capitulo 2

...VENUS...

Mientras, Abigaíl, sigue con sus insistencias, Tamara me entrega el pedido.

— No voy a dejar de insistir.— me avisa, Abigaíl.

Yo camino asta la mesa con sumo cuidado.

— Sus cafés— yo los coloco a cada uno con cuidado en la mesa— Si necesitan algo no duden en llamar, me retiro.

En todo momento, pude sentir la mirada de ojos miel sobre mí, es raro e incómodo, pero no hago caso.

— Por favor, Venus.

— Está bien— me rindo.

— Nos vamos directamente de aquí, a mi casa— dice con alegría.

Mientras, espero a que lleguen más clientes, me propongo a adelantar mi tarea de la semana próxima.

Estudiar psicología, puede ser muy agotador, pero va a valer la pena, cuando tenga a mi poderosísimo título universitario.

Todo esfuerzo vale la pena.

— Disculpa— me sobresalto, al escuchar una voz ronca, muy cerca de mí.

Cuando levanto la vista veo a ojitos mieles. Tiene una sonrisa, pero es una sonrisa fingida, muchos no lo entenderían, pero en estos casi cinco años de psicología sé cuando una persona finge o quiere manipularte y él esta fingiendo su sonrisa.

Pero a la vez es muy real.

Un carraspeo me saca de mí trance y me concentró, en ojos grises.

— Solo quería darte el dinero de los cafés.

Él me da el dinero y deja cien dólares en el jarrito de propina.

— Gracias, espero tenga una buena tarde— él solo asiente, para luego salir junto a los otros dos hombres.

Sigo haciendo mis tareas asta la hora de salida, junto con, Tamara y Abigaíl, limpiamos toda la cafetería.

Luego nos dirigimos a nuestro departamento, donde lo pagamos las tres, cada una busca su atuendo para la fiesta que comienza en Una hora.

Las mellizas se colocan unos vestidos superlindos, el de Tamara es azul con una abertura en su pierna y el de Abigaíl, es rojo con una abertura en la pierna.

Yo opté por un vestido negro, con unas botas que me llegan asta un poco más de la rodilla y un saquito blanco.

— Estas...— Tamara me mira de arriba abajo— Mierda, te juro que si me gustaran las mujeres ya no serías virgen.

Yo solo reí por su comentario, Abigaíl me abraza por detrás.

— No me importaría experimentar— me susurra con picardía.

— Déjame— me separo de ella.

Yo me doy vuelta y las veo las dos.

— Están... Hermosas, me hacen dudar de mi sexualidad. Asta mi nombre me hacen dudar con esos vestidos.

— Gracias— contestan las dos al unísono.

— Buenas señoritas— yo le doy un brazo a cada una.— Es hora de que lleve a estas hermosas princesas, a su fiesta de cumpleaños.

Las dos ríen y salimos del departamento, todo el camino fue entre músicas y ellas cantando y haciendo chistes.

Estar con ellas dos me da vida y alegría, hoy es su cumpleaños número 25. Como en los casi cinco años que las conozco, nunca falte a ninguna de sus fiestas de cumpleaños.

— Llegamos— anuncia, Abigaíl, al verme tan metida en mis pensamientos.

Bajamos las tres y cómo salimos del departamento, Entramos en el salón de fiestas. Una en cada brazo y ellas con una sonrisa en sus rostros.

— Son nuestros colores!— chillan las dos al ver el salón.

Las decoraciones son rojo y azul, cada color representa a una de ellas.

— Sus padres sí que le echaron ganas— digo, viendo la decoración.

Todas nos acercamos a sus padres a los cuales vemos desde lejos.

Ellos están hablando con dos hombres que están de espalda a nosotras.

— Hola mamá— Saluda, Abigaíl— hola papá.

— Está hermosa la decoración, gracias— Tamara los abraza.

Aunque suene raro, yo nunca le envidié la perfecta familia de ellas dos, yo nunca quise estar en su lugar. Siempre me puso contenta verlas Feliz.

>>Nunca les envidié nada porque no merecían ser envidiadas

Si ellas están feliz yo también, si ellas están triste yo estoy ahí con un kilo de helado, y toda la saga de piratas del caribe.

>>Es mi instinto de supervivencia

>>Ellas tenían que estar bien para que no sospechen

— Hola señor y señora, Franck— ellos dos me sonríen.

— Como has estado?

