Capítulo ocho.

Stacy

—Ya que estás de regreso, podremos comenzar en cualquier momento para dar a conocer los futuros trabajos —asiento levemente, leyendo las propuestas—. ¿Hay algo que quieras cambiar? —me pregunta, preocupándose por mi opinión, aunque él es el jefe. Leo por última vez la propuesta y sonrío emocionada.

—Luce increíble, gracias por esta oportunidad, presidente Ralston —confieso, me siento muy emocionada por trabajar, es una gran oportunidad que no debo desperdiciar. Aunque tengo algunos guiones y he ayudado a otros guionistas, a pesar de haber estado en el extranjero por un año, esto me sirvió demasiado y aparte me dieron oportunidad que no estoy segura de que todos tengan.

Ron aplaude y se recarga en el sillón, luciendo más relajado, cambiando su expresión por una más agradable, no es que su expresión de negocios sea una mala, pero es intimidante y es difícil de leer, así que agradezco el cambio de ambiente.

—Me gustaría que comenzaras a trabajar desde ahora —sonríe divertido y eso me causa una pequeña risa, que luego callo cuando veo su expresión, ahora luce un poco preocupado y algo tímido, algo que jamás me espere de Ron Ralston, un magnate seguro de sí mismo y con una gran visión empresarial.

—¿Algo te preocupa? —le pregunto, divertida, verlo actuando tímidamente es muy divertido, junto los papeles que esparcimos en la mesa para poder leerlos, los voy acomodando mientras escucho lo que sea que me tenga que decir.

—¿Viste al presidente McGraw? —su pregunta me sorprende unos segundos, en los cuales dudo un poco al momento de acomodar las hojas, sin embargo, me repongo tan rápido que debió ser difícil de darse cuenta. Asiento, para responder a su pregunta.

Eso parece ponerlo nervioso y algo tenso, ya que se inclina hacia mí, colocando sus codos contra sus rodillas y mirándome fijamente, como si quisiera disculparse con su mirada.

—Seré sincero contigo. El presidente McGraw decidió invertir en un nuevo drama que estaremos desarrollando y patrocinando, como sabes, desde antes de que llegarás, sabíamos que una vez estuvieras en el país, te metería en algún proyecto como guionista principal...

—Lo entiendo —solo le digo eso, para que continue, ya que se ha callado, como si esperará mi aprobación para seguir hablando.

—Quiero que te hagas cargo del proyecto, siendo tú la guionista. Esos son mis deseos egoístas, ya que te he visto, he leído tus guiones y no sabes la emoción que me hace sentir tenerte aquí, queriendo explotar tu habilidad y darte a conocer a todo el mundo.

>> Pero no quiero que mi egoísmo te afecte de alguna manera.

>> El proyecto que tomarás será invertido por el presidente McGraw. No quiero que esto afecte tu trabajo, por eso espero que seas honesta conmigo y me digas si eres capaz de tomar esta carga que te estoy poniendo.

Me sorprende que haya pedido mi opinión, en otras ocasiones o empresas me habrían obligado, porque está estipulado en un contrato, la empatía del señor Ralston sin duda alguna no se puede encontrar en ninguna otra empresa.

—Me sorprende que le llame egoísmo a su visión empresarial —le sonrío y eso parece relajarlo, antes de que continúe hablando—. No hay motivos por los que deba involucrar mis sentimientos con mi trabajo, descuide presidente Ralston. De ninguna manera haré algo que pueda dañar a la empresa o el proyecto.

Pienso unos segundos antes de decirle todo lo que quiero decir, aunque no sé si es correcto contarle esto a mi jefe, pero somos casi como amigos o eso siento yo, al menos que me haya equivocado.

—Aunque he tenido algunos trabajos como guionista, sigo siendo una novata en esta industria, comparada con otros guionistas grandiosos —me encojo de hombros—. Está claro que no puedo desperdiciar está oportunidad.

>> Este proyecto será la catapulta que me mandará a la fama, seré reconocida por mi trabajo... —respiro hondo—. En serio, quiero trabajar en este proyecto, y no dejaré perder está oportunidad únicamente porque mi exesposo escoria es un inversionista.

Creo que dije demás, pero me relajo cuando escucho al presidente Ralston reír, asiente divertido y me mira encantado, como si me respuesta fuera la que quiso escuchar desde un inicio, eso me hace sentir un poco tímida, el hecho de que haya creído en mí me pone tímida.

—¡Me encanta esa mirada! ¡Esa respuesta...! —exclama y sigue aplaudiendo mientras se sigue riendo, se calma poco hasta que me dirige una linda sonrisa, una llena de orgullo, es esa mirada que pocas veces he visto en mi vida—. Me alegra saber que no te dejarás intimidar por nada, ni siquiera por el pasado.

>> Entonces, Stacy, por favor hazte cargo del proyecto —asiente y ahora veo cierta decisión y admiración, siento una emoción cálida que se expande desde mi pecho hasta mi cuerpo.

Nos quedamos en silencio, cada uno sopesando lo que acaba de pasar, creo que no me dirá nada más, pero sigue hablando, se ve más tranquilo que antes.

—Cuando te conocí, hace un año —murmura, mi ceño se frunce un poco, ¿qué tiene que ver eso ahora mismo? No quiero interrumpirlo, me da curiosidad saber lo que me dirá, suspira y me observa con cierta preocupación, como si recordar mi yo de hace un año, aún le generará preocupación—. Tenías tus ojos llenos de cansancio y dolor por un matrimonio sin amor —parpadeo varias veces seguidas, está claro que no me veía bien en ese tiempo—. Ahora hay brillo en tu mirada, hay esperanza y confianza en ti misma.

>> Stacy, son estos cambios, esas situaciones difíciles, las que te harán crecer como guionista y como persona. Creo que harás bien tu trabajo —se me hincha el pecho, de una sensación de orgullo.

Pero dejando de lado eso, todavía tengo algunas dudas.

—Entonces, si me haré cargo del guion, ¿puedo saber quiénes serán los actores principales del drama? Y... —dudo, pero no tiene nada de malo preguntar—. ¿Kristel Davies será parte del drama?

No es que le tenga odio o rencor a Kristel por ser... lo que sea que es de Mason, eso ya es cosa del pasado, no puedo culpar a Kristel de todo, cuando Mason también tuvo algo que ver, tal vez ella lo manipuló, pero Mason fue el que dijo todas esas palabras, el que me hizo todo ese daño.

No la culpo a ella y mucho menos le guardo rencor, sería una pérdida de tiempo.

—No me malentienda, señor Ralston, solo necesito saberlo de antemano, para saber qué hacer —le sonrío, de manera incómoda, el señor Ralston, no luce sorprendido.

—No. Kristel Davies ha pasado mucho tiempo sin salir en la pantalla, esta semiretirada, puede que se siga preparando para casarse con el presidente McGraw —me sorprende un poco que no se hayan casado todavía. El presidente Ralston luce distraído con otra cosa, como si ese tema fuera de lo menos importante.