Sombras De Mí Destino.
(Qué hacer si perdemos al amor de la vida por una enfermedad incurable, esta novela cuenta mi historia de amor, sufrimiento y dolor al perder a mi esposo Andrés)
Un par de años atrás yo era una mujer felizmente casada con Daniel, mi primer y único amor hasta ese entonces. Veinte años de matrimonio y dos hermosas hijas, las cuales son mi orgullo y alegría.
Mi nombre es Ángela, me describo como una mujer sencilla y conservadora. Tengo una bonita figura delgada, solo por genética, mis ojos son color miel, mi pelo es rubio oscuro y mido un metro setenta.
Tengo unas hijas preciosas que son mi vida, Laura de 17 años y Sofía de 12 años y hasta ese entonces un marido perfecto.
Pero todo cambió cuando un día encontré un mensaje de una mujer en el teléfono de mi esposo, el qué decía "Te extraño y deseo que se vuelva a repetir lo de ayer."
¡Dios mío! Mi corazón empezó a latir muy rápido, sentía que toda mi vida era una mentira y qué mi esposo al que me entregué por completo era un mentiroso, farsante y desgraciado (No lo puedo explicar con otras palabras.)
En ese momento decidí quedarme callada y hacer que no sabía nada, pero sin que nadie se diera cuenta comencé a investigar y a seguir a Daniel, porque necesitaba saber si era verdad que mi marido tenía una amante.
Con el transcurso de una semana de revisar su teléfono y seguirlo sin que él se diera cuenta. ¡Lo encontré con una mujer!, teniendo sexo en su carro, en ese instante no pude ver bien a la mujer, porque estaba de espaldas sobre él.
No sabía qué hacer en ese momento, si me marchaba del lugar sin decir nada y después le hacía un escándalo en la casa me trataría de loca y negaría todo. O si hacía un escándalo en frente de ellos, mi descontrol me enviaría a golpear a los dos y quedar también como una loca.
Así que tomé la decisión de que me vieran, juro que me controle y solo dije "¡Estás muerto para mí.!" Me subí a mi carro y me fui del lugar.
Manejé durante varias cuadras y me detuve. Ahí me di cuenta de que mi corazón se rompió y me largue a llorar. Mi mundo se había quebrado, en mi mente pasaban todos los años que me sacrifique por nuestro matrimonio y que dejé de lado todo lo que a mí me gustaba hacer por nuestra familia.
Qué idiota me sentía, qué pena me daba yo misma, porque ese vacío que se siente, no se puede explicar con palabras, puesto que ese dolor duele hasta el alma.
Después de llorar por un largo rato, me fui a mi casa. Al llegar mis hijas me ven llorando y me preguntan qué me sucede, y sin rodeos les dije que había encontrado a su padre con otra mujer. No las quise hacer sufrir, pero creo que es mejor siempre ir con la verdad por delante.
Sí, les dejé muy claro que su padre las amaba por sobre todas las cosas y lo que nos sucedió como pareja no tenía nada que ver con el amor que su padre les tiene a ellas.
Recuerdo como si fuera hoy que entré a mi habitación y saqué toda la ropa de Daniel del closet y la coloqué en varias bolsas de basura y esperé sentada en la cama hasta que él se dignara a aparecer.
Un par de horas después sentí abrir la puerta de la calle y miro por la ventana, era él. Pero antes de que pusiera un pie en la casa salí con las bolsas de basura que contenían toda su ropa y se las dejé caer a sus pies. Y le dije:
_ ¡Pienso que ya no tienes nada que hacer aquí! _ le digo con voz firme.
_ Tenemos que hablar Ángela _ responde y yo me largo a reír.
_ Con lo que vi las palabras sobran. ¿Te das cuenta de que me estabas siendo infiel? ¿Sé bien hombre y dime cuánto tiempo que estás con ella? _ Daniel se quedó callado.
_ Por favor lárgate, más adelante veremos qué pasará con la casa y todo lo que implique nuestro divorcio _ le digo y se va sin decir una palabra.
Recuerdo que esa noche no pude dormir, la imagen de ellos se repetía una y otra vez en mi cabeza. También pensaba que iba a hacer, ya que nunca estudie una carrera ni trabaje en algo.
Al día siguiente platique con mis hijas y le expliqué que me divorciaría de su padre, porque lo qué me había hecho no lo podía perdonar, aunque para ellas era algo muy difícil de entender, ya que siempre vivieron en un hogar estable y lleno de amor.
Pasaron cómo tres semanas sin saber de Daniel y decidí llamarlo, ya que debíamos hablar. Él aceptó de inmediato y nos juntamos en un restaurante.
Cuando llegue, Daniel ya me estaba esperando, lo saludé solamente de palabra, vi la carta y pedí una copa de vino blanco, para aclarar la garganta.
Daniel se veía algo nervioso y fui yo la que cortó el silencio entre los dos cuando le pedí el divorcio sin rodeos, siendo bien directa.
Él me pedía que intentamos arreglar las cosas, que me amaba, que únicamente había sido esa vez y qué era un error, que esa mujer no era importante para él y que pensará en todos nuestros años juntos y en nuestras hijas.
_ ¿Cómo que un error? _ le pregunté al muy descarado, puesto que eso fue una traición hacia mi persona y nuestra familia.
Yo lo amaba y siempre le dije que jamás le perdonaría una traición. Porque yo nunca me ando con rodeos y siempre he dicho lo que pienso, también le dije que me quedaría con la casa y mi automóvil.
Y que me ayudara con dinero por mientras que conseguía un trabajo y por sobre todo que nunca deje de ser el buen padre que siempre fue para sus hijas.
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Updated 63 Episodes
Comments
Sandra Patricia Díaz Jiménez
Ese dolor no se le desea a nadie, me pasó y es horrible, sentir que todo lo que crees perfecto realmente no existe
2024-12-02
5
Rebeca Navarro
esta historia ya la leí ase tiempo pero esta tan buena y triste ala vez que la leeré ora vez
2024-12-23
0
Mar Sol
Me parece que está novela es muy buena, tiene un inicio triste, por la infidelidad que existe.
2024-12-18
0