Capítulo 10 Mala Idea

Faltaban dos semanas para los exámenes finales del trimestre. Todos estaban ocupados en sus múltiples asignaciones y tareas. Se tenían que quedar muchas veces en la biblioteca haciendo investigaciones. Pero, por orden del Buró Internacional de Magia el toque de queda comenzaba a las 19:00 h. La vigilancia era más estricta.

Era el caso de Nastia y sus dos amigas, estaban en la biblioteca hasta el cierre que era a las 16:00 h, luego corrían a cenar a hasta las 18:00 h para irse cada una a sus residencias.

Las habitaciones asignadas de Daría y Laila estaban en el piso 5, así que luego de conversar un rato se despiden. Nastia debe irse por las escaleras era las 18:30 h y ya habían desconectado los ascensores. Cuando va subiendo, apagan las luces, todo queda a oscuras. Nastia escucha ruidos arriba en algún piso

- Hola ¿hay alguien allí?- pregunta preocupada, enciende una vela, de esas cilíndricas que se soplan y aparece una pequeña llama.

Se escuchan risas de varios jóvenes en algún lugar arriba. Luego un chorro de agua cae encima de ella bañándola por completo, dejándola empapada y apagando su vela, los jóvenes ríen por la broma pesada que le acaban de hacer.

- No es gracioso, ¿Quién está allí?- Grita furiosa Nastia.

Los perpetradores son el mismo grupito que le tienen envidia solo por ser princesa heredera del Imperio del Norte, pero ese grupo ya tenían edad de tener su elemento de magia, se valen de ello para acosar a Nastia.

Los perpetradores querían seguir haciendo daño, pero se oye el sonido de unos pasos que se acercan, alguien había escuchado el grito de Nastia y subía rápidamente a grandes zancadas por las escaleras.

Nastia siente una fuerte ráfaga de viento que la empuja haciendo que pierda el equilibrio se le dobla el pie produciéndole una torcedura dolorosa y cuando va a caer por las escaleras grita, unos brazos la sostienen y enciende en su mano un fuego azuloso que no quema, pero alumbra, cuando eso sucede quienes murmuraban salieron huyendo por la primera puerta que encontraron.

Nastia sorprendida con la mirada fija en Leopold, quien aún la sostenía en sus brazos. "¿Por qué estaba él allí?", se preguntaba.

- ¡Gracias, ya puedes soltarme!- estaba avergonzada, su proximidad le provocaba palpitaciones a Nastia, por culpa de Zenya.

Leopold la suelta, en un principio quiso ir detrás de quienes perpetraron ese ataque, pero desiste al ver que Nastia no puede caminar, porque se torció un tobillo.

Leopold la carga en sus brazos y le indica:

-¡Te llevaré a tu habitación! No puedes caminar-

- ¡Te estoy mojando!- contesta Nastia avergonzada.

- ¡No me importa que me mojes, extrañaba eso!- dice con una sonrisa ladina, guiñándome el ojo con picardía.

- De suerte que fui llamado para una entrevista en la subdirección, porque me seleccionaron entre otros tantos estudiantes de 5° y 6° año, para ser instructores en la expedición de esquí- explicando Leopold su presencia allí.

- Como llegué de último, pues soy el último en irme-

- Al no haber ascensores funcionando, tomé las escaleras, con la suerte de que al ser invitado con pase de la subdirección no se encienden alarmas por mi presencia aquí, lo que es una ventaja, debo decir- sonríe con complicidad

- Escuché tu voz y decidí subir pensaba que estarías en peligro-

- Observé la luz de alarma que encendiste y pude ver como alguien con magia de agua y viento te atacó-

- Gracias a que gritaste pude llegar a tiempo antes de que rodaras por las escaleras- explica Leopold esperando que ella le agradezca.

- Debemos averiguar quién intentó hacerte daño, estas en peligro, pueden volver a atacarte, debemos denunciarlos a la subdirección- advierte preocupado Leopold.

Nastia permanece en silencio, aun en shock, agradecida porque Leopold estaba allí y pudo socorrerla, pensaba más tranquila. Siguieron subiendo detrás de la llama hecha por Leopold que iluminaba las escaleras.

Nastia se sostenía rodeando con sus brazos el cuello de Leopold. Llegaron al piso 12; Nastia abre la puerta usando el índice en el sensor de la puerta y entran.

