De Frente

Capitulo 8

Daniel

— Hola León, soy Sacha, ¿Te acuerdas de mí?

Leí el mensaje y me pareció gracioso, porque ahora yo sabía quién era Sacha realmente.

— Hola, por supuesto que me acuerdo, quien podría olvidar a alguien así de especial, me alegra que me escribas, porque te juro que no he podido sacarte de mi cabeza.

— ¿De veraz? Estás de suerte, porque me pasa exactamente lo mismo, no he hecho más que pensar en tí.

— ¿Quieres que nos volvamos a ver? No sé, podemos ir a cenar, o lo que tú prefieras.

— Lo de cenar me parece muy bien ¿Qué tal si volvemos a repetir lo de anoche y nos quedamos a desayunar mañana? Allí nos conoceremos, porque si por alguna razón no nos gustamos más allá del sexo, al menos nos quedamos con un lindo recuerdo de esta noche también.

Me causaron risa sus palabras, no habían dudas de que era ella, tenía ese sentido del humor que siempre la caracterizaba, básicamente acababa de decirme que, la cena que quería era yo.

— Estoy de acuerdo, entonces, está noche preciosa.

— Si, mismo lugar, te estaré esperando.

— Seré puntual.

Era increíble, ahora yo iba conciente de todo, sabía que era ella y me iba a asegurar de hacerle el amor con mucha más dedicación, de manera que cuando nos viéramos mañana, no le queden ganas ni espacio para escapar.

........

Salma

Me desconozco por completo, estoy con la lívido muy alta, me siento no se, poderosa, sexi, arrolladora, y por eso vine a buscarme cositas provocativas, definitivamente agradezco al universo conservarme este cuerpo despampanante.

Fui y me arregle el cabello, quería que este hombre me conociera tal cual soy, mi linda cabellera afro me ayudaba muchísimo, y saliendo del salón como a las 4 recibí un mensaje de Ethan, decía que necesitaba verme y que era importante. Me causo curiosidad, así que me apresure a ir donde me dijo.

— Ya llegué, trate de venir lo más rápido posible, ¿Qué pasó?

— Gracias por venir Salma y discúlpame si te saque de tus ocupaciones, aunque veo que hoy luces espléndida.

— Tu sabes que siempre luzco bien, solo que hoy me retoque un poquito más, tengo una cita con el galán de tu amigo.

— Preciso de eso quiero hablarte.

— ¿Que pasó? Ay no me asustes, ¿Acaso es un psicópata?.

— Nada de eso, solo necesito que sepas algo.

— Bueno dime qué es, me estás matando de los nervios.

— Tu cita a ciegas es Daniel.

— ¿Daniel? ¿Que Daniel? ¿No digas que el cegaton del centro comercial?.

— No dijiste que te habías sentido muy cómoda y familiar anoche?

— No puede ser ese Daniel. Tu nunca me harías algo así, me estás jugando una pésima broma.

—No te pongas así, escúchame primero y luego si quieres me golpeas, ¿ok? Daniel ya no está con Brenda, ambos están divorciados, él nunca fue feliz con ella, porque se volvió amargada y lo trato muy mal, tanto que nunca le permitió compartir con su hijo y lo relegó como a un mueble más de la casa, mi primo ha sufrido muchísimo en esa relación, y ya que tomo la decisión de rehacer su vida, nadie es mejor que tú para eso, eres la madre de sus hijos, estás soltera, comprobaste que te gusta en la intimidad, bueno lo comprobaron los dos, porque él está igual de encantado que tú, y además te parece atractivo. Vale la pena intentarlo ¿No crees?.

Ignore a Ethan, me levanté y me fuí.

Esa noche nos encontramos en esa habitación y nos entregamos conscientemente, el lo quería y yo también, sabíamos quien era el otro. No dijimos nada al respeto, pero esa noche aprendí que el lenguaje de los cuerpos a veces es más claro que las palabras. El me hizo el amor con tanta pasión, que logró disipar algunas dudas de mi corazón, y en la mañana siguiente cuando se llegó el momento de enfrentar todo que me sentí muy nerviosa y me escondí en el baño.

Luego escuché que llegó el desayuno a la habitación, tomé valor y salí del baño un buen rato después, para descubrir que él ya se había duchado, ¿dónde? No lo sé, pero estaba en el balcón de espaldas, hablaba por teléfono, mientras que a mí, las piernas me temblaban, esperando a que el se diera la vuelta, y se encontrará conmigo.

