Capítulo 11

Le doy un baño a los niños y los llevo al comedor, los niños no tardaron mucho en despertar y parecen haber olvidado por el momento que quieren llamar a la estúpida niñera de madre, no me enfadé ni imaginé que María Julia pudiera ponerles algo en la cabeza, sé que ella solo se dedica a dar cariño y amor a los niños, algo de lo que Cindy no está en absoluto preocupada en dar, lo cual es una lástima, ahora me doy cuenta de lo estúpido que fui.

Lincoln - Jane, ¿puedes cuidar a los niños un momento? - le pregunto a la empleada de la cocina, ella sonríe y asiente.

Jane - Claro, señor Evans.

Lincoln - Quédense tranquilos, papá vuelve enseguida, mientras tanto coman para ponerse fuertes - les digo, haciendo que griten un sonoro sí. Luego salgo de la cocina y voy al jardín, si conozco a la niñera, estará por ahí. Dicho y hecho, en cuanto cruzo el área de la piscina encuentro a María Julia sentada sobre sus piernas en el césped.

Júlia - ¿Se despertaron? - pregunta sin girarse hacia mí, me pregunto cómo sabe que hay alguien si no hice ningún ruido.

Lincoln - ¿Cómo supiste que estaba aquí? - pregunto cuando me detengo frente a ella, inclina la cabeza para mirarme y noto que sus ojos están rojos.

Júlia - El aire se puso pesado - dice encogiéndose de hombros.

Lincoln - Tu insolente niñera - digo sacándole una sonrisa, también sonrío.

Júlia - Sentí el olor delicioso del perfume de los niños impregnado en nuestra ropa después de bañarlos y si fueran ellos habrían venido haciendo el mayor ruido posible, como no lo hicieron, supuse que habías sido tú.

Lincoln - Señorita María Julia, soy tu jefe - digo solo para relajarme, la insolente rueda los ojos. Como me está mirando de arriba a abajo, tengo una visión maravillosa, mi mente solo piensa en cosas pervertidas, creo que mi querida empleada también lo pensó, ya que sus mejillas de repente se ponen rojas como un tomate - ¿En qué estás pensando, María Julia?

Pregunto y extraño que mi voz salga ronca, dejando traslucir el deseo que estoy sintiendo en este momento, ella desvía la mirada por un momento hacia mi pantalón y se sonroja aún más cuando nota el crecimiento en mi entrepierna, parece salir de su trance y salta de una vez y se aleja como si fuera el flash.

Júlia - Tengo un contrato firmado, no puedes despedirme, por lo tanto, ¿qué hacer? - dice rápidamente y continúa - Y sobre lo que dijeron los niños, nunca pedí eso, siempre los trato con mucho cariño, les doy todo el amor que tengo en mi corazón, pero no quiero hacerme pasar por una persona que ocupa el lugar de la madre.

Lincoln - Nunca pensaría eso de ti, María Julia - digo y ella pregunta "¿En serio?" - ¡Vale! si fuera antes, sí lo pensaría, estoy de acuerdo. Pero sé que la relación de amor y cariño que ambos estamos construyendo con los niños es única, y no está forzada en absoluto, son niños, cuando ven a una mujer dando lo que una madre debería dar, empiezan a imaginarte como madre, es normal, eso solo muestra lo ausente que es Cindy como madre y lo buena niñera que eres.

Júlia - Gracias, señor Lincoln - dice secando unas lágrimas y cuando voy a decir algo más, mi celular suena en mi bolsillo, estoy cerca de María Julia, ella como buena cotilla que es se estira para ver quién llama en cuanto saco mi celular del bolsillo, es Soraya y la niñera frunce el ceño asqueada y se va rápidamente sin darme oportunidad de explicarme, pero ¿por qué iba a explicarle algo a la niñera como hice la última vez?