— Hace un mes no vienes a vernos, niña.— me regaña, la señora Franck.

>>Siempre fingiendo esa sonrisa de víbora

— Estuve muy ocupada, ya sabe estamos cerrando los parciales y tengo mucho trabajo.

>>Ellos no sabían que no soporto estar cerca de ellos

— Por esta vez te perdono, pero la próxima...— ella estira mi oreja con suavidad.— Vas a ver niña.

— Prometo que vendré más seguido.

>>Antes me choca un tren

— Pero miren que bellas que están— dice la señora Franck, viendo nuestros vestidos.— Están hermosas, mis niñas.

— Gracias— decimos las tres.

— Señor— llama uno de los meseros— Llegaron los señores Lenox.

El señor Franck sonríe y la señora acomoda su corbata.

— Vengan niñas— cada uno agarra las manos de sus hijas.

Tamara me toma del brazo y me arrastra detrás de ellos.

— Buenas noches, señores Lenox— saluda muy amigable el señor, Franck.

>>No entiendo el afán de mostrar tanta hipocresía

Son los tres tipos de la cafetería.

Ojos mieles, el cual tiene un traje todo negro incluyendo su camisa.

El señor de ojos café claros, lleva un traje negro al igual que ojos miel.

El último que parece ser el menor, lleva un traje gris y una camisa negra. Sus ojos son de un esmeralda intenso, bastante bonitos.

>>Nunca me voy a cansar de su color

Los tres son muy guapos, pero algo en ellos me tienta a querer acercarme más, averiguar porque ellos tienen una mirada tan oscura y misteriosa. El porqué sus rostros tienen una sonrisa sin gracia, el porqué fingen.

Mi teléfono suena. Es la Alamar que es la hora de mi medicación.

La busco en mi bolso y no están, mierda.

Las medicaciones son por mi pequeño problema de anemia, ya estoy mejor el doctor dice que en solo una semana me da el alta.

— Tengo que volver al departamento— le susurró a Abigaíl, la cual babea mientras ve a los tres señores Lenox.

>>Maldita estúpida

— Les presentó— el señor Franck, acerca a sus hijas adelante de ellos.— Mis pequeñas, Abigaíl y Tamara.

— Un gustó— dicen los tres al unísono.

— Yo ya los vi hoy en la cafetería— dice apenada, Tamara— lamento haberle tirado el café, soy un poco torpe.

Ellos hablaron sobre varios minutos más, cuando ya estoy cansada y preocupada, por no a ver tomado mi medicación, camino asta las mellizas.

— Necesito la medicación— le vuelvo a decir a Abigaíl— ahora.

— Tengo una de respaldo en mi habitación, ve por ella.

Yo asiento y subo las escaleras.

Cuando paso por una del las oficinas escucho al señor Franck y uno de los Lenox, fue el que más hablo en estos minutos.

— Mis hermanos y yo queremos que pague o se atenga a las consecuencias.

— No puedo, todavía no recuperé la cantidad.

— Elija señor, sus hijas o la deuda— yo tapo mi boca antes de delatarme— mire que a mis hermanos no llamo la atención una en especial.

— No, no puede, solo deme un tiempo.

— Tienes una semana— escucho los pasos de la puerta.

Yo camino hacia atrás, para simular que recién estoy subiendo, veo como ojos esmeralda, sale de la oficina del señor Franck.

Cuándo paso por su lado él toma mi brazo y me pega a la pared.

— No es de buena educación escuchar las conversaciones de los demás.

— Yo... Yo... No escuché nada... Recién llego.

— Niña— él se acerca más a mí.— No me agradan las personas que intentan ser más listas que yo.

— No... No sé...— esto me está poniendo nerviosa— no sé dé lo que habla.

— Ten cuidado, niña, fíjate dónde te metes.

— Amenazar a desconocidos Tampoco es de buena educación— esta vez, mi vos es más firmé y fuerte— Disculpe señor Lenox, pero no me gusta que me amenacen— yo lo empujó con mi dedo índice haciendo que retroceda— No soy buena con las amenazas y más si son para mí.

— Interesante— él se aleja.

Coloca sus manos en los bolsillos y se pierde por el pasillo.

¿Qué paso? ¿Qué le pareció interesante?

Está Completamente loco.

>>Pero algo de su locura te atrae

Me llama la atención, quiero investigar.

>>Nuestra nueva obsesión, Venus

Hoy comienza mi obsesión, por los tres Lenox.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play