¿Hacia frio en Londres?, claro que sí, ¿Daira sentía frio?, la respuesta correcta era, un NO rotundo.
La rubia camino por la angosta vereda, entre la gente, estaba tan cabreada que no se detuvo, sus pies iban a gran velocidad a pesar de los tacones y solo se detuvo en la esquina, cuando paso muy cerquita, uno de esos enormes ómnibus de dos pisos.
-Señorita Collins…-imito la voz de Gabriel- ahg, como no recuerda mi nombre, eso es… apretó los labios con enojo- humillante-
Respiro hondo varias veces y cruzo la calle con los ojos clavados a la nada, en ese momento solo pensaba en alejarse lo más que pudiese del hotel
- Claro que no recuerda mi nombre\, si semejante mujer lo espera- murmuro entre dientes- pero soy hermosa\, ¿es ciego acaso?\, de seguro leer tantos libros lo dejaron idiota- seguía debatiendo en su cabecita loca.
Un fuerte jalón la llevo hacia adelante, no cayo gracias a un señor que pasaba y la sujeto.
-¿Se encuentra bien?-
Ella asintió, hasta que noto que le faltaba algo
-¡¡ Mi cartera!!- grito, sus pupilas se dilataron, su corazón se aceleró y el hombre que la sostenía la soltó al instante; esa dulce jovencita se trasformó en una bestia.
Daira diviso entre la gente al ratero, que corría con su bolso de colección, sin dudar se descalzo y entró a correr entre la multitud, ese hombre acababa de cometer el peor error de su vida.
-Detente ahí maldito infeliz, quiero mi bolso- grito histérica- Voy a matarte- rugió y ese aire de dulce niña en traje rosa se desmorono- Daira Collins daba miedo.
La gente abría paso incrédula al ver ese pequeño cuerpo correr a esa velocidad, era como si corriera por su vida.
El ladrón volteo a ver y abrió sus ojos grandes como plato, cuando distinguió como aquella ágil mujer sorteaba obstáculos para alcanzarlo.
-¡¡ Detente!!-
Era una escena única, el pobre ya no podía respirar y la rubia parecía no agotarse.
Llego a la esquina e intentó huir a la derecha, pero unos 52 kilos le cayeron encima.
El mentón pego en la acera haciendo que los dientes presionaran la lengua, el dolor fue horrible. El ladrón recordó hasta su vida pasada
-Te tengo- oyó la voz femenina y una pequeña mano sujeto su cabello para girarlo.
El rostro angelical con ojos de demonio y cabello de cacatúa, lo observaban fijamente.
-Oye imbécil, nunca, pero nunca, tomes el bolso de una mujer- la voz salía con dificultad debido al cansancio
Daira estaba tan perdida dando una lección aquel pobre imbécil, que no se percató de la presencia del apuesto abogado que la veía más que entretenido entre la multitud.
Gabriel también sentía sus piernas quemándose de tanto correr, no se imaginó que esa mujer tendría la velocidad de una chita.
Él presenció el robo a unos metros y como todo un caballero quiso intervenir, pero la rubia no le dio tiempo. Seguía repasando el hecho en su cabeza. Daira sacando sus tacones a tirones y corriendo por la calle a los gritos, no pudo evitar reír.
-Así que mi dama inocente, es toda una fiera- susurro negando, llevo sus manos a los bolsillos del pantalón de vestir y sus ojos fueron al bolso tirado a pocos metros de la víctima y el victimario.
Lo único que no estaba claro en ese momento, era, quien era quien, ella seguía dando golpecitos de advertencia al ladrón que afirmaba como un niño. El pobre ya había sido rotado y Daira seguía sobre él
-¿Tu madre nunca te dijo que no debes atacar a las damas?, eh- golpe en la frente- debes ser más delicado con las mujeres y sal a trabajar, hombre- otro golpecito en la mejilla.
Gabriel camino hasta el bolso y fue cuando la rubia levanto la vista lista para pelear contra quien se atreva a tocar a su bebé.
-Gaby- balbuceó y sopló alejando el mechón rubio que cayó en su rostro- perdón profesor Da Silva- se corrigió - -¿Me ayudan? - pidió a los curiosos que no dudaron en sujetar al ladrón
Rápidamente se incorporó para arreglar su ropa, y tomar sus tacones que estaban tirados a un costado.
-Señorita Collins – sonrió al ver las mejillas rojas cuando se acercó con cautela.
- Me robaron\, pero-\, señalo al hombre maltrecho – bueno… lo atrape- movió su hombro como una niña buena.
Ambos se agacharon a tomar el bolso, la rubia lo alcanzo primero, estaba tan avergonzada de que la viera en ese estado lamentable.
El bléiser arrugado, pantalón sucio, descalza, y el cabello una maraña.
-Si vi que… las palabras de Gabriel murieron, cuando la cabecita de Daira impacto contra su nariz, al levantarse -
-Maldición- alcanzo a decir
-Oh, por Dios- la rubia abrió sus ojos como soles y sus manos cubrieron la boca abierta entre asustada y sorprendida-
Gabriel retrocedió sujetando la nariz y sacudió la cabeza por el dolor.
