Capítulo catorce.

Mason

Regreso mi mirada al lugar donde estaba sentada momentos antes, vi que había sacado algo de su bolsa, miro sobre la mesa lo que dejo y es una caja que me parece familiar. Me acerco hasta la mesa, olvidando que mi abuelo está cercas. Tomo la cada de regalo que vi hace unas horas, estoy seguro de que es la misma. No sé qué pensar mientras abro el regalo.

Entonces descubro la bufanda que horas antes Stacy había comprado en la misma tienda donde nos topamos, el estampado, el color, todo es como del gusto de mi abuelo, es un diseño muy adecuado para él. Es en ese momento en que me doy cuenta de mi estúpido error.

Stacy no había ahí para comprarle un regalo a su joven novio, ella fue para conseguirle un regalo de cumpleaños a mi abuelo.

Desde que me casé con Stacy, siempre pensé mal de ella, de esa forma, nada de lo que hiciera o dijera podría lastimarme, esa fue mi manera de actuar, era lo que necesitaba hacer para que no me decepcionará más. Stacy nunca fue de mi agrado. Tampoco le agradó a mi familia, pero el abuelo McGraw y ella eran muy cercanos.

Siento a alguien detrás de mí y encuentro a mi abuelo que me quita el regalo que le pertenece, que él debió de abrir, pero que me tome el atrevimiento para ser yo quien lo abriera.

—¡Oh! —mi abuelo exclama emocionado, quita la caja y saca su bufanda—. Debe ser un regalo de Stacy —sonríe enternecido—. Esa niña siempre ha tenido un buen gusto para la ropa, ¿no lo crees, Mason? Nunca te vi mejor vestido que durante esos tres años que estuviste casado, Stacy elegía tu ropa, ¿no es así?

—Sí. Así fue —aunque siempre me quejaba de sus gustos, al final, terminaba usando lo que ella preparaba para mí, a pesar de que veía sus gustos con mucho horror, muchas personas halagaron mi vestimenta y mis supuestos gustos.

—Stacy siempre ha sido tan linda —susurra con pesar, ignoro lo que sea que me quiera decir, me giro y salgo corriendo—. ¿Mason? —corro fuera de la casa y me detengo en la entrada, buscando con la mirada a Stacy, no debió ir muy lejos.

Por suerte la encuentra en la entrada de la villa, debe estar esperando a que pase un taxi. Estando a mi favor este momento y este lugar, tomar un taxi por esta zona es muy difícil, todos los que viven en este distrito son personas con dinero, no necesitan de taxis, tienen autos y choferes, tienen muchas posibilidades para transportarse de un lugar a otro y con toda la comodidad que quieran.

Por lo que, para conseguir un taxi, debería caminar a una avenida, si tiene suerte podría encontrarse con uno, pero he llegado antes de que eso ocurra. Corro hasta la entrada de la villa, abren el portón de la entrada para que pueda pasar.

El ruido atrae la atención de Stacy. Se gira para verme y su expresión no es la mejor, aunque solo veo desinterés, también veo un poco de fastidio en su mirada. Llego hasta ella y le digo la verdad.

—Lo siento —sus ojos se agrandan, supongo que la he tomado por sorpresa.

—¿Qué?

—Lo lamento. Parece que entendí mal la situación desde que nos encontramos en la tienda de ropa, lamento haberte ofendido de esa manera. No pensé... no se me ocurrió que podría ser un regalo para mi abuelo... y que hayas venido hasta aquí... fue muy narcisista de mi parte pensar que viniste por mí —luce un poco incómoda, al final asiente.

—Está bien. Gracias, por disculparte —vuelve su vista a la calle vacía, no creo que encuentre un taxi y como modo de disculpa sigo hablando.

—Puedo llevarte —sus ojos se agrandan y voltea a verme.

—¿Perdón?

—Por favor, deja que te lleve. Es mi modo de disculparme —parpadea varias veces antes de responderme.

Stacy

De todo lo que pude imaginar que me diría, jamás imagine que vendría a disculparse. Sin duda me tomo por sorpresa y de alguna manera agradezco que se haya dado cuenta de su error, pero tampoco voy a permitir que se quiera tomar tantas libertades conmigo, a pesar de que se ha disculpado, creo que hay más cosas de las que debería disculparse, en estos momentos, sus disculpas no me sirven de nada.

Cuando Mason y yo peleábamos estando casados, siempre fui yo la que se disculpó, aunque no debió ser así. Me sorprende que haya tomado la iniciativa en este caso y de verdad acepto su disculpa actual, se dio cuenta de su error, lo agradezco, pero...

—No —respondo de inmediato. Sus ojos se agrandan y señala el interior de la villa.

—Puedo llevarte, Stacy. Por favor, es mi manera de disculparme —no, no se dio cuenta de su error, respiro hondo y vuelvo a negarme.

—Acepto tus disculpas, en serio, pero no necesito que me lleves —vuelvo a ver hacía la calle vacía, que mala suerte estoy teniendo el día de hoy.

—Stacy, por favor. Deja que te lleve. No hay forma de que consigas un taxi en este distrito, no seas tan terca y sube al auto —el auto ni siquiera está cercas. Cuando me daba órdenes así, yo las acataba sin ninguna queja, las cosas han cambiado y aunque se disculpó, creo que su disculpa está un poco vacía. No parece saber de qué se está disculpando.

—En serio, no es necesario —me enfado un poco por su insistencia que bien puede estarse escuchando como una orden—. Prefiero caminar hasta encontrarme con un taxi antes que subirme a tu auto —se queda boquiabierto, de nuevo, se sorprende por mi actitud hacía él.

Me hizo enojar de nuevo.

—¡Stacy! —giro mi cabeza y volteo a ver al abuelo McGraw, que le está diciendo algo a su chofer que sube al auto y lo echa andar—. Por favor, deja que mi chofer te lleve, hija —de verdad que el abuelo McGraw me conoce bien. El auto se detiene frente a mí, Mason me mira con cierta molestia, subo al auto y cierro la puerta.