Una vez en la dirección de la escuela, pasó unos minutos con la directora quien habló un sin fin de cosas a las que Tyler no puso atención, Frederick tenía la nariz rota, ¿Porque le pego? Era la pregunta, recordaba haber cerrado los ojos por unos segundo nada más.
Mientras seguía en sus pensamientos, todo empezó a agudizarse, pudo escuchar conversaciones de personas lejanas a él, la tiza de la profesora chocar con la pizarra e incluso el sonido de los celulares al escribir, Sus sentidos recorrieron toda la escuela, todos los salones y volvieron a él.
–¿He sido clara? -Pregunto la directora en un tono hostil
–¿Disculpe?
–¿En qué mundo vive señor Tyler? Será mejor que empiece a tomar esta escuela en serio, Si no… puede abandonar en cualquier momento y nadie lo juzgará, a decir verdad no esperamos mucho de usted.
–Lo entiendo. —Salió de la dirección como había entrado con muchas preguntas y pocas respuestas, la solución más fácil y menos problemática a la que llegó mientras salía de la universidad con una sanción de 1 semana fue: que es sonámbulo.
–¿Este es el chico? —preguntó un tipo alto junto a un grupo de 4 personas más frente a la puerta de salida, era obvio lo que estaba por pasar ya que Frederick estaba con ellos.
–Es él… —Miró a Tyler fijamente de arriba abajo, enojado por la humillación que le hizo sin ningún motivo aparente.
–No quiero problemas… —Decir eso es en vano cuando esos punks estaban decididos a darle una golpiza, pero ¿qué más podría decir? Aunque es algo irónico cuando le termino rompiendo la nariz a su compañero de clases.
–Tranquilo, Sólo queremos hablar ¿Porque no nos acompañas?
Ya que, ni modo, no es como que se pueda librar de ello con solo decirlo, no le gustaba pelear, eso no significaba que perdería fácilmente, no sabe cómo, ni desde cuando, pero siempre ha sido bueno con los puños.
Y así con los amigos de Frederick frente a él en el solitario callejón fue insultado, las típicas frases: "Basura, bastardo, te mataré" y ese tipo de cosas, a Tyler no le hacía diferencia de lo que escuchaba en casa, el desinterés era evidente, esto enojó aún más a esos chicos.
–¡Pequeña mierda engreída! —Exclamó uno de ellos empujándolo con fuerza y enojo, acto seguido se abalanzó hacía él con los puños cerrados listo para dar el primer golpe.
En ese momento el cuerpo reaccionó antes que la mente y el sonido de una pared que se rompía hizo formar un gran silencio. Boquiabiertos todos miraron asombrados y en confusión, la cabeza de aquel chico que yacía entre las manos de Tyler, sangrando entre el concretó aquel sucio y solitario callejón.
Tyler no podía creer lo que veía ¿Cómo pudo hacer posible tal cosa? La cabeza de ese chico había traspasado la pared, el terror en los ojos de todo los presentes era notable, un simple empujón pudo causar que un chico de 1.75 sangrara hasta por los oídos, sus compañeros se acercaron despacio para asegurarse de que aún vivía mirando a Tyler con temor, y para ser sinceros incluso Tyler estaba asustado de sí mismo, tanto por esa fuerza descomunal que poseía como por lo bien que se sentía, la adrenalina corría por su cuerpo a gran velocidad, era una sensación tan excitante que era perturbadora, sonreía con satisfacción mirando su mano ensangrentada, fue como si otra persona hubiese tomado el control.
Poco sirvió ir a la estación de policía, como era de esperarse nadie creyó la historia de que un simple estudiante de universidad de un solo empujón hiciera un agujero con la cabeza de otro compañero, que por cierto estaba inconsciente en el hospital, así que de poco sirvieron aquellos testimonios, al menos hasta que la víctima declarará.
De camino a casa, Tyler se detuvo en un parque del área, miraba el sol ocultarse, como si de un sueño se tratase lo que acababa de pasar, miró la mano con la cual golpeó al chico, la cual estaba completamente sana, sin ni un rasguño, la única prueba que tenía de que él había sido el causante de aquel accidente, era esa sensación indescriptible que aún sentía en su pecho.
Llegando a casa, como de costumbre sintió la mano de su padre venir hacía él dándole una fuerte cachetada sin ninguna razón aparente, con una botella de licor en manos y maldiciendo su trasero por ser un: “Hijo bastardo” una y otra vez, su madre preparaba la cena en silencio haciendo de la vista gorda a la situación; como de costumbre. Nada de eso le importó, fue directo a su habitación haciendo oídos sordos y se arrojó a la cama, siguió mirando su mano por un rato.
