Olivita ha pasado la luna de miel, y su espíritu se ha llenado de fe y amor por lo espiritual. Va a misa con las señoras de su casa y vecindario, dejando a Dagoberto desesperado por estar en la cama, mañana, tarde y noche.
—A este paso–, le había dicho el cura a su padre–, vuestra hija va hacer muchachos a cada diez meses.
Efectivamente.
De pronto, a Olivita le han venido náuseas y está demacrada.
Es embarazo, levantaron la voz, las amigas y vecinas.
—Olivita está embarazada, ese Dago, no le da hora de vida, van a ser hermosas las crías, le están poniendo bien las orejas y perfilando la nariz a cada día, y esos ojazos van a salir bellos...–. Dijo una amiga a la joven costurera del barrio central.
—Dago es lindo –. Aseguró–;Y en la cama sabe cómo hacer feliz a una mujer. Y lo hace con todo su vigor.
—¡Comadre! – exclamó la repostera delante de la tejedora de crochet y asadora de puercos.
—¿Acaso vos lo conoces?
— Claro que sí, Olivita me lo ganó, pero, voy a estar próxima toda su vida... es fenomenal, dulce, cariñoso, ay, es el mejor hombre de!!! aquí.
— La verdad que es lindo–Aseguró la repostera.–Yo lo miro nomas; Tengo ya mi hombre, pero me agrada. Él también me mira, es un pícaro de cuenta.
—Cuidado ché. si va ser amante de alguién, será solamente mío.
— Vamos, vamos, debemos acabar la torta, el vestido para Olivia y el chancho que ya están pelando. Ese cumpleaños del Alcalde, va a ser muy bonito y hay que atender bien. El vestido de su mujer estará bonito, ¿cómo te va en con la pechera de encaje?
—Está perfecto, míralo–. Dagoberto se rasura y desde allí, mirando en el espejo, al fondo del pasillo de la entrada, nota que están empujando la puerta de dos hojas.
— ¿Quién es? – pregunta en voz alta.
Va hacia la sala, y camina por el pasillo que lleva a la puerta de entrada a esa casa. Larga de fondo pero angosta.
Sin camisa y la bragueta abierta, abre un poco más la puerta, y es cabalmente la costurera Casilda.
—Traje, el vestido de tu mujer, que me encargó para la fiesta de esta noche.
—Ella no está.
—Vaya, te has vuelto arisco. Dónde está tu mujer.
—Está en la parroquia, fue a ver la comisión que le tocará para los festejos...
—¿No me invitas a pasar? además no te voy a entregar el vestido sino lo miras, para que no digas que te lo pasé, sin mayores explicaciones.
—Pasa, ya, que sos tan reclamona.
Dago no se inmuta y abre la puerta. Ella ingresa al pasillo de entrada y él cierra de inmediato.
—Qué quieres. decime, yo no se nada de trapos femeninos, solamente sé desvestir mujeres.
—Ay, no seas bruto... no me jales así.
—Mira, cómo paras com la bragueta abierta. Estas muy caliente, muy degenerado...
—No molestes con tus discursillos morbosos. Vení... Ahora mismo y aquí mismo.
La apoya en la pared del pasillo y casi le destroza la ropa interior... le hace el amor apoyados casi en la puerta. Casilda se aferra a los picaportes de arriba y estos suenan mientra ella lo disfruta y Dagoberto, se baña en transpiración.
— Sos linda para hacerlo en parado. Le dice, bombeando toda su virilidad dentro de ella.
Pero de pronto que acaba, se acabó todo. No hay más besos
Se acomoda el pantalón. Sigue la bragueta abierta.
Casilda quiere poner los botones a cada ojal. Pero lo deja así.
—Mejor no toco tu bragueta. Así que quede, por ahí tu mujer se da cuenta de que alguien te la cerró. Eres un arrecho. Chau. Vuelvo más tarde con el vestido. Supongo que van a ir a la cena del Alcalde.
—Chau... ah oye... y mejor no me mires tanto. En el matrimonio, me ibas a comer con la mirada. Ya soy casado.
- Pero no capado, amor... no te voy a dejar en paz... la vida entera. Vos me rajaste, ahora vas a ver, la cobranza será larga.
- Ya, ya, ya... te voy a dar gusto siempre, pero no me mires mucho... ándate que por ahí viene esta...
En la parroquia, una muchacha ingresa al salón en que se realiza una reunión de fieles para organizar las actividades del mes.
- Olivita está vomitando.
Varias mujeres van hacia la parte interior de la parroquia y efectivamente, la mujer de Dago, está botando los diablos.
- Ay, ay - se queja tocando su vientre.
- Fuerte te ha venido tu embarazo - le dice Piba, ayudándola y secándole la boca y limpiándole la falda.
- Ay, eso es lo que no quería.
- Esa es nuestra condición, de ser mujeres, luego madres- expresa Piba y la apoya en su hombro para caminar de vuelta a la reunión. La sienta y le trae un vaso de agua, mientras el cura y unas monjas reinician sus diálogos.
Ah... qué me pasa, piensa Piba, siente que el piso se le ha movido. Le asqueó el olor del vómito y camina hacia el patio posterior a las torres de la catedral. Quiere aire, precisa aire, qué le pasa, un mareo de pronto... una arcada... Ay, no, no puede ser - piensa Piba, Dios mío, santo sepulcro. María madre mía, estoy...estoy embarazada ¿yo también? Es la misma fecha... Y ahora qué hago.
Mientras tanto, como mandada:
- ¡Oiga joven... joven! - grita Doña Genoveva a Rigoberto, que lo ha visto pasar y detenerse casi en la esquina de la plaza.
Rigoberto gira para verla y le pregunta si es a él al que habla. Camina lentamente por la calle de tierra. Levantando polvo con sus botas de hacendado. Son las diez de la mañana y el sol está casi encima.
- Buenos días, doña Geno, ¿que se le ofrece?
- Buenos días, y no me diga Geno, ese apodo solo para mis familiares.
- ¿Acaso yo no soy su familiar?
- ¿Familiar mío?
- Claro, si yo he vivido en esa su casa.
- Sí claro, y bien la conoces...
- ¿Cómo dice usted?
- Que conoces esta casa muy bien, realmente.
- No sé qué insinúa señora Geno.
- Mira, o mire usted... yo soy muy respetuosa por eso le pido, que usted, valore a la mujer y le de, el respeto que se merece.
- A qué viene ese discurso.
- A lo que sabes.
- De una vez señora, dígame.
- Bueno, mejor entonces, mira, ¿esto de aquí, esto es tuyo? - La señora abre una bolsa y le muestra.
- Qué es eso...
- No quiero entrar en detalles. Si los vi o si no... solamente, decirte, que, es la prueba que tengo, para que no te niegues, que te has aprovechado de mi sobrina.
Rigoberto, retrocede como si haya visto la cara del diablo. Se aleja.
- Venga aquí... cobarde, abusivo...
- Cállese, vieja...
- No te vas a salir con la tuya, igual de pícaro como tu padre, esta vez no se van a reir de mi familia.
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Comments
José Luís DURÁN
Es necesario que las novelas escritas por latinoamericanos, tengan más sabor de los países de donde son los escritores. No se crea que los escritores deben tratar temas en las que la ambientación sean los paises del primer mundo y los personajes sean todos de esas potencias. No olvidemos cómo llegó Gabriel García Marquez a ser premio nobel de literatura: Macondo un pueblo imaginaro en Colombia y sus personajes la mayoría locales. Ese ejemplo es primordial para los autores latinos. Es solamente una sugerencia.
2022-08-30
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