. -Sonrió.
-De acuerdo.
-Lamento mucho vuestra pérdida... -Abrazó a Sarah.- Ya imagino que asuntos os traen por palacio.
Sarah correspondió el abrazo sin mediar palabra. No le venía nada mal un poco de cariño y apoyo.
-Si hay algo en lo que pueda ayudar no dudes en comentármelo. -Dijo Elisabeth alejándose un poco de Sarah.
-En realidad hay algo...
-¿Si? Dime, soy todo oídos.
-¿Me podrías llevar a la biblioteca real?
-Te podría llevar donde quisieras.
Al escuchar eso Sarah se sonrojó levemente.
-De momento a la biblioteca.
Ambas empezaron a caminar cogidas de los brazos y sin notarlo sincronizaron sus pasos. Las dos se sentían en armonía. Sentían que estaban en su propio mundo, su burbuja, al margen de todos los problemas y responsabilidades.
Cuando estaban juntas Elisabeth no se sentía como la Duquesa de Falldwarf, prometida del príncipe y futura emperatriz. Elisabeth se sentía simplemente Elisabeth.
Parecía que Sarah tuviera la habilidad de conseguir que la gente se sintiera cómoda a su alrededor, haciendo que olviden sus papeles en la sociedad.
-¿Estás segura de que es por aquí? -Preguntó Sarah.
-Jajaja, Sii -Rió Elisabeth- La biblioteca real es un edificio anexo dentro de los terrenos de palacio.
-Ahora que lo dices, tiene sentido.
-¿Quieres tomar un pequeño desvío? Me encantaría enseñarte uno de mis jardines favoritos en palacio.
Antes de contestar Sarah miró al edificio principal y luego a Elisabeth.
-No sé cuánto tardará en salir Liam de la reunión...
La joven de cabello castaño suspiró sonriente.
-Entiendo. -Cogió las manos de Sarah- El jardín no se irá, podemos verlo juntas otro día.
Sin darse cuenta siguieron todo el camino cogidas de la mano, como si fuera lo más natural del mundo y las soltaron algo nerviosas al llegar a la entrada de la biblioteca.
-Aquí estamos. -Anunció Elisabeth.
-Muchas gracias por acompañarme.
-Te puedo ayudar a encontrar lo que quieras, me gusta pasar tiempo aquí.
-Quiero encontrar libros sobre la vida después de la muerte y la religión.
Elisabeth se quedó bastante sorprendida al escuchar eso.
-¿Pasa algo? -Preguntó extrañada Sarah.
-Para ese tipo de cosas es mejor preguntar a algún sacerdote con rango alto.
-¿Dónde los puedo encontrar?
Elisabeth rió levemente.
-A veces se me olvida que tienes amnesia. En los templos cuando hay celebraciones, aunque los sacerdotes de alto rango habitualmente viajan de santuario en santuario por todo el reino.
-Muchas gracias. -Sonrió Sarah.
-¿Deberíamos volver? Tal vez han terminado la reunión.
-Claro.
Las dos llegaron justo a tiempo para el final de la reunión. Sarah evitó completamente al príncipe y le sorprendió la relación tan fría que tenía con Elisabeth. Se despidieron rápidamente y volvieron a su hogar.
-¿Cómo ha ido la reunión? -Preguntó tímidamente Sarah a su hermano una vez en el carruaje.
-Prefiero que no lo sepas.
-¿Porque?
-Hay cosas que se han hablado allí que no me han gustado y que han sido una falta de respeto hacia nuestra familia.
En ese momento Sarah dedujo que el príncipe le habría hecho alguna oferta usándola a ella como moneda de cambio.
-Entiendo...
-¿Qué hacías con la duquesa? -Preguntó aún más serio.
-Hemos ido a caminar y a la biblioteca.
-¿De qué habéis hablado?
-De tonterías, nada importante realmente.
-Eso espero -Dijo en voz baja Liam.
No hablaron más durante el trayecto de vuelta a su hogar pero no se sentían incómodos ni tensos, los dos necesitaban descanso. Mientras cenaban, Sarah no pudo evitar sentir que su casa estaba muy vacía sin sus padres.
Los siguientes días hicieron los arreglos para el entierro de los Condes en el cual asistió muchísima gente. No podían faltar los marqueses de Cyanspring junto sus dos hijos.
Lessonas se comportó y no dijo comentarios malintencionados, probablemente fue porque era amiga de Liam y no querría hacerle daño. Vinward tampoco hizo ni dijo nada inadecuado, estaba extrañamente tranquilo en esa situación y las siguientes veces que se vieron también.
La Duquesa asistió diciendo que recientemente se había vuelto muy cercana a Sarah. Por supuesto Tyneth también fue a pesar de haber marcado un límite muy claro entre él y Sarah y no dirigirle la palabra a la joven.
También había alguna cara conocida pero ciertamente desagradable para Sarah, como por ejemplo, el joven de cabello negro y lacio que vio en palacio haciendo cosas indecentes. Aunque no intercambiaron más que miradas a lo lejos.
La velada terminó sin ningún percal inesperado.
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Comments
Sidray Somaris
muy buena obra
2023-10-01
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