Capítulo 08

Dejo al imbécil desgraciado en el pasillo y entro en la habitación, viendo que los niños están sentados, comportados, jugando a piedra, papel, tijera, todo mal, pero estoy feliz de que ahora hagan casi todo juntos.

Me acerco y los lleno de besos. Realmente me preocupé mucho cuando Lincoln me llamó. Al principio no iba a contestar, ya que no suelo atender llamadas de números desconocidos. Cuando vivía en Brasil, eran presos llamando para robar a personas sin experiencia. Aquí en Nueva York son cobradores, pero sentí que debía contestar. Me horroricé cuando Lincoln me dijo que estaban en el hospital, Liam se lastimó por culpa de ese irresponsable buen mozo. Pero, ¿de qué sirve ser hermoso y tener un corazón podrido? No me sirve de nada.

Sentí que podría sufrir mucho si algo peor le hubiera sucedido a mi príncipe. Me he encariñado mucho con estos niños, no sé cómo podría soportar su ausencia. Estuve pocas horas separada de ellos y ya estaba sofocándome de nostalgia por mis lindos niños. Alisson me dijo que ya estaba preocupada por mí.

Liam - Tía, estoy con sueño - dice Liam rascándose los ojos. Liana también hace lo mismo.

Liana - Quiero colito, tía - pide mi pequeña princesa, extendiendo sus brazos.

Júlia - Está bien, amor - Liana viene a mi regazo, la sostengo con una mano y acaricio las manos de Liam con la otra - Pueden dormir, tía promete que no se irá de su lado nunca más hasta que sean viejitos.

Miro a mi alrededor y veo un sofá en un rincón, un sillón junto a la cama de Liam y una puerta que debe ser del baño. Cuando los niños ya tienen los ojos cerrados, veo a un camillero entrando con una cama. Me parece extraño y Lincoln aparece detrás de él. Me olvidé de que este es un hospital privado y con dinero puedes conseguir lo que quieras.

La cama es colocada en un rincón de la habitación, cerca de la cama de Liam. El hombre no dice nada y simplemente se va.

Lincoln - Debido a la fiebre alta de Liam, pasaremos la noche aquí. Y tú, si no es mucha molestia, puedes ir a la mansión y llevarte a Liana contigo - él dice sentándose en el sillón junto a Liam y tomando su otra mano - ¿Puedo hablar contigo, María Julia?

Júlia - Solo Júlia. Y no, Liana y yo nos quedaremos aquí en esta otra cama y tú en el sofá, si quieres. Pero de aquí no salgo sin los dos.

Lincoln - ¿Volverás a trabajar para mí y seguirás cuidando de los niños? - no le respondo nada y simplemente sigo acariciando a los niños. Me doy cuenta de que la fiebre de Liam no está tan alta, pero somos interrumpidos por una enfermera.

Enfermera - Con permiso, vine a preparar una inhalación para el pequeño - dice y levanta la cama de Liam, suerte que mi pequeño no despierta. Ella le pone una máscara - Pueden presionar este botón cuando la inhalación termine, por favor, en quince minutos.

Lincoln - Sí - dice el rudo y atractivo GG sin siquiera agradecer. La enfermera se va después de echarle un vistazo extra a Lincoln, quien no muestra ningún interés.

Seguimos en silencio. Pongo a Liana, que está dormida, en la cama. Menos mal que les di un baño a los niños antes de ser expulsada y les puse un suéter calentito. El hospital también proporciona mantas, pero está muy frío. Voy al sofá y me siento allí, esperando a que la inhalación termine para apagar la luz.

Lincoln - Deja de ser infantil y habla conmigo, María Júlia - Lincoln dice después de un rato. El celular de Lincoln suena, noto que es una alarma que él puso y la apaga. Luego le quita la máscara a Liam.

Júlia - Hay una gran diferencia entre no saber ser padre instintivamente y no querer serlo - digo atrayendo su atención. Él se acerca a mí y se sienta en el sofá a mi lado.

Lincoln - ¿Por qué dices eso, María Júlia? - pregunta sin entender lo que quise decir.

