Capítulo 4: Puertas cerradas

Papá cumplió con su promesa, cada lugar que visite, rechazo mi hoja de vida, algunos argumentaban que estaba sobrevalorado para el puesto, otros que me llamarían, aunque yo sabía que no lo harían, ahora no sé que hacer, esto es desesperante, tengo una niña que mantener y no tengo dinero para hacerlo.

Por el momento la única solución que me queda es vender este auto, y sobrevivir por unos meses con el dinero de la venta, Sofía necesita algunas cosas, juguetes, una buena cama, ir a la escuela, no sé que pueda necesitar, esto es lo más difícil que me ha pasado en la vida.

Voy en camino hacia la casa de Katherine, es muy cerca al apartamento de mamá, ella ha sido una gran ayuda, pero creo que me va a tocar prescindir de sus servicios, en este momento no tengo como pagarle y no sería justo con ella.

Después de bajar del auto escucho risas dentro de la casa, al parecer son Katherine y Sofía, me alegra que mi hija sea feliz, aunque aún no sé cómo acercarme a ella, toco la puerta y abre un pequeño niño, la verdad llevo años trabajando con Katherine, pero nunca le he preguntado por su familia.

-Buenas noches, esta Katherine- pregunto.

-Si claro, pase señor, ella está en la sala con Sofía- responde el niño

Al entrar veo que la niña está sentada en las piernas de Katherine, ambas están muy concentradas viendo una película, se ven tan felices, la cuida como si fuera su madre y apenas la conoce.

-Una disculpa me tardé más de lo esperado- digo interrumpiendo la película.

-Señor, buenas noches, no se preocupe, para mi familia y para mí fue un placer tener a Sofía con nosotros- responde Katherine con una sonrisa.

-Gracias por cuidarla, ven Sofía vamos a casa, tienes que dormir ya es tarde- digo.

-Si papá, gracias Katherine- dice Sofía dándole un abrazo.

-Esperen, vamos a merendar, quédense con nosotros, mamá va a estar feliz de que nos acompañen- dice Katherine

-No quiero molestar más- le respondo.

-No es molestia pasemos al comedor- dice Katherine.

— Mamá tenemos visitas, te presento a José Luis Montero, mi jefe-

- Es un placer conocerlo, soy Juana, pero todos me dicen Juanita, es usted un hombre muy guapo- responde Juanita.

-Mamá por favor- dice Katherine.

-Buenas noches, señora, es un placer conocerla, gracias por cuidar a Sofía- le digo con una sonrisa.

-Es un placer es una niña encantadora, pasen al comedor, ya sirvo la merienda- dice Juanita con una amplia sonrisa.

A la mesa llegaron otras personas, la familia de Katherine es numerosa, no lo sabía, todos son muy amables, yo podía notar la felicidad en la cara de mi hija, esta familia le hizo mucho bien.

-Señor José Luis, le presento a mis hijos, Katherine mi hija mayor que usted ya la conoce, Tatiana mi segunda hija que es profesora en la escuela que queda acá cerca, y el pequeño David que tiene la misma edad que Sofía- dice Juanita.

-Es un placer conocerlos- respondo.

La noche fue muy amena, la merienda estaba deliciosa, hace muchos años no compartía la mesa con tantas personas, Katherine ayudaba a Sofía con su comida, mi hija sonreía, nunca había visto a Katherine tan hermosa como esa noche (que locuras estás pensando José Luis), ya era el momento de regresar a mi realidad, a seguir pensando que voy a hacer con mi vida.

-Buenas noches a todos, muchas gracias por la merienda, estuvo delicioso- digo a toda la familia.

-Fue un placer joven, vuelva cuando quiera, tu también Sofía, recuerda que vamos a ir al parque con David- dice Juanita dulcemente.

-Gracias abuelita- responde Sofía con un fuerte abrazo.

Katherine nos acompaña hasta la puerta del auto, Sofía se sube y yo me quedo afuera hablando con ella por un momento.

-Está bien señor, lo noto preocupado-

-No Katherine, no te preocupes, pero necesito hablar mañana contigo a primera hora si no hay problema- le digo.

-Si señor, mañana nos vemos temprano, que pasen buena noche-

-Gracias, tu igual- digo subiéndome al auto.

Katherine...

– Límpiate hermana, ja, ja, ja, se nota que tu jefe te gusta- dice Tatiana.

-No digas eso Tatiana, como crees que un hombre como él se fijaría en mí- le digo.

-No digas eso hermana, eres una mujer hermosa y muy trabajadora, ven vamos a dormir, para que sueñes con tu guapo jefe- dice Tatiana.

Mi hermana y yo nos preparamos para dormir, las palabras que ella me dijo se quedaron en mi mente por un buen rato, pero es imposible, el señor José Luis nunca se fijaría en mí, él es mi amor imposible.

Aunque él lo niegue sé que algo ocurre, aprendí a conocerlo después de tanto tiempo trabajando para él, y ahora esta Sofía, no sé por qué, pero siento algo muy lindo por esa niña, me hace tan feliz, solo espero que todo salga bien con ellos, poderlos seguir viendo así sea como una simple empleada.

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