Cap. 20

— Sé que no tengo futuro con él, sé que no me mira como mujer, pero me gusta, lo deseo, quiero que me hagas el amor.— ambos sonrieron.

—¡Tú supiste linda!, ese hombre ha despertado en ti la putería, pero tranquila que a todas nos pasa.

— Estos días cerca de él me tienen muy confundida, ahora dudo que pueda llegar a querer a Maicol.

— ¡Obvio linda!, jamás lo va a querer para que te depeluque.

— ¿Qué hago?— preguntó esperanzada.

— Tírate del puente más alto, no le veo otra solución. — ambas se rieron a carcajadas, y la señora Leticia se les unió, aunque no sabía el motivo de las risas.

Llegó el tan esperado lunes.

Como cada mañana, Sorimar se despertó con el sonido de la puerta, Luchi no perdía la costumbre de ir a desayunar y a tomar café. Ella se levantó, abrió la puerta, se duchó y preparó algo ligero para desayunar. Después de unos minutos Maicol pasó por ella para llevarla a la agencia Cáceres, Luchi también iba con ellos, ya que había renunciado a su trabajo en el restaurante.

Llegaron a la agencia, Sorimar estaba muy emocionada, quería ver a Eykel. Antes de entrar a la agencia, Maicol quiso hablar con ella.

—Sorimar, hace días que estás muy rara, ¿Es por lo que paso con mi mamá?

—¿Qué dices?, son imaginaciones tuyas— negó la chica.

—Te amo Sorimar, no te quiero perder, te paso a buscar para ir a cenar.— dijo cariñoso.

En ese momento llegó Eykel y los vio hablando, está vez fue inevitable pasar sin decir nada.

— Qué linda pareja, lástima que esa mujer jamás será para ti.— dijo con burla y siguió caminando. 

— Cómo te atreves desgraciado, Sorimar es mi mujer y pronto nos vamos a casar. — le gritó Maicol en un tono alto.

Eykel se devolvió, lo agarró por el pecho con mucha rabia y coraje. 

— ¡Así!, pues felicidades, no te quiero frente a mi agencia, hijo de puta.— lo soltó con tantas fuerzas que Maicol no pudo evitar caer al suelo.

— ¿Te encuentras bien?— preguntó Sorimar, nerviosa por el espectáculo.

— ¿Cómo va a estar bien?, lo acaban de derribar, ese Eykel es un salvaje, ¿por qué no te defendiste?, yo le hubiera dado una cachetada.— dramatizo Luchi.

Afortunadamente, no paso de un susto, Maicol estaba en perfecto estado. Sorimar no entendía la actitud de Eykel, y por qué se odiaban tanto.

Antes de empezar la sesión de fotos, Eykel le pidió a Sorimar que pasara a su oficina, ella entró y él cerró la puerta con seguro. Inmediatamente, ella empezó a ponerse nerviosa, él la miraba sin pronunciar palabras.

—¿Por qué trataste a Maicol de esa manera?— le reclamó.

—¿Te vas a casar con él?— le preguntó con los brazos cruzados.

— Lo escuchaste, ¿oh no?— afirmó la señorita. Eykel tocó la pared con fuerza.

— Sabes que no te puedes entregar a él, no por ahora, ¿qué piensas hacer?

— No sea iluso, han pasado cinco meses desde la subasta, podemos esperar el tiempo que falta, Maicol me amas, no tienes ningún problema en esperar.

Eykel se pegó a ella, le acarició el rostro, con su dedo pulgar le tocó sus labios. 

— ¿Entonces estás esperando que pase el tiempo para entregarte a él?— indagó curioso.

Ella se alejó de él y trató de salir de la oficina, él se lo impidió y la sujetó con fuerza a su cuerpo.

— ¿Por qué tratas de huir?, puedo tener tu cuerpo en este momento si quiero, tú me pertenece, ¿oh quieres que vuelva a pagar para tenerte? 

La chica sintió rabia, ganas de llorar y sobre todo ganas de mostrarle que era lo él estaba pensando de ella.  Lo empujó al sillón, se subió encima de él, con las piernas de lado a lado, su parte íntima quedó a donde inmediatamente pudo sentir su gran bulto. Cómo si estuviera poseída por la pasión, le pasó la lengua por su cuello, y empezó hacer movimientos en esa zona específica. Él la sujetó por la cadera.

— No soy una prostituta, participé en esa subasta por. — alguien toca la puerta, toc, toc.

— Abre mi amor.— pidió Paola.

Eykel estaba excitado, la miró con deseo, pero Paola no deja de tocar, se separaron y abrió la puerta. Sorimar salió inmediatamente, entró Paola, y él, sin poder aguantar la erección que ella le había provocado, se desahogó con la rubia, sus gemidos eran tan fuertes que se escuchaban en el pasillo.

Sorimar trató de no escuchar, y se dijo a sí misma: Cálmate Sorimar, cálmate, ese hombre no es para ti, está ahí teniendo sexo con otra y tú de estúpida queriendo llorar.

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Comments

la flaca

la flaca

😁😁😁😁😁😁😁😁si es muy sincero

2024-04-02

3

Hannah@#

Hannah@#

Que animal ese tipo me cae mal ese Eykel, utiliza a las mujeres horrible parece un perro en celos...

2024-03-25

0

Joscelyn Galvez

Joscelyn Galvez

ooohohhh que inoportuno (a)

2024-03-08

2

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