Júlia - Tú pensaste instintivamente en poner un temporizador en el celular para darle un propósito a la inhalación. El problema no es que no sepas ser padre - digo y lo miro - El problema estaba en que NO QUERÍAS ser padre.

Como escritora de novelas profesional en español, necesitarás reescribir una novela en español. Por favor, ten cuidado de mantener la estructura de los párrafos en su estado original y no añadas ninguna explicación adicional.

Lincoln no dice nada y se queda alternando su mirada entre los niños, pareciendo estar en conflicto con sus pensamientos. Decido no decir nada y simplemente dejarlo pensar. Cuando me levanto, él sujeta suavemente mi mano. Miro hacia abajo y decido sentarme de nuevo.

Lincoln - Disculpa por la forma en que te traté, María Júlia - él dice mirándome a los ojos con tanta intensidad que me quedo sin aliento por un momento.

Júlia - Es Julia, Lincoln, y no voy a pedir disculpas por las bofetadas que te di. Si vuelves a vacilar, será un puñetazo. - Hablo en serio, pero el muy cabrón se ríe en mi cara, tal vez no cree que tenga el coraje para hacerlo, pobre iluso.

Lincoln - No esperaba eso de ti, de verdad - me encoge de hombros.

Júlia - Bueno, es mejor que lo sepas, porque no lo haré.

Lincoln - Regresa a la mansión con nosotros, María Julia - ¿por qué demonios me llama María Julia? - Haré lo que quieras.

Lo miro con una sonrisa maliciosa, Lincoln revuelve los ojos.

Júlia - Quiero que quieras convertirte en el padre de ellos porque es lo que tú quieres hacer. No quiero que te sientas obligado, que sea porque tu corazón está preparado para dar y recibir amor.

Lincoln - Casi me trabaste con eso que dijiste al principio - dice y trato de levantarme, él sonríe mientras sostiene mi mano, obligándome a quedarme sentada - Perdón.

Júlia - Me acusaste de ser infantil, pero no mediste tus acciones - hablo y él extrañamente está de acuerdo.

Lincoln - Ya me disculpé, María Júlia.

Júlia - Debes tener un equipo de abogados, ¿verdad? - pregunto, enderezando mi postura.

Lincoln - Sí, ¿por qué? - pregunta extrañado.

Júlia - Quiero un contrato para mañana, que diga que no puedes despedirme ni impedirme ver a los niños si dejo el trabajo - digo en serio y él me mira como si no pudiera creerlo.

Lincoln - Imposible - dice negándose y yo asiento.

Júlia - Está bien, entonces me voy - bluffeo, haciendo mi mejor cara de que no me importa y me levanto, sabiendo que tengo el control de la situación. Lincoln vuelve a sujetar mi mano y por dentro sonrío victoriosa, levanto las cejas esperando.

Lincoln - Está bien, María Júlia. Quiero llevarlos de viaje en algunos momentos, así que eso significa que tú también tendrías que ir - dice y yo me encoge de hombros.

Júlia - Si el precio para estar con los niños es tenerte que soportar, entonces puedo hacer ese sacrificio - digo y Lincoln me mira furioso, sonrío dulcemente.

Lincoln - No sé dónde estoy que no te mando a Egipto - dice y yo me encoge de hombros.

Júlia - Si es con los niños, está bien para mí.

Lincoln - Eres muy atrevida, no tienes ni tamaño ni edad para eso.

Júlia - Si quieres insultarme, puedo insultarte también. Conmigo es ojo por ojo, señor Lincoln - digo mirándolo firmemente.

Lincoln - Conmigo también, María Júlia - dice mirándome también. Su mirada comienza a cambiar a un tono que no conozco, me doy cuenta de que estamos cerca, muy cerca. Puedo sentir su respiración, luego él mira mis labios instintivamente, paso la lengua por ellos y muerdo ligeramente mi labio inferior, escucho un gruñido de Lincoln. Este extraño momento es interrumpido por Liana.

Liana - Tía, me acuesto hambrienta, tengo miedo - me pide y yo asiento.

Júlia - Buenas noches, Lincoln - digo alejándome e yendo a la cama.

Lincoln - Buenas noches, María Júlia - oigo a Lincoln decir antes de apagar la luz de la habitación, ¿de dónde sacó el "María Júlia"?

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