-¡¡Ven, esa mujer está loca!!- grito el ladrón cuando era detenido por la policía
-Lo lamento, lo lamento- corrió hasta él y lo tomo por las mejillas. Gabriel la observo sin poder hablar y cerró los ojos sintiendo la sangre correr en dirección a sus labios
-Lo lamento, te juro, no quise lastimarte, o por Dios, mi Gaby. – sus radiantes ojos verdes iban y venían observándolo con ternura y preocupación.
Él se quedó pálido al oír como lo llamo, pero Day estaba tan alterada que buscó en su bolso pañuelitos descartables y los aplico sobre la nariz magullada
-Tengo tampones, pero no creo que se buena idea que te los coloque en la calle, ¿o los prefieres?- susurro seria, viéndolo con sus ojitos brillantes.
Rápidamente negó, sería vergonzoso llevar eso, con dos cordoncitos colgando de su nariz.
-Vamos a mi hotel- ordeno tirando del brazo.
-Debes ir hacer la denuncia- hablo bajito, producto del dolor
-Iré después, tú me necesitas- lo jalo, detuvo un taxi y sin muchas explicaciones lo secuestro.
---
Gabriel no supo cómo, estaba tan distraído viéndola de camino, que cuando reacciono ya estaba en la suite del hotel El Park Plaza Westminster Bridge London, ubicado en la zona de South Bank, junto al río Támesis y frente al Palacio de Westminster y el Big Ben.
-Debes quedarte quieto- volvió a insistir Daira, aplicando frio en la nariz.
Él trato por todos los medios terminar con esa dulce, pero dolorosa tortura.
Ambos estaban en el amplio sofá negro, su damita se encontraba sobre él.
Cerro los ojos evitando verla, pero sentir ese aroma dulce y suave lo estaba volviendo loco.
-No hace falta- hablo con la voz ronca y no se pudo contener, sus manos apretaron las caderas de la mujer sobre él.
Daira tenía sus rodillas apoyadas en el sillón, visto desde otra perspectiva, parecía estar a horcajadas sobre el pobre abogado, pero sin apoyarse del todo.
-Claro que sí, fue mi culpa... está poniéndose morado- armo pucherito y Gabriel sintió mariposas en el estómago como un adolescente.
-Es un estudiante, contrólate- se reprochó mentalmente.
Acaricio con cuidado el tabique nasal- lo siento, debe doler- el aliento dulce y cálido dio suavecito sobre el rostro y el pobre rezo a la virgencita por el control que demandaba no arrojarla en el sofá y comer esa boquita hermosa.
-Por favor, podrías salir de encima- hablo viéndola a los ojos con firmeza o tal vez con la poca cordura que le quedaba
Daira pestañeo unos segundos y asintió avergonzada- lo lamento-
-Sí, ya lo dijiste mil veces- se inclinó hacia adelante sosteniendo la nariz y tratando de ocultar el problemita que amenazaba en su pantalón.
-Es que no fue mi intención- mordió sus los labios nerviosa
Me odia- pensó cuando esos ojos dorados se clavaron en ella.
-Carajo, no hagas eso- grito internamente Gabriel\, controlando aquel impulso de saltarle encima. Agito la cabeza un poco\, alejando esos pensamientos pecaminosos que se agolpaban en su cabeza
-¿En que pensabas, cuando decidiste perseguir a ese tipo?- sonrió de lado al ver lo desalineada que estaba, y aun así se veía preciosa.
-¡¡Me robo la cartera!! - abrió sus ojitos, con obviedad- ya sé, debes pensar que soy superficial,- elevo una de sus cejas y suspiro- los hombres no entienden que esto- tomo su cartera maltratada- tiene un mundo de oportunidades- mostro sus dientes perlados en una amplia sonrisa y sus pestañas aletearon
Gabriel, quedo observándola casi sin respirar.
- ¿Un mundo de posibilidades? Pregunto sin apartar la mirada.
-Escucha, voy a darte la lección de tu vida- dijo cruzando las piernas y acomodando su traje arrugado.
-Tienes toda mi atención- inclino la cabeza, hipnotizado por aquella imagen, era como si el tiempo se hubiera detenido en aquellos gestos graciosos de Daira explicando la importancia de aquel objeto.
💕💕💕💕
Hola bellezas, espero hayan tenido un gran día y si no fue así, solo me resta decirles que va a mejorar, paciencia y fortaleza.
Abrazos
Gaby
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 186 Episodes
Comments
Ana Taborda
jajajaja me encantó este capítulo 😂
2025-02-12
2
Yeraldin Barajas
es la tercera vez que vengo y me leo está hermosura de novela...ufff y me sigue divirtiendo este capítulo /Facepalm/
2024-12-24
1
Rosa Nicolás
😂😂😂😂
2024-05-27
2