Capítulo seis.

Kristel

Hay mucho caos en toda la sala, debido a la repentina noticia de una esposa desconocida y de un divorcio apresurado, todos dirigen sus preguntas a Mason, su familia y a mí, debido a que fui yo con quien entró a la celebración.

No puedo hablar con ninguno de ellos, porque mi único interés es llegar hasta donde está Mason, pero los periodistas me acorralan, no puedo entender lo que me dicen, tampoco puedo ver bien debido a las luces, estoy acostumbrada a esta clase de atención, pero ahora se siente muy abrumadora.

—Cualquier pregunta que tengan, deben hablar primero conmigo, ahora mismo, la señorita Davies no responderá a nada —mi representante responde por mí, gracias al cielo que nunca se aleja de mí, me saca de ese horrible lugar y me señala una puerta que está a lado del escenario, ya no veo a Mason por ningún lado, además de que no tengo la oportunidad de buscarlo debido a los reporteros que insisten en llegar hasta mí.

—¡Kristel! —me giro, ante una voz conocida, el sonrío a la madre de Mason, quien se acerca a mí y me guía hasta el mismo lugar que mi representante señaló—. Querida, ve con Mason, debe estar en cólera, nosotros nos encargamos de esto —me sonríe y me da un pequeño empujón, asiento y antes de alejarme, alcanzo a escuchar un murmullo—. Maldita Stacy, esa zorra... —mientras me alejo, contengo con todas mis fuerzas la sonrisa de burla que se me quiere escapar.

Llego hasta la pequeña habitación, donde hay mucha paz comparada con el lugar del otro lado, cierro la puerta detrás de mí y veo a Mason que está caminando de un lado a otro, hablando por teléfono.

—¿Sabías de esto? Abuelo, no mientas... la única persona que se pudo haber puesto de su lado eres tú... —llego hasta pararme enfrente de Mason, quien se sorprende de verme—. Hablaremos después —termina la llamada y guarda su celular en el bolsillo de su pantalón, acorto la distancia y lo abrazo.

Oculto mi rostro entre su pecho y ahora sí, sonrío, libero toda la euforia que siento.

—¿Estás bien? —pregunto en un susurro, solo para que no note mi felicidad.

Al fin, el único obstáculo que se entrometía entre Mason y yo, está fuera. Siempre he amado a Mason, desde el momento en el que lo conocí, sin embargo, debido a mi carrera y a mis intenciones de sobresalir en esta dura industria, necesitaba concentrarme, necesitaba que la gente comenzará a hablar de mí, diciendo que Mason había conseguido mi fama para mí, cuando todo eso era mentira.

Quería llegar hasta la cima, para estar a la altura de Mason, y cuando al fin llegue hasta ese desolado lugar, Mason ya estaba casado. Sentí tanto odio hacía la mujer que había engañado y engatusado a Mason, él me contó lo que esa maldita zorra le hizo, no puedo creer que haya creído que Mason se fijaría en ella solo porque durmieron una vez.

—¿Tú estás bien? Debes estar preocupada, pero descuida, nada de esto te afectará. Conseguiré de alguna forma que nadie intente lastimarte, ¿de acuerdo? —asiento y lo sigo abrazando, porque ahora es difícil contener todas mis emociones.

Al fin, lo logré. Llevó años intentando que Stacy Thames dejé a Mason o viceversa, sin embargo, Mason siempre se negó a darle el divorcio debido a su abuelo, pero ahora que ella lo ha solicitado enfrente de todos, no hay forma de que Mason se niegue.

Todo esto es gracias a la madre y hermana menor de Mason, gracias a la familia McGraw que me dio su apoyo incondicional en cuanto a reconquistar a Mason, fue gracias a mí que su relación solo era más alejada y empeoraba con el pasar de los días, añadiendo que logré que Mason sintiera asco por Stacy Thames.

No importa qué tan agradable haya sido, ella no podía quitarme mi lugar, ni en el corazón de Mason, ni en la familia McGraw, todos ellos me adoran y me prefieren a mí, a excepción del abuelo de Mason, pero después me haré cargo de él. Haré que toda la familia McGraw me amé y se olviden de Stacy, aunque... ¿quién podría recordar a una esposa fantasma?

—Mientras que esté contigo, no importa lo demás, Mason —susurro. Ahora nadie podrá separarnos. Solo un poco más y Mason será todo mío.

