Capítulo 8

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La diabla había dejado su lado de ángel para demostrar al mundo que sin su diablo puede ser lo peor de este mundo al no tener piedad por nadie.

Unos minutos después me levanto de la cama observando todo el gran desastre que cause, suelto un largo suspiro acercándome al balcón que había donde había una especie de ventana puerta que podrías abrir.

Estaba decorado con flores de diferentes colores, abro la ventana saliendo mirando hacia abajo viendo que debajo de mí había cinco hombres que al sentirme levantan sus cabezas mirándome seriamente dejándome en claro con sus formas de mirarme que me estaban vigilando por si se me ocurría hacer algo.

Llevaban cada uno sus armas encima me imagino que harían turnos para vigilarme cada vez que pasaran unas cuentas horas, era la misma estrategia que usaba mi padre en Rusia, pero aun así no era muy buena porque conseguía escaparme aprovechando cuando eran los cambios de guardia entre ellos.

Me muevo por la pequeña terracita deteniéndome cuando veo algo moverse a un lado dándome cuenta cuando lo observo que era una cámara que esta se movía por cada movimiento que hiciera.

Me meto un momento dentro del cuarto observando cada rincón viendo que no había cámaras como en la terracita.

Estaba segura que mi padre tenía que ver con la cámara que había en él balcón, le tuvo que decir a Malek que por ahí siempre me escapaba que me tenía que tener vigilada.

Ni, aunque le pagaran a mi padre una buena cantidad de dinero iba a poner en nuestra casa cámaras, para él era una falta de respeto por la intimidad de los demás, por eso siempre pasaba lo de mis escapadas cuando tenía la oportunidad.

De nuevo a mi cabeza vuelve Derek recordando él día en el que decidió enseñarme el cuarto de cámaras que tenía cada rincón de cada sitio bien vigilado.

Suelto otro suspiro pensando que mi escapatoria por aquí era bastante difícil.

Pero aun así no me pienso rendir...

Solo necesitaba tiempo para planear las cosas y mucha paciencia para encontrar el punto débil de esta casa, porque como todas tenía que tener su punto débil.

Tenía que pensar mientras me aprendía cada rincón porque si no hacía uno de los grandes planes como los de Derek acabaría mi escapada en un gran fracaso complicando todo aún más.

Para eso tenía que ver si Malek se le había pasado colocar alguna cámara en un rincón donde pudiera salir, por alguna puerta o algo.

Tiene que haber algo donde pueda salir yo bien...

Solo necesitaba tiempo para volver con mi italiano malhumorado...

Me volví a tumbar en la cama hasta que una mujer que hablaba o por lo menos intentaba hablar ruso me dijo que era hora de la cena.

No pensaba cenar, pero pensé que, si salía podía observar mejor la casa, Malek me esperaba.

Seguía a la chica hasta que me llevo a un comedor donde todo estaba lleno de decoración y cosas extrañas.

Las cortinas y todo lo que había casi todo era de color rojo y lo demás era blanco.

Mis ojos ven a Malek sentado que al verme llegar se levanta rápido viendo la mesa que estaba decorada como cuando la preparas para celebrar una cita con tu pareja o una cena romántica.

-Alessia... - me muestra una sonrisa.

La mujer que me trajo hasta aquí corre apartando la silla para que me sentara, hasta que yo no me siento Malek no se vuelve a sentar.

Otra mujer con un vestido también largo entra con un carrito dejando los platos en la mesa, observo el mío sin tener idea de lo que era.

Todo esto me parecía sumamente extraño.

¿Dónde había quedado la pasta y las lasañas como los de mi italiano?

Aunque casi siempre hacía la comida mi abuela y Martina, Derek sabía hacerlo muy bien.

Siento la mirada de Malek encima de mí, hasta los cubiertos eran rarísimos.

-Alessia me gustaría que me dijeras que hacías cuando has estado con Derek – habla de nuevo Malek.

-Follar – contesto sin cortarme ni un poco viendo como una de las mujeres que estaba tiesa como un palo esperando a una orden abre sus ojos de sobremanera al escucharme.

Malek tose un poco tragando fuerte cuando me escucha.

-No me refería precisamente a eso... - contesta Malek todavía impresionado y algo incomodo.

Yo me dispongo a observar todo a mi alrededor en busca de alguna salida sin tocar aun la comida que tenía en el plato que era de oro, si, oro puro como los cubiertos.