Leopold suavemente la deposita en la silla frente al escritorio. Comienza quitándole los zapatos y las medias para observar el daño del tobillo, estaba ligeramente rojo y un poco hinchado, le da un suave beso en el pie y continúa hasta su rodilla, acariciándole la pierna.

Zenya siente un suave cosquilleo al roce de sus labios, empezó a sentir fuertes palpitaciones.

- ¡Ya debes irte! Estoy bien- consciente del peligro por su proximidad, Nastia trata de alejarlo. Él no hace caso. Ella reconoce que es mala idea que siga allí en su habitación, están solos.

- ¡Qué bueno que no es nada grave!- exclama Leopold.

Se levanta y busca en el baño una toalla, con suavidad empieza a secarle el cabello, el cuello y cuando está secándole el rostro, su mirada se detiene en los labios, no se detiene más y besa esos suaves y carnosos labios, al ver que no opone resistencia continúa profundizando el beso con roces apasionados.

- Nastia, Nastia, te extrañé mucho, ¿por qué no contestaste mis mensajes?- pregunta entre besos.

- Por favor, debes irte, tienes novia, esto no es buena idea- dice Nastia, pero Zenya desea que continúe le dice: "cierra los ojos y disfruta", por lo que Nastia molesta, se pierde en el inconsciente y en el consciente solo queda Zenya.

Leopold le quita la ropa mojada, y besa cada centímetro de su cuerpo, la carga para depositarla en la cama. Ambos quedan como Adán y Eva, disfrutando de la fruta prohibida... Acariciándose. Leopold con sus labios explora cada rincón de su dulce piel, cuando la siente lista, con firmeza la atrae a su cuerpo haciéndose uno con suavidad, ella grita y luego gime... Él sella sus labios con besos apasionados y movimientos rítmicos de su cuerpo.

Zenya se apodera de todas las sensaciones de ese cuerpo, los ojos rojos de Nastia ahora son azules, Leopold la mira con deseos y ambos explotan de placer.

Abrazados, Zenya con la cabeza descansando en el pecho de Leopold, le confiesa:

- Siento temor de que solo me utilices, estás comprometido con Katherine-

- Amor, no pienses en eso, yo solo te quiero a ti, no siento nada por ella, créeme- con suave voz le susurra Leopold.

- Tú también me gustas mucho- contesta ella con timidez. Levanta su cabeza para encontrar su mirada, él la besa suavemente y le promete:

- En estas vacaciones de invierno voy a hablar con mi padre para romper ese compromiso, aunque tenga que renunciar al trono, lo prometo-

- ¿De verdad?- se emociona ella y lo mira con sus ojos celeste, Leopold se la queda viendo absorto en su mirada.

-¿Cómo lo haces? ¿Cómo puedes cambiar el color de tus ojos?- le pregunta intrigado Leopold.

Zenya sonríe, no sabe como explicarle que no es Nastia la que está con él en ese momento... probablemente no le va a creer.

Él la besa y le confiesa:

- ¡Me encantan tus ojos azules, son solo míos nadie más los puede ver, yo solamente puedo disfrutarlos! - y continúa besando con ternura sus parpados; piensa que solamente se hacen presente esos ojos azules, cuando disfruta del placer únicamente con él.

Esa noche Leopold mordió la manzana prohibida muchas veces ¡Hasta comérsela por completo! Quedaron ambos agotados...

A las 02:00 am, Leopold se despide, besándola le ruega:

-Eres ahora mi novia, no me ignores nunca más- Coloca sus manos en el rostro de ella y le promete estarán juntos sin ocultarse después de las vacaciones de invierno.

-Recuerda que serás mi pareja en la fiesta de solsticio de invierno- afirmó él sin esperar respuesta.

Leopold recita en latín un hechizo de desaparición.

-¡Nebula!- y se pierde en una nube blanca hasta su balcón.

Zenya regresa adolorida a su cama, devuelve el cuerpo a Nastia, ella siente un dolor extraño en su intimidad, y en su tobillo izquierdo, y se cuestiona porque fue muy mala idea abandonar su cuerpo para dejar que Zenya lo domine.

[Para el imaginario]

Zenya

Leopold

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***