Stacy

En cuanto salgo de la fiesta, a pesar de todo el ruido que escucho detrás de mí, nadie me sigue, supongo que sigo sin ser importante a pesar del desastre que acabo de causar, sonrío emocionada, supongo que todavía es la adrenalina que siento de haber estado ahí enfrente de tantas personas, enfrentando a Mason y dándole solo una pequeña probada de lo que me hizo.

En cuanto salgo del salón, lo primero que veo es un auto deportivo rojo, con vidrios polarizados, y posando como una verdadera modelo, se encuentre Bella, lleva unos lentes oscuros y ropa que le queda de maravilla, unos pantalones ajustados de cuero, una blusa negra, unas botas y una chaqueta mezclilla, su cabello suelto, siempre entendí por qué Bella era una estrella, pareciera que nació para ser una.

—Vaya, estás que ardes, mujer —me dice Bella, en cuanto me ve, llegó hasta ella y sonrío, Bella estira su mano y me muestra la llave del auto—. ¿Quieres conducir? —arqueo mis cejas—. El día de hoy iremos a un bar a celebrar. Este día debe quedar registrado en la historia.

>> Stacy Thames, ardiente esposa, pide el divorcio de su miserable y patético esposo —extiende sus manos como si hablará del enunciado de una noticia, me río y tomo las llaves—. Traje ropa para que te cambies, está en los asientos de atrás —asiento y subimos al auto, arranco y me siento tan libre dejando todo atrás.

Bella y yo vamos a celebrar por el regreso de mi soltería, nos embriagamos, apagó el teléfono, olvidando los problemas que mañana me explotarán en la cara, pero que ahora disfruto de ignorar.

—¡Maldito Mason McGraw, eres una escoria! —grita una Bella muy ebria, me río y yo también grito.

—Iré a orinar, creo que mi vejiga va a explotar —susurro, me alejo de Bella que está bailando y bebiendo alguna misteriosa bebida. Llego hasta el tocador de mujeres, por suerte está casi vacío, entro a un cubículo para orinar y cuando salgo, estoy completamente sola.

Me veo en el espejo largo y completamente limpio, mientras lavo mis manos y las tallo con jabón.

Mientras hago eso, miro mi rostro, mi sonrisa luce deslumbrante, pareciera que ya no tengo nada de qué preocuparme, pero mi ignorante corazón se ha olvidado de todo el bien que esto nos hará.

Mis ojos se llenan de lágrimas y antes de derramar alguna, respiro hondo y cierro mis ojos unos segundos.

—Lo estás haciendo bien, Stacy... está fue una buena decisión... —me susurro a mí misma, quiero dejar de sufrir, quiero dejar de llorar por alguien que no aprecia nada de lo que hago, pero a pesar de eso, aunque sé que Mason nunca me mereció... sigue doliendo, porque lo amo tanto.

Estoy a punto de deprimirme y llorar en un baño público, cuando respiro hondo y abro mis ojos.

—Hoy es el último día de la estúpida e ingenua Stacy Thames. Mañana... mañana será el comienzo de una nueva yo, una yo que se ama y que es feliz —asiento para mí misma, convenciéndome de eso y saliendo del baño. Me voy a embriagar y no llegaré a ningún lado está noche.

Me duele la cabeza, a pesar de que me siento enferma y echa un asco, he logrado levantarme temprano, me di una ducha, no alcance a comer nada porque estaba enferma del estómago, tomar tanto alcohol de repente fue dañino. Pero a pesar de mi situación, estoy presente a unos abogados que presentan los documentos de divorcio, cada uno firma lo que le corresponde.

—¿Está segura de que no quiere aceptar nada del señor McGraw, señorita Thames? —me pregunta mi abogada, ni siquiera miro a Mason, a pesar de que siento su firme mirada en mí, solo veo a su abogado y a mi abogada.

—No quiero nada, gracias. Solo espero no volvernos a ver —susurro, hablar demasiado fuerte hará que me duela la cabeza.

Los abogados aceptan, terminamos de firma y se despiden de nosotros.

—Oficialmente están divorciados —anuncia una mediadora, asiento y salgo de las oficinas, ni siquiera le dirijo la palabra a Mason, la primera persona a la que veo es a Bella, quien me sonríe, lleva lentes de sol, pero no se ve tan enferma como yo.