Encuentro

Capitulo 9

Salma.

— ¿Así que eres madre soltera? ¿Tienes varios hijos?

— Dos.

— Entiendo, ¿Y que edad tienen?

— Tienen quince años ambos. Son gemelos.

El me miro a los ojos y lo supe, estaba empezando a hacerse ideas.

— ¿Tienen quince años tus hijos? ¿Y son gemelos?

— Si, se llaman Frank y Jaden, nacieron un 12 de noviembre de ese mismo año en que pasó esa locura entre nosotros, exactamente 9 meses después.

— ¿En noviembre? Pero... ¿Qué?

— Si Daniel, Frank y Jaden son producto de ese encuentro que tuvimos, cuando regrese de Londres y me instale en new Jersey a los dos meses supe que estaba embarazada, y fue muy complicado porque me hospitalizaron, y tuve que tomarle la palabra a Ethan, quien me había dicho que lo llamara si necesitaba algo, lo llame y el vino hasta aquí a ayudarme, desde ese día ha sido el guardian de mis hijos hasta hoy.

Ahora él tenía una mirada profunda, sentí que en cualquier momento succionaría mi alma, como en esa película de Nicolás Cage, el vengador fantasma. Se levantó de la mesa y camino en círculos tomándose el cabello y sobando su cara, estaba desconcertado.

— ¿Me estás diciendo que quedaste embarazada y que tuviste a mis hijos, y me lo has ocultado todos estos años?

— No fue que te lo quisiera ocultar por maldad, lo hice porque no quería generar más problemas entre Brenda y tú, yo desconocía el estado de tu matrimonio y no quería empeorar las cosas, además, ¿Qué podías ofrecerle a mis hijos? Eras un hombre casado, con el que me acosté no por gusto ni placer, lo de nosotros fue una jugada de un loco que nos usó, y para empeorar, el esposo de mi mejor amiga. ¿Dime cómo me aparecía yo a tu casa para decirte que serías papá? ¿Qué sentido tenía eso cuando tú esposa también lo estaba en ese momento? ¿Que le hubieras brindado a mis hijos? ¿Un papá a medias? Que solo les daría dinero y un apellido, y quizás pasara con ellos algunos días a la semana o al mes, que se los llevaría en vacaciones a su casa con una mujer que los odiaria. Solo problemas hubiera encontrado con Brenda. Mis niños habrían estado en la mitad de todo ese conflicto. Y no Daniel, llámame egoísta, y ódiame si quieres, pero mis hijos han sido felices y hemos vivido tranquilos todo este tiempo, nadie los ha señalado ni los ha insultado jamás.

El bajo la cabeza y ví que sus lágrimas cayeron, esperaba que me tratara mal o algo así pero no.

— ¿Puedo conocerlos? ¿Saben al menos que tienen un papá que no sabía que existían?

— Lo saben, se los conté cuando cumplieron 12 y les expliqué el porqué, ellos lo entendieron muy bien y decidieron dejar las cosas así como estaban, no quisieron causar problemas en tu matrimonio.

— ¿Dónde están?

— Tendrás que esperar unos días, andan precisamente en Londres, la universidad los llevo allí para unos congresos de sus respectivas facultades.

— ¿Universidad? ¿Están en la universidad?

— Si, están en la universidad desde los 11 años, son los chicos más inteligentes del mundo, no sabes lo orgullosa que me siento.

— ¿A los 11? No lo puedo creer. ¿Qué estudian?

— Frank es un admirador de Ethan y estudia medicina, en cambio Jaden lo trajo en la sangre, estudia derecho, ambos ya terminaron los primeros cuatro años de su formación, y ahora están por empezar otros 4 años más.

— ¿Es un sueño cierto? ¿Es una fantasía lo que me estás contando?

— Es tu realidad ahora, tu y yo, tenemos dos hijos gemelos, y son las personas más inteligentes y juiciosas del planeta.

— Tuviste a mis hijos a pesar de todo. Cuando pudiste haberte negado, estabas en tu derecho de hacerlo, pero los tuviste, y te lo agradezco.

— ¿No estás enojado conmigo?

— Obviamente que me siento mal por el hecho de que no me lo hayas contado, tenía derecho a saberlo, pero también entiendo tu posición, todo fue muy raro esa vez, y entiendo tu dilema con Brenda, claro que comprendo tus razones, y me siento sumamente agradecido contigo por haber decidido tener a mis hijos a pesar de todo.

— También son mis hijos, los amé desde el primer momento, y quería muchísimo decírtelo, para que no te hubieras perdido de nada con ellos. Pero...

Ya, no digas nada, cuéntame cómo fue su niñez, ¿tienes fotos? Quiero saberlo todo.