“¿Debería golpearlo como a ese chico de antes? Solo con un poco más de fuerza para asegurar que muera al instante.” Murmuró mientras sus ojos se cerraban.
Entre sueños escuchaba los Claxon y las voces de conductores enojados en la autopista, confundido abrió los ojos lentamente, una vez más sin saber cómo llegó allí o porque se encontraba fuera de casa en una situación comprometedora, esta vez obstruyendo el camino en medió de las calles.
–Debe ser una maldita broma. —Dijo apartándose del camino, revisó sus bolsillos, al menos tenía su celular con él, miró la hora y suspiro con fastidio, había perdido su turno de trabajo, mañana deberá escuchar una buena queja de parte de su jefe.
Empezó a caminar observando la pantalla de su celular y el mensaje de su amigo en este; quien le seguía invitando a la fiesta por décima vez, ya no podía ir al trabajo y regresar a su casa para observar a su padre golpear a su madre no era su actividad favorita así que no era una opción.
–A la mierda, la fiesta será. —se dijo a sí mismo siguiendo la dirección que su amigo le envió.
Por el camino seguía pensando en estos “accidentes” Salvarse de una gran caída ILESO, salir en medio de una siesta para acosar a alguien en un callejón a oscuras, golpear a alguien sin sentido y fuera de sí, caminar dormido por la autopista, nada tenía sentido.
Mientras más razonaba menos sentido tenía.
Llegó a la fiesta con ello en mente, al entrar todos le miraban un tanto curiosos, sorprendidos o ambos, no olía mal y su rostro era promedio al normal así que no entendía, pero al recordar la pelea no le dio mucha importancia, ese seguramente que era un tema de conversación para toda la facultad.
Abrió camino hasta reconocer el cabello color madera de su amigo, quien intentaba ligarse a una chica como de costumbre.
–Estoy aquí —Le dijo de brazos cruzados.
–Sabía que vendrías, wow, Tyler, Tyler —Bromeo acercándose a él con una cerveza en manos— esto sí que es nuevo ¿Que te paso? ¿Tratas de verte más cool que yo?
–¿Qué?
–¿Eso te pregunto, porque no me avisaste? Pudimos ir a hacer este nuevo look juntos, ¿Qué clase de amigo eres?
–¿De qué demonios estás hablando, ya estás ebrio?
–Hola Tyler~ —Chicas que nunca le dirigieron la mirada ahora estaban actuando interesadas mientras le miraban de arriba abajo mordiendo sus labios, era claro que algo pasaba.
Ajeno a la situación busco uno de los baños en la casa y se encerró allí.
–¿Qué demoni…? —Se miro tocando su rostro detenidamente, llevaba perforaciones en sus orejas y en su labio inferior, su cabello castaño ahora era completamente negro, sin poder dejar de mirarse, paso la mano derecha por su cuello y sintio una punzada, al dar un poco la vuelta vio el tatuaje de un anillo de puaz con alas angelicales en cada lado.
Estuvo mirándose por un momento tratando de memorizar cómo demonios llegó todo eso a su cuerpo.
–¿Está ocupado? —El sonido de la puerta golpeando le sacó de sus pensamientos, era Darla.
–Esta libre. —paso de ella desinteresado, pero la mano de Darla quien le sostuvo del antebrazo lo detuvo.
–¿E-Estas bien? Vi que entraste aquí un poco apurado y… ¿Qué le pasa a tus ojos? —Ella sonrió un poco confusa.
Tyler regresó al baño y al mirarse al espejo nuevamente, noto como levemente sus ojos se tornaban negros alrededor de la esclerotica, mirando con un poco más de detalle ve el color café de su iris pasar a un morado intenso, ante tal escena las palabras no lograron salir de su boca, gimoteaba y balbuceaba, trago saliva e intentó tocar su ojo izquierdo asustado, pero al momento de hacerlo este volvió a su total normalidad.
–¿Todo bien? —preguntó Darla quien aún seguía allí.
–Si, no tengo nada, probablemente deberías dejar de beber ahora, estas viendo cosas. —Respondió pasando de ella con prisa para salir de la fiesta.
–Si, Probablemente… —Darla miró la cerveza en su mano y siguió su camino al lavabo un tanto decepcionada por la corta conversación, mientras Tyler salía del lugar frenético ante lo sucedido.
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