Episodio 3: Familia

^^^Charlotte Allen.^^^

En casa vivimos mi mamá, mi papá, mi abuelita, mi hermano y yo.

Mamá se llama Clara, su piel es algo morena, con su cabello negro como el oscuro carbón y sus ojos son de un celeste tan claro como lo es el agua. Es hermosa, siempre creí que ella era una diosa o al menos sería una reina.

Papá se llama Vincent, su cabello es rubio y me encantan sus ojos verdes, al contrario de mamá, mi padre tiene una piel pálida como la banca leche. Es como el príncipe azul de los cuentos de hadas.

Mi abuelita Lana es la mamá de papá y es muy buena conmigo, tiene la piel blanca, pero muy arrugada, su cabello es gris y creo que le faltan algunos dientes. Aunque me encantan sus ojos porque tienen el mismo color verde que papá.

Luego esta Asher, es mi hermano mayor por 2 años de diferencia y todos dicen que yo soy idéntica a él.

Ambos tenemos el cabello rubio y ojos celestes claros, las únicas diferencias es que nuestras personalidades son distintas y que él es un niño y yo soy una niña, él es más alto y yo tengo el cabello largo.

—Cariños, mamá debe dejarlos solos esta noche.—Informó nuestra madre cuando estaba a solo unos pocos minutos de salir de casa con nuestro padre y con la abuela.—Su abuela no se encuentra bien y mamá no puede dejar a papá solo en estos momentos.—Ella acarició la cabeza de Asher y luego acarició la mía.—Vendré muy temprano por la mañana, ¿de acuerdo?, la cena está guardada en el refrigerador, solo serán unas pocas horas, ¿bien?, deben bañarse o si quieren no hacerlo hoy, entonces pueden irse a dormir y prometo no molestarme con ustedes por descuidar su higiene, solo..—Mamá dio un respiro largo y sabía que ella no quería dejarnos solos, pero la abuela necesitaba ir al hospital y papá era débil mentalmente cuando se trataba de la abuelita Lana, mamá necesitaba cuidar de papá y papá necesitaba cuidar de la abuela.—Dios, prometan que no saldrán de casa.—Habló con seriedad.

—Lo prometemos.—Dijimos Asher y yo al mismo tiempo.

—Son unos buenos niños.—Mamá nos sonrió y beso nuestras frentes, un beso para Asher y luego uno para mí.—Mamá los ama, no se duerman tarde.

Ella se despidió una vez más con un abrazo y finalmente desapareció de nuestra vista cuando cerró la puerta de la casa.

—¿La abuela estará bien?.—Fue lo primero que dije para romper el silencio que había provocado la partida de nuestra familia.

—La llevarán al hospital, así que si, probablemente esté bien.—Respondió Asher.

—¿Qué hacen en los hospitales?

—Retrasan a la muerte.

—¿Pueden hacer eso?.—Pregunté sorprendida.

—Algunos si, algunos no.—Sé encogió de hombros.—Depende de la situación y del doctor, eso dice el maestro.

Vivimos en un pequeño pueblo que está rodeado por un extenso bosque y aquí hay pocos maestros y pocos doctores, posiblemente el maestro del que habla Asher es el mismo maestro que me da clases las tardes con los demás niños de mi edad.

—Espero que la abuela vuelva sanita.—Dije.—Por cierto, tengo hambre.

—Entonces vamos a calentar la cena que mamá nos preparó.—Respondió Asher.

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