Cuando el terminó su llamada y vino hacia mí, juro que casi me desmayo, estaba tan hermoso, maldita sea, como podía existir un hombre tan perfecto como éste, y como es que Brenda lo dejo ir así no más, sacudí la cabeza tratando de apartar a Brenda de mis pensamientos, si seguía lo echaría a perder todo por ese sentimiento de culpabilidad.

— Hola Salma, es un verdadero gusto volver a verte.

— Hola Daniel, también es un gusto volver a verte, entre otras cosas.

Él se rió a carcajadas, y supe que estaba perdida, acababa de comprobar que me había flechado este hombre, era lindo físicamente, un verdadero huracán en el sexo y ahora estaba riendo tan sexi, que sentí que se me aceleraba el pulso.

— Si, hace un largo tiempo, y definitivamente si fue un verdadero placer nuestro reencuentro. ¿Cómo estás?

— Sorprendida con todo esto.

— Estamos igual de sorprendidos, ¿Pero sabes que? Me gusta.

— ¿Que te gusta?

— Esta jugada del destino, o mejor dicho de mi primo. Hace mucho no me sentía así de bien.

No pude evitar sonreír, ambos reíamos por lo curioso de la situación.

— Me gusta que te guste, porque a mí también me gustó, es genial que ambos estemos gustosos.

El volvió a reír gustosamente.

— ¿Sabes que no podía recordar muy bien que es lo que te hace tan especial? Pero justamente acabo de recordarlo ahora, el impacto que me causaste la primera vez que me hablaste hace años, cuando estaba hospitalizado y entraste a mi habitación para hablarme de Brenda, tan directa y divertida.

— ¿Aún recuerdas eso? Qué oso, la verdad no es que haya cambiado mucho, sigo siendo así de loca aunque ahora un poco más vieja.

El volvió a reír. Por lo menos ví que estaba de buen humor y eso era algo positivo.

— Me contaron que en mi nombre se arruinó tu matrimonio, quisiera saber más sobre eso.

El se puso algo serio, y me invitó a sentarme a la mesa.

— Te contaron mal, te lo aclaro mientras desayunamos, ¿Te parece?

— Por supuesto.

Ambos nos sentamos a desayunar y el me lo contó todo, y al final yo sentía bastante aflicción por todas esas cosas.

— Es increíble lo que me cuentas, nunca me hubiera imaginado que las cosas se pusieran así entre uds por esa situación, no comprendo cómo Brenda pudo cegarse y cerrarse tanto ¿Mira que volverse así? Ella te amaba, me consta, por eso no logro entender su actitud.

— Si, yo también sabía que ella me amaba, mejor dicho, nos amabamos, de no haber sido así, no se hubiera quedado a mi lado después de ser secuestrada y pasar por todas esas cosas terribles, ella salvó a mi hermano, y a los demás, lucho a mi lado en esos momentos duros que vivió mi familia, mas que nadie se ganó su lugar en mi corazón y en mi casa, por esa razón es que luche incansable por recuperarla, pero al final tuve que rendirme, porque si no iba a terminar loco o muerto.

— Lo lamento tanto. ¿Y tú hijo? ¿Que piensa él de todo eso, cómo ha tomado lo de su separación?

— Cómo te conté antes, no tengo ningún tipo de relación con mi hijo, Brenda nunca permitió que tuviéramos una, es como si Miguel no fuera mi hijo, por eso no sé cómo estará con la situación, pero imagino que no muy bien, pues hace unos días se metió en un gran problema, y aunque ya está todo solucionado, no puedo evitar preocuparme por cómo estará.

— Es increíble, eso sí fue muy cruel, porque viviendo en la misma casa y hacerles eso a los dos, tenaz, tu hijo no debe haberlo pasado nada bien con esa distancia que Brenda ocasionó entre uds.

— Si, también pienso en eso, mi hijo no debe estar bien, pero en serio no quiero más problemas con Brenda por tratar de tener una relación con Miguel. Pero, ya no hablemos más sobre mí, creo que ya te conté toda la enciclopedia de mis años, ahora cuéntame de tí, ¿Qué has hecho todo este tiempo? ¿Te casaste, te divorciaste, tienes hijos? ¿Qué ha sido de ti?

Mis nervios me golpearon, porque había llegado mi momento de confesar.

— Yo, que te puedo decir, me mudé a New Jersey apenas regrese de Londres, allí conseguí un trabajo en un hospital y trabaje allí solo unos meses, luego no pude continuar, y me mudé aquí a Boston por sugerencia de Ethan, con el tiempo conseguí trabajo y ahora soy jefe de enfermería y me va bien, no me quejo, no me casé, de hecho nunca volví a tener una relación después de ese episodio contigo, y... Si tengo hijos.

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