Capítulo 15 - Fiesta del Té de Lessonas II

Al escuchar los pasos de Vinward detrás, decidió entrar en la primera sala que pudiera para despistarle. Ahora mismo no era capaz de mirarle a la cara. Una vez en la habitación, cerró los ojos y empezó a centrarse en su respiración para relajarse.

Cuando estaba un poco más calmada se dio cuenta de que estaba en la biblioteca de los Marqueses de Cyanspring. Era más grande que la de su hogar y también tenía una paleta de colores turquesa. Los sillones invitaban a coger un libro y sentarse.

La joven no iba a hacer menos, cogió uno de los libros más cercanos sin mirar mucho y empezó a leer.

-[...] y de esta forma los dioses reclaman las almas de los que abandonan sus cuerpos...- Leyó Sarah en voz alta.

«No imaginaba que fueran religiosos en este mundo...»

No pudo evitar pensar en que tal vez la respuesta que busca está en los libros, que tal vez deba informarse y conocer sus creencias y así sabría qué había pasado. Quería devolver su cuerpo a la dueña original y quizás podría conseguirlo si investigaba.

-A lo mejor hay más libros sobre esto por aquí...

Pasaron unas horas antes de que se diera cuenta de que ya era bastante tarde y que debía volver a su casa así que finalmente salió de la biblioteca, pero no victoriosa. No había conseguido nada que ella considerase relevante para su situación.

Dió un poco de vuelta antes de conseguir llegar a la entrada principal, donde se encontró con Lessonas y Tyneth hablando. La peli rosa vió a Sarah y decidió darle un beso a su prometido en cuanto se acercó un poco.

-Oh, lo siento querida. No me había dado cuenta de que estabas ahí. -Dijo Lessonas sonriendo de forma malvada.

Cuando los ojos de Sarah se encontraron con los de Tyneth, éste desvió la mirada abochornado. Sarah se sentía notablemente incómoda, así que se despidió rápidamente de ambos y volvió a su casa como alma que lleva el diablo.

A pesar de estar volviendo a casa durante el atardecer, el día no había terminado y a la joven le esperaban noticias aún peores.

Al llegar a casa la primera sorpresa que se encontró fue a Liam. No esperaba verle hasta dentro de, por lo menos, otro mes más.

-¡Liam! -Dijo abalanzándose sobre su hermano.- Menos mal que estás aquí.

-¿Ha pasado algo? -Preguntó

-He ido a la fiesta del té de Lessonas y iugh, no sabes lo horrible que ha sido.

-Vaya

-¿Estás bien? Te noto muy raro.

-Sarah, siéntate. -Dijo bastante serio.

-¿Por?

-Siéntate.

-¿Ha pasado algo? -Preguntó con cierto miedo.

-Si, y necesito que te sientes para poder explicarlo.

Sin mediar palabra la joven obedeció a su hermano. Nunca le había visto tan serio.

-Padre y madre han ido a pasar el día fuera.

-Ajá... Creo que me mencionaron algo al respecto -Contestó Sarah.

-Y necesitaban coger el carruaje para ir.

-Lo sé.

-Exacto...

-¿Qué me estás intentando decir? -Preguntó extrañada.

El joven Liam suspiró pasando sus manos por su cara.

-Padre y madre no volverán.

Sarah seguía sin comprenderlo o sin querer comprenderlo.

-Que han muerto, Sarah.

La joven no supo como sentirse. Se quedó en shock.

-A partir de ahora me voy a encargar de todo el condado, voy a dejar la academia y volveré a vivir aquí. -Dijo Liam.

Sarah empezó a llorar.

-Pero si estaba con ellos esta mañana. -Comentó con voz temblorosa.

-Sarah. -Dijo Liam agarrando sus brazos.- Recomponte. Hay que preparar el funeral, hay muchas cosas en juego. No hay tiempo para llorar. Ahora es el momento en el que debes sacar fuerza y no hundirte porque si te hundes, yo iré contigo.

-Pero... pero... -Dijo llorando aún más.- ¿Cómo...?

-Un accidente en carruaje.

-¿Pero eso es posible aquí? -Preguntó algo más calmada.

-Si.

Liam se sentó al lado de Sarah y ambos se quedaron en silencio mirando al infinito.

-Sarah, siempre estaré a tu lado. No lo olvides, ¿vale?

La joven asintió.

-Mira el lado positivo, ahora podremos romper tu compromiso más fácilmente.

-Si...

-Y estaré siempre en casa.

-Es verdad... -Suspiró la joven- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

-La muerte es algo que siempre llega ¿no? Simplemente hay que estar preparado.

-Tienes razón... pero que pensamiento más triste.

-Últimamente he pensado más en ello.

Hablaron un rato, hasta que les llamaron para la cena. Cenaron en silencio y dejaron en la mesa los sitios de sus padres preparados como si fueran a entrar en cualquier momento.

No mucho más tarde se fueron a dormir abatidos, ambos pasaron la noche en vela llorando, tratando de asimilar que eran huérfanos a partir de ahora y que tendrían que luchar por la herencia.

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