El pasado jueves, cuando Soraya apareció, intenté decir que no, pero ella sabe ser muy insistente cuando quiere. Tuvimos relaciones, pero solo una vez, tal vez porque soy un cretino y llevaba tiempo sin sexo, o porque estoy soltero y puedo salir con quien quiera. Sin embargo, después me arrepentí y le pedí que se fuera. Como ya era tarde, Soraya durmió en la habitación de invitados. Por la mañana, cuando los tres nos encontramos en la cocina después de que regresé del condominio donde entreno, fue incómodo. Pensé que Soraya se habría ido tan pronto como amaneció, sentí que había hecho algo mal y que debía explicarme, pero la querida niñera de mis hijos no me permitió decir casi nada y salió de la cocina. Soraya solo me dio un beso al que no pude evitar y se marchó.

En la empresa, como ella está trabajando mucho, confieso que estoy haciendo que su equipo trabaje más de lo normal para que no me moleste, pero lo bueno es que esto está dando excelentes resultados para la empresa.

Lincoln: Soraya, qué dices - digo tan pronto como contesto y me dirijo hacia la mansión. Pienso en ir a la cocina, pero tengo varias reuniones por la mañana.

Soraya: Hola, guapo. Como tenemos una reunión en media hora, pensé que podría pasar por tu oficina para empezar el día haciendo algo muy agradable - dice con malicia. Miro la hora y ya son las ocho de la mañana. La reunión es a las ocho y media, llegaré tarde.

Lincoln: No, gracias. ¿No tienes trabajo que hacer, Soraya?

Soraya: Necesito un incentivo - insiste. Apuesto a que está enfadada y, tan pronto como la rechace de nuevo, hará la vida imposible a quienquiera que se cruce en su camino hoy.

Lincoln: ¿Quieres un incentivo? ¿Qué tal si no me gusta lo que me presentas hoy y te despido? - Hablo y en el mismo momento escucho su bufido antes de que corte la llamada.

Voy a mi baño y me doy una ducha no muy larga. Me pongo un traje italiano de tres piezas gris, me coloco uno de mis relojes más caros de mi colección, un Rolex Paul Newman Daytona, me perfumo y voy primero a la cocina para despedirme de los gemelos y echarle un vistazo a una cierta niñera entrometida que perturba mi paz tanto como me tranquiliza estar cerca de ella.

Lincoln: ¿Dónde está mi beso, chicos? - Digo entrando a la cocina, atrayendo su atención y la de Maria Julia. Están sentados en la mesa charlando.

Liam: No, papá - mi hijo dice haciendo pucheros y su hermana hace lo mismo.

Liana: Yo quiero jugar a las casitas contigo, señor - dice mi princesa de forma coqueta. Les doy un beso y miro a la niñera, que se ruboriza.

Lincoln: Papá hará todo lo posible por regresar temprano y luego veremos una película juntos, ¿está bien? - Digo aunque a regañadientes ellos están de acuerdo.

Julia: Y más tarde haremos un dibujo muy bonito para que cuando papá vuelva, esté muy feliz - dice la niñera y la miro agradecido.

Lincoln: Así es, papá quiere un dibujo muy bonito - les doy otro beso y le guiño un ojo a Maria Julia, que hace rodar los ojos. Cojo una manzana y voy al garaje, donde me encuentro con Fred, el conductor. Como los niños no van al colegio, él me lleva al trabajo.

Fred: Buen día, señor Lins - dice tan pronto como entro al coche.

Lincoln: Buen día, Fred. Saldré de la empresa después de la última reunión del día. Pregunta a Megan el horario.

Le indico. No sé a qué hora es la reunión y siempre es Megan quien informa a Fred, ya que ella las organiza todas. Yo solo me entero en el último momento.

Mientras no llegamos a la empresa, cojo mi teléfono móvil de última generación para revisar algunos correos electrónicos personales y veo una notificación. Veo que es de la cuenta de Instagram de la niñera, a la que le tengo las notificaciones activadas. ¿Eso me convierte en un acosador? No lo creo. Veo que es una historia, ha publicado una foto de las rosas del jardín sin ningún texto. A veces, Maria Julia puede ser aburrida. Pongo una cara enfadada y le envío una respuesta por mensaje directo.

📩 ¿No deberías estar trabajando?

Hago esto para molestarla, sus mejillas se sonrojan hermosamente y ella termina haciendo una mueca graciosa mientras aprieta la mandíbula; no pasa mucho tiempo antes de que me responda solo con una carita de ojos entrecerrados, incluso por mensaje esta maldita es mal educada.

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