-Oye, ¿Tu que eliges a las chicas que son vírgenes o las que no? - le pregunto con intención de molestarlo de nuevo.

El me mira por unos segundos y sé que se está controlando por no saltar.

-Alessia nos vamos a casar por lo tanto nuestra comunicación tiene que mejorar, dicen que antes de empezar una relación tu pareja tiene que ser tu mejor amigo, así que puedes contarme todo el daño que te ha causado Derek – alzo mi ceja mirándole de nuevo.

-El que me ha hecho algo has sido tú, él que decía que nunca me levantaría la mano y a la primera de cambio lo hiciste – veo como aprieta su cubierto.

-Alessia... no pongas las cosas más complicadas, ¿sí? Admito que se me fue la mano, pero tu comportamiento está mal, tienes que empezar a olvidar la vida que estabas teniendo, ahora solo seremos tú y yo... - si claro, no se lo creía ni él.

-Ten cuidado Malek tal vez él día de la boda te encuentres con tu prometida muerta en la bañera con las venas cortadas - prefería matarme antes que casarme con este ser sinceramente.

-Eso no pasara, no digas tonterías – me contesta más serio.

-Si claro, se me olvidaba que si yo muero y no te casas conmigo el trato con mi padre quedaría completamente roto para siempre además de que te gustan las muertas – mientras se lo digo observo todo con detalle.

-Es por el bien de todos cuando nos casemos seremos una familia Alessia, además los preparativos de la boda comenzaremos a prepararlos dentro de poco y será juntos no por separados como la otra vez – ni si quiera me habían dejado un cuchillo ya me imagina por qué.

Ya le hubiera cortado el cuello y adiós aladino.

-¿Dónde te dejaste a Jasmine? También abusaste de ella la torturaste hasta matarla, por eso no puedes casarte con ella que tienes que venir a joderme a mi – le digo cabreada.

-Tu eres mi Jasmine Alessia si tú quieres y como te dije no podemos hacer nada hasta después de la boda y lo que digo lo cumplo – pongo cara de asco.

-Tampoco tenía pensando hacer algo contigo, que asco... - le digo sin cortarme nada de nuevo.

-Come – me ordena.

-No tengo hambre aladino – veo como pone una mueca, al parecer tampoco le gustaba que le llamara aladino.

-Si no me cuentas lo que hacías con Lombardi cuando nos casemos... - vamos otra vez. - No te quedara más remedio que decírmelo ya que no solo pertenecerás a la mafia rusa sino también a la mía, como te dije tendrás todo a tu alcance y serás mi reina – te quedaras con las ganas...

-¿Terminaste? - le pregunto levantándome de mi asiento.

Me acerco a la mujer que me acompaño la digo rápido en ruso que me lleve de nuevo al cuarto.

Malek no pone ninguna pega, salgo observando que no había casi puertas solo las que vi arriba.

Unos minutos después me encontraba de nuevo en el cuarto escuchando como echaban la llave.

Al poco rato me trajeron la comida al cuarto, pero no la toque, no pensaba comer.

Lo mismo me paso por la noche no dormí nada por la simple razón de que no me fiaba de Malek, aunque él dijera que no podríamos hacer nada hasta después de la boda, yo no pensaba hacer nada con él prefería estar muerta que me tocara.

Ahora estaba en su casa, en su territorio, las cosas habían cambiado bastante...

No quería cerrar mis ojos por si entraba cuando yo estuviera dormida, me esperaba cualquier cosa de él y más sabiendo a lo que se dedicaba.

Él se creía que tenía derecho sobre mi cuando eso no era verdad, su intención era controlarme y no lo iba a conseguir.

Me alzo rápido cuando la puerta se abre apareciendo la misma mujer que antes dejando una bolsa con ropa dentro.

Cuando se va, la cojo mirando lo que había dentro, después camino teniendo cuidado de no pisar todo lo que había por el suelo hasta llegar al baño.

Comienzo a desnudarme metiéndome dentro de la ducha con agua fría.

De nuevo mi cabeza quería torturarme un poco más recordándome a Derek.

Apoyo mis manos en la pared de la ducha cerrando mis ojos mientras sentía el agua fría caer por mi cuerpo recordando momentos con él italiano dentro de la ducha.