Ven a mi casa, allí te mostraré todo lo de ellos.

Fuimos a mi casa, mientras, Daniel no dejaba de llorar, supe que sus lágrimas tenían una mezcla de emociones, y lo entendí, pero ahora me sentía liviana, ya no tenía ese peso que cargue por tantos años, me sentía muy bien, mis pequeñas goticas de agua, tendrían a su papá de sorpresa cuando regresaran.

................

Daniel

Fuí con Salma a su casa, me quedé sorprendido, era estilo campestre y se veía pequeña pero acogedora, allí tenía muchas plantas y flores hermosas, ella me mostró todo lo de mis hijos, sus fotos y videos que había recopilado estos años, ví hasta sus dientes de leche que ella guardó, luego me llevo a sus respectivas habitaciones, dónde cada uno tenía un mundo diferente, y me mostró la última fotografía que les tomó.

Mis hijos eran preciosos, tenían su piel de un color lindo, pero del resto se parecían mucho a mí, hasta mi lunar habían heredado. Estaba dichoso.

— Salma, ¿Tú crees que pueda contarle a mi hermano?

— ¿Me estás pidiendo permiso para contar que tienes hijos?.

— Bueno sí, es que estoy tan sorprendido y feliz que no sé.

— Tu puedes hacer todo lo que quieras, son tus hijos.

— No, son nuestros hijos y créeme, no me pienso separar de ellos nunca, una vez los tenga aquí entre mis brazos, no los soltaré.

Estaba resuelto, nadie me separaría de mis hijos, estaba contando los minutos y horas para su regreso, de hecho me ví tentado a llamar para que los mandarán de regreso en el primer vuelo que hubiera, pero tenía que contenerme.

— Dime qué les gusta. Quiero guardarles muchos regalos, quiero darles el mundo entero.

— Cálmate, ellos no son complicados, una sola cosa quieren, y yo me opongo a dárselas porque aún son menores.

— ¿Que quieren?

— Un auto.

— No podemos negociar?

— Definitivamente no.

— Que mal. Entonces voy a prepararme bien, quiero que me acepten, que no me vayan a rechazar.

— No te van a rechazar, ellos te van a adorar, ya verás.

— Gracias Salma, siento que he vuelto a vivir, no puedo creer todo esto. No sé que pensarás si...

— ¿Si qué?

— Sobre nosotros, es obvio que tenemos un tema pendiente, y es bueno que también lo definamos ahora. Te voy a ser sincero, yo ya no soy un jovencito, soy un hombre que tiene la suficiente edad para saber que es lo que quiere en la vida, estamos claros de que quizas aún no es amor lo que hay entre nosotros, pero hemos estado juntos y nos hemos entendido bien en la intimidad. A mí me gustaría conocerte más Salma, quisiera que nos dieramos una oportunidad de descubrir si podemos tener una relación sólida en el futuro.

— ¿Acaso me está proponiendo que sea tu novia?

— Mi novia no, ya no estamos para esas cosas, pero sí quiero que lo intentemos Salma, dejemos atrás el pasado, pensemos en nuestro futuro y en nuestros hijos.

— Está bien, intentemoslo.

Fue así como desde ese momento me convertí en la pareja oficial de Daniel Frederick, el padre de mis hijos, el hombre que una vez, hace muchos años, le ayude a conquistar a mi mejor amiga.

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Cuando mis hijos regresaron, yo estaba allí, y fui testigo del amor que había entre ellos y su madre, parado allí y totalmente nervioso, esperaba el momento de la presentación, y fue unos minutos después que ellos se percataron de mi presencia. No vi nada mas en sus ojos que felicidad. increíblemente, mis hijos estaban felices de verme, era genial.

— Por fin estas aquí, creímos que jamás pasaría, ya habíamos perdido las esperanzas, porque han sido muchos años esperando , hubo navidades que solo le pedimos a santa claus que nos trajera a nuestro padre, y hoy por fin estas aqui.

Ellos me abrazaron y no lo podia creer, estaba siendo abrazado por mis hijos. Fue una tarde emocionante, pude compartir mucho con mis gemelos, olvidándome de todo, me sentía un hombre muy afortunado, como si de repente la vida me estuviera compensando por todo.

— ¿Y tú otro hijo? Digo, nuestro hermano

Jaden preguntó y miré a Salma, solo si ella lo autorizaba yo hablaría, al verla asentir les dije la verdad, que Miguel no era mi hijo de sangre, pero si en mi corazón.

— Gracias Salma.

— ¿Porqué?

— Por darme esta dicha, me has dado dos hijos preciosos, y prometo que compensare todo este tiempo perdido, les daré todo lo que no han tenido, mis hijos y tú, merecen solo lo mejor.

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