Nueva familia

Kate llegó con un ungüento de color marrón, tomó con cuidado mi pie y muy suavemente lo aplico, una mueca de dolor se asomó a través de mi rostro, el tacto frio relajaba le herida. Sentía como traspasaba y adormecía mi piel. Kate lo frotó hasta que su color blanco quedo en transparente.

-¿Te sientes mejor?

-Si gracias… ¿Kate escuchaste la historia?- Kate bajo la mirada incomoda.

-Si… Perdón no era mi intención- Le sonreí con amabilidad.

-No te preocupes, eres como mi hermana, no tenemos por qué ocultarte nada-Me miró gentilmente.

-Lo que contaste ya lo había escuchado antes… Los clientes hablan mucho y recuerdo que una señora ya de la tercera edad me narro algo parecido, me dijo que pronto regresaría ya que cada vez el mal consumía los corazones de las personas- Nos quedamos pensando un rato.

-No nos dejen- Les dije con un hilo de voz, Kate me miro asombrada, me abrazó y jaló a Marc para tenernos a los dos en sus brazos, Jack se unió a nosotros y nos dejamos llevar por el calor del momento. Al cabo de unos minutos nos separamos.

-Nunca los dejaremos, ahora son parte de nuestra familia- Dijo Jack- Kate y su servidor, somos los papás y ustedes nuestros adorados hijos- Kate lo miró sorprendida.

-A partir de mañana después de que le ayuden a Kate empezaremos su entrenamiento, y en la noche, investigaremos más sobre esa leyenda para averiguar cómo detenerla- Asentimos. Nos fuimos a dormir todos, Jack se quedó nuevamente en la sala, Kate en su cuarto y por esta vez dormí junto a Marc. Me costó un poco conciliar el sueño, dejé de pensar en lo sucedido, e imagine que estaba en una linda playa, el sol se estaba poniendo, las tranquilas olas se escuchaban a lo lejos y yo admiraba el paisaje, y con ese pensamiento me quede dormida.

La habitación se iluminaba lentamente cuando abrí los ojos, Marc ya no se encontraba a mi lado, me incorporé con dificultad, me dolía el cuerpo, estaba pesado. Inhale profundamente bajé de la cama y camine al baño, tomé un aseo, al terminar decidí ponerme uno de los vestidos que había comprado Kate para mí, un hermoso vestido azul marino con holanes blancos, trencé mi cabello de lado y salí. Kate y Marc se encontraban preparando el almuerzo, un dulce aroma salía de la cocina. Café comía en el suelo cuando me acerqué a ella.

-Buenos días- Dije al entrar.

-¡Buenos días pequeña Clare!- Dijo de tras mío Jack sobresaltándome.

-Hola Clare, ¿Almuerzas?- Me dijo Kate con un plato en las manos, asentí.

-Creí que ya te habías ido Jack.

-Me dieron el día libre, ya que hay todo un lio por lo que pasó- Me senté junto a Marc, acaricio mi cabeza y me miró fijamente, sonreímos. Kate comenzaba a servir.

-Oh… Por cierto, llegó a mi cierto rumor. Algo así de que mi hermana en público los ofendió- Miramos a Kate que por un momento casi se le cae el pato.

-Y que cierta persona la puso en su lugar- Miro a Kate que estaba avergonzada y evitaba su mirada.

-Se lo merecía- Le dije a Jack, quien al escuchar mis palabras se recargo en la silla.

-Tienes toda la razón, por eso quiero disculparme por su comportamiento aunque no debería- Marc puso una mano en mi cabeza.

-No te preocupes, hemos tratado con mucha gente así, y si no fuera por Kate cierta persona se habría metido en problemas- Agito mi cabello.

-JAJAJAJ, están llenos de sorpresas- Terminamos la plática y comenzamos a comer.

-Por cierto Kate- Jack la miro seriamente- ¿No quieres adoptar a otra persona?- Kate suspiro.

-Si me piensas pagar dejaré que te quedes.

-¡Eres la mejor!- Kate hizo un gesto con su mano.

Limpiamos y levantamos las cosas, bajamos a ayudar a Kate para abrir mientras Jack trataba de entrenar a Café. Me volví a encargar de acomodar las flores, Marc regaba y Kate ordenaba. Volteamos el cartel y oficialmente la tienda estaba abierta. Para nuestra sorpresa nuestro primer cliente fue Albert, cada que lo veía me daba mala espina, sentía que algo tenía que ver con las muertes y todos los problemas que hemos tenido. Me alejé de él me coloque junto a Marc que inmediatamente lo fulmino con la mirada y sin tener que decir nada le quedo muy en claro que no se acercara.

-Hola Kate, vine en cuanto abriste- Kate lo miro y enseguida lo recibió cálidamente, como con todos sus clientes.

-Hola Albert, ¿En qué te puedo ayudar?- Albert observo el lugar cuidadosamente.

-Siendo que mi librería está algo… Triste se podría decir, así que se me ocurrió que unas flores alegrarían el lugar. ¿Cuáles me recomiendas?

- Depende mucho de tus gustos… El tipo de aroma que te agrade, los colores, si tienes tiempo para dedicarles, si las quieres de sol o de sombra.

-Vaya, no creí que todo eso se necesitaba para elegir.

-Las flores son delicadas, si el dueño no le dedica tiempo y cariño que necesita en su cuidado, al cabo de unos días morirán- Albert se quedó pensando por unos minutos.

-Por cierto Albert. ¿De casualidad tendrás algún libro de leyendas de terror o algo parecido?- Guando silencio unos segundos.

-Creo que tengo lo que buscas. ¿Quieres que vaya por él? Sirve que pienso un poco más para poder elegir las flores correctas.

-Si eres tan amable- Asintió y salió. Miramos a Kate con confusión.

-¿Por qué le pediste algo así?- Dijo Marc.

-Él tiene una librería y nosotros necesitamos más libros de leyendas. ¿Cuál es el problema?- Mire a Marc.

-Ninguno- Dije a la defensiva. Esperamos unos minutos y Albert regresó después de unos minutos. Sostenía un viejo libro grueso de piel, sus páginas se veían viejas. Se lo dio a Kate, ella lo sostuvo con cuidado.

-Es lo que encontré, es un libro muy viejo- Kate lo examino.

-Gracias- Le dijo con una sonrisa.

-No hay de que, es para mí un placer- Jack bajó las escaleras.

-Ah Café no entien...- Miro con sorpresa a Albert, sus palabras se quedaron suspendidas.

-Albert- Le dijo con recelo.

-Hola mi viejo amigo…

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