Capítulo 12 - El debut de Sarah - Parte II

-Ay, se me olvidaba lo más importante -Paró de caminar- Me llamo Elisabeth Falldwarf, del ducado Falldwarf.

-¿¿Du-ducado??

-Parece ser que es cierto lo de la amnesia -Dijo algo curiosa volviendo a caminar cogiendo a Sarah del brazo.

-¿Sabías quién era?

-¡Por supuesto! No hay nadie en esta fiesta que no sepa quién es la joven amnésica. Las malas lenguas dicen que era una estrategia para conseguir el compromiso con Cyanspring.

-¿Perdón?

-Oh, no yo. -Dijo mientras entraban al salón.- Desde que te he visto entrar por esa puerta he sabido que no estabas fingiendo. A pesar de que tu prometido se haya comportado de esa forma tan infantil.

-Así que... ¿era a propósito?

-No lo dudes ni un segundo. Él conoce las tradiciones. Simplemente es famoso por sabotear todos y cada uno de los compromisos que ha tenido. Hay un rumor que dice que está más interesado en otros caballeros que en mujeres.

Sarah se quedó impactada al escuchar eso pero tampoco le sorprendería tanto si fuera verdad ya que Vinward siempre se está quejando de las mujeres.

-Wow...

-Pero no te preocupes, de momento eres la persona con la que ha tenido el compromiso más largo.

A estas alturas de la conversación Sarah ya no sabía si Elisabeth estaba hablando como amiga o si iba a ser algo parecido a lo que ha hecho Lessonas.

-Lo siento, no debería haber dicho esas cosas. -Dijo la joven cogiendo ambas manos de Sarah y poniéndose de frente.- Me ha podido la ilusión de conocer a alguien que no se ha acercado a mi por el poder o la influencia.

-No pasa nada -Rió algo aliviada.

-¡Ahí estás querida! -Gritó un joven rubio a lo lejos.

Antes de la contestación Elisabeth puso una cara de desagrado y descontento que no hubiera salido ni ensayando a pesar de que duró un par de segundos.

-Un placer verle -Saludó fríamente Elisabeth.

-¿No me presentas a tu amiga?

-Sarah de Neira -Dijo Sarah presentándose según la etiqueta estándar.

-¡Pero que chica tan valiente saludando de esta forma al futuro emperador! -Dijo el joven alzando la voz.- Te lo perdonaré si me concedes este baile.

Sarah miró incrédula a Elisabeth.

«¿Este payaso es el futuro emperador?»

-Estoy esperando a mi prometido para el primer baile.

-El joven Cyanspring... Hace un rato le vi saliendo del salón. Yo no tendría esperanzas, jovencita.

-Preferiría esperarle.

-¿Hay algo mejor que el primer baile con el príncipe heredero?

-Pero...-

-Basta ya, Cedric. -Dijo Elisabeth interrumpiendo.

-Sh... No le hables así, no sabes qué te podría hacer -Dijo Sarah.

-Tengo todo el derecho del mundo a hablar así a mi prometido cuando intenta llevar a bailar a otra mujer delante mío.

-¿¡PROMETIDO!? -Dijo impactada.

-No te pongas así, mujer, es sólo un baile.

-Ella ya se ha negado.

-Sabes... Soy el príncipe heredero y puedo hacer lo que me da la real gana y tener lo que quiera. Así que si quiero tener a esta joven para un baile, la tendré. -Dijo amenazante en boz baja.

Lo dijo tan fríamente que heló la sangre de la joven Sarah, dejándola sin respuesta.

-Haz lo que quieras. Nos vemos luego, Sarah. No te olvides de nuestro paseo. -Se despidió la joven.

-¿Vamos? -Preguntó Cedric ofreciendo su mano.

Sarah simplemente suspiró y puso su mano sobre la de él, aceptando la invitación.

-Bailas mucho mejor de lo que esperaba. -Dijo el príncipe mientras bailaban.

-¿Disculpa?

-Te estoy halagando.

-¿Porque tengo amnesia no debería saber bailar? ¿Es eso?

-Jaja, peleona. Eso me gusta.

La joven hizo una mirada general y vio a Lessonas bailando con Tyneth. Estaban muy pegados, como las parejas, aunque la cara del joven mostraba indiferencia. Sarah no podía parar de mirarlos hasta el momento en el que cruzó miradas con Lessonas.

-Eh, tierra llamando a Sarah.

-Para ti, soy De Neira.

-¿Debería recordarte quién tiene más poder en esta sala?

-...

Sarah apretó los labios y fulminó con la mirada al príncipe.

-¿Sabes cuantas mujeres querrían estar en tu lugar ahora? -Dijo aún bailando.

-¿Puedes cambiarme por una de ellas?

-Me has caído bien, así que no.

-¿Que te he caído bien? ¿Como que te he caído bien?

-Me gusta tu forma de hablar, no tienes tanto miedo como los demás. A parte de que tienes mucha belleza. Aunque deberías ser algo más elegante.

-¿Debería ser más elegante para que?

-Para ser una de mis concubinas, por supuesto.

Escuchar eso molestó tanto a Sarah que se separó de un empujón del príncipe y salió de la pista de baile casi llorando. La joven salió a una de las terrazas a calmarse un poco.

-No esperaba que fueras tan infantil como para llorar por algo así -Dijo Lessonas saliendo a la terraza.

-¿Alguien te ha pedido tu opinión?

«¿¿Cómo ha escuchado la conversación a tanta distancia??»

-Mi opinión no, pero se de alguien que no quiere verte pero que estaba preocupado de que te fueras a tirar por el balcón.

Al escuchar eso a Sarah se le escapó una pequeña sonrisa de alivio pensando que no estaba todo perdido.

-Ya he comprobado que estás bien, me retiro de nuevo a estar con mi prometido.

La joven ni siquiera quiso responder a esa provocación tan obvia. Se notaba que el alcohol estaba empezando a hacer efecto en la gente de la fiesta. No le importaba no estar con Vinward, pero necesitaba encontrarle para volver ya que no quería quedarse mucho más tiempo en ese lugar.

Era peor de lo que se imaginaba, un montón de niños ricos buscando un cotilleo y una diversión en sus vidas perfectas. Creyéndose superiores e intocables. Completamente insoportables. Después de todo los humanos son humanos, ¿No?

Sarah buscó por toda la sala a Vinward pero como no le encontraba decidió seguir el consejo de Elisabeth y caminar un poco por palacio aprovechando la ocasión.

Mientras caminaba tenía curiosidad por cada sala, así que cada vez que iba a entrar a una le preguntaba a algún mayordomo o sirvienta que estuviera por ahí.

La joven tenía el leve "miedo" de encontrar a Vinward en una de las salas privadas haciendo cierto tipo de cosas con otras personas. Pero en vez de encontrar a Vinward, se encontró con un apuesto desconocido.

Cabello negro lacio, ojos ligeramente rasgados, amarillos, un cuerpo esculpido por los dioses, rodeado por tres chicas que lo acariciaban. Sarah dudó si quería ser una de ellas o si quería ser él para estar con alguna de ellas.

En esa sala había tanta belleza como obscenidad. Sarah se quedó atónita por la escena y más roja que un tomate.

-Oh... ¿Visita?

Sarah negó con la cabeza sin apartar la mirada.

-¿Quieres unirte? Acabamos de empezar y siempre hay sitio para uno más.

La joven volvió a negar con la cabeza, más roja que nunca.

Cerró la puerta rápidamente y salió al pasillo, entrando en la primera sala que vio.

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