Faltaba una semana para la celebración y Sarah estaba terriblemente nerviosa. Vería a personas a las que había estudiado. Era como saltar al vacío. Pero la Condesa no iba a cambiar su opinión sobre la participación de Sarah.
Simplemente debía estar presente, no podía hablar con su hermano ya que llamaría la atención. De hecho, no debía hablar con nadie. De esta forma pasaría desapercibida y podría hacerse una idea de cómo son las fiestas.
La semana pasó volando y llegó el día de la celebración, vendrían barones, condes y marqueses que han tenido una relación algo más estrecha con la familia, compañeros de clase o familias con las que interesaba tener negocios.
La mansión se llenó de vida, había música, comida, bebidas... Los carruajes entraban y salían, las personas no paraban de llegar. El salón principal estaba lleno como nunca había visto la joven.
-Vaya... -Dijo Sarah.
-Exacto, querida. Observa cuanta gente hay. El día de tu debut se hará en palacio y habrán aún más personas, incluidos duques, duquesas e incluso la familia real!
«Genial, más presión.»
-Suena horrible -Se le escapó a Sarah
-No seas impertinente y entra sin que te vea nadie.
-Si, Madre. -Dijo de mala gana.
La joven se escabuyó entre la multitud sin llamar demasiado la atención. Observó los grupos que se formaban, el lenguaje no verbal, los vestidos... Era como cualquier otra reunión en la sociedad, chicos pidiendo a las chicas bailar, los grupos de las "populares" que intentaban reirse de alguna otra joven, los grupos de chicos que hablan de sus cosas.
Estaba tremendamente aburrida.
Salió al jardín a cambiar un poco de aires, a ver si veía algún amorío prohibido, alguna pelea, algo.
«¿Y tendré que soportar este tipo de reuniones toda la vida?»
Debido a las normas que le impuso la Condesa no podía hablar con nadie, así que era aún más aburrido. Por mucho que la Condesa le hubiera dicho que tenía prohibido beber alcohol, no había otras opciones de bebida y debía acompañar la comida con algo.
Como en el jardín no había casi nadie ni pasaba nada, decidió volver al interior, donde seguían anunciando a los recién llegados. Todos llegaban de par en par, Sara se preguntaba si tendría que buscar pareja para su debut mientras bebía su segunda copa de vino y miraba entrar a la gente.
-Lord Tyneth Huntgreen y Lady Leesonnas Cyanspring.- Anunciaron.
-¿De qué me suena...? -Quedó pensativa por unos segundos.
Nada más verlos se sorprendió tanto que escupió un poco de vino. ¿ESE TYNETH? ¿Él es el prometido de su cuñada, Leesonnas? Tenía tantas preguntas. Como... ¿De verdad él no la ama? ¡PERO SI ES PRECIOSA!
¿Como podía verse tan infeliz hablando de su prometida, si ella es nada más y nada menos que Lesonnas? ¡Es prácticamente perfecta! Es cierto que apenas la conoce, pero siente como si lo hiciera por todo lo que le ha hablado Liam de ella. Es una chica con muchísimas cualidades, es bondadosa, agradable, inteligente, acicalada...
Después de la lluvia de pensamientos cogió otra copa y la bebió de golpe sin dejar ni una gota.
«No pienso quedarme con la intriga.»
Esperó hasta que los jóvenes terminasen de saludar y se separasen cada uno por su lado. Tyneth después de beber un par de copas con otros dos jóvenes, salió al jardín mientras Lesonnas estaba acomodada en un sofá con otras chicas.
Sarah salió al jardín sabiendo que no habría mucha gente que los pudiera ver. Prefería evitar rumores extraños que pusieran en riesgo la relación con su prometida. El joven se sentó en un banco de piedra.
-¡Hola!
Tyneth se asustó.
-¿Qué haces aquí?
-Jeje
-¿Esa es tu forma de responder a una pregunta?
-Te responderé si tu me contestas a mis preguntas -Dijo Sarah.
-¿No es un poco injusto si tu me haces varias y yo no te hago ninguna?
-Hmm... Puede ser. No esperaba que quisieras preguntar algo o que tuvieras curiosidad sobre mí
-¿Tener curiosidad por la chica misteriosa que aparece en la academia de la cual solo se su nombre y que no quiere casarse? Imagina que eres un fantasma que me sigue o un espíritu vengativo de algún antepasado. -Sarah rió- Pues me gustaría saber si lo eres.
-Vale vale, pero empiezo yo las preguntas.
-Pero yo he sido el primero en preguntar.
-Lo que me has preguntado antes será lo último a lo que te responda.
-De acuerdo, pero debes responder a todas las demás. -Sarah asintió- ¿Que edad tienes?
-Creía que ya te lo había dicho... 14 casi 15. Me toca. ¿Lesonnas es tu prometida?
-Lo es.
-¿Es cierto que no sientes nada por ella?
-Es mi turno de preguntar. ¿Qué hacías el otro día en la academia?
La joven Sarah carraspeó.
-Tenía que ver a mi prometido.
-Oh... Así que al final has accedido.
-¿Tenía elección?
-Hay otras formas, pero no seré yo quién te las diga.
-¿No es imposible no amarla?
-Para mi no lo es.
-Podría haberme enamorado de ella con lo que me han explicado...
-Es mi turno de preguntar.
-¡No se vale! Lo de antes no era una pregunta de las de verdad -Dijo Sarah haciendo pucheros.
-¿Porque tienes tanta curiosidad sobre lo que siento por ella?
-Porque eres la única persona que conozco que tiene un compromiso y sé que serás sincero conmigo.
Al escuchar la respuesta Tyneth sonrió amargamente.
-¿También estás mareado?
-Vale, es tiempo de parar con las preguntas. -Dijo Tyneth mientras se levantaba.
-Pero estaba siendo divertido -Sarah agarró suavemente la manga del joven.
Tyneth suspiró y se volvió a sentar.
-Una última pregunta, debes responderme. -Dijo serio.
-¡Claro!
-¿Qué haces aquí?
-Vivo aquí.
Con esa respuesta la mente de Tyneth hizo click, conectó las cartas misteriosas de Liam, la visita inesperada de Sarah buscando consejo, la razón de su compromiso y toda la situación de los condes de Neira.
-Vale, pues ahora vas a subir a tu cuarto porque tienes la cara bastante roja. ¿Has bebido mucho? -Dijo mientras se levantaba de nuevo.
-No te vayas -Sarah volvió a tirar de la manga que no había soltado.
-No, la que se tiene que ir eres tu.
Sarah abrazó el brazo de Tyneth, quedando sus caras bastante cerca sin saber que alguien los estaba viendo a lo lejos.
-No quiero, me lo estaba pasando muy bien.
-Sarah, deberías soltarme.
-¿Porque?
-Si nos ve alguien, podría malinterpretarlo.
-Me da igual.
-¿Te da igual que piensen que tenemos una aventura? -Dijo ligeramente sorprendido y extrañado.
-Sí.
Con esa afirmación tan contundente y esa terquedad, Tyneth tuvo que pensar su respuesta para convencerla de regresar a su dormitorio o al menos para que le soltase el brazo. La observó unos segundos y ella le mantenía la mirada casi todo el tiempo.
Cuando Sarah no le miraba a los ojos le miraba a los labios y dijo para sí misma en voz muy baja: -Nunca he besado a nadie...
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Comments
yasna rojas
A mi me parece la prota un a niñita mimada y caprichosa su prometido no ha sido malo con ella y la ha respetado me cae mal
2023-04-22
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