Capítulo #7

— Johnson — Ella es mi gerente administrativo, la señorita Bree Evans.

— Bredge — Señora O'Grady, un placer volver a verla.

— Olivia — Como esta Evans, pensé que aún seguía en Inglaterra.

— Bree — Regrese hace una semana para ocupar el puesto en la empresa Johnson.

Bree posó su mirada en Andrew para sonreírle, lo abrazo con cariño y le beso la mejilla.

— Andrew — ¿Cómo estas Bree?

— Bree — Ahora que te encontré de nuevo, excelente.

Andrew Belf, el eterno amor platónico de Bree. En el pasado tuvo miedo de declararse y perder la amistad, pero ahora que lo a vuelto a ver, no piensa perder el tiempo.

Olivia carraspeo la garganta, intentando cortar el momento.

—Olivia — Podemos empezar por favor.

Los cuatro tomaron asiento y comenzaron con la reunión, en cada oportunidad que había, Bree tocaba la mano de Andrew. Para Olivia no pasó desapercibido ese detalle, le molestaba que Bree no dejara de coquetear con Andrew en una reunión importante para ambas empresas.

—Olivia — Si no hay otro punto que aclarar, cerremos este acuerdo entre ambas empresas.

Olivia le ofreció una pluma a Johnson para que firmara el documento.

—Johnson —¿Que te parece si cerramos este trato con un almuerzo?

—Olivia — Se lo agradezco, pero tal vez acepte su invitación en otra ocasión, señor Johnson.

— Johnson — Está bien, pero no puede rechazar la invitación a mi cumpleaños

Johnson saco de su maletín un sobre negro.

— Johnson — Será en quince días. Esperaré con ansias su presencia mi querida Olivia.

—Olivia — En ese caso será un placer para mi esposo y para mí, asistir a su evento.

La sonrisa de Johnson fue agria, mientras que la de Olivia era amplia.

— Johnson — La espero en la empresa, en dos horas señorita Evans.

Dijo Johnson, dándole tiempo a Bree para almorzar. Ella tomó la mano de Andrew y lo jalo un poco.

—Bree — ¿Almorzamos?

Andrew miro su reloj de mano para ver la hora.

—Andrew — Tengo una hora disponible.

— Bree — Suficiente para ponernos al corriente.

Bree se llevó a Andrew de la mano, mientras Olivia los miraba con curiosidad.

Andrew y Bree se ponían al corriente entre la plática, las risas y los recuerdos de la universidad.

—Bree — Entonces fuiste tú quien me quito el puesto de contador en el hotel.

— Andrew — Créeme que no tenía idea, eso explica por Brooks me odia.

— Bree — No creo que te odie, solo como buen amigo de mi hermano el se había comprometido a darme el empleo. Pero en fin, dime ¿cómo es que consiste a la señora Hertford?

—Andrew — La conocí por madre, hace años. Ella me dijo que era una buena amiga de mi padre y de ella. Pero para ser sincero, nunca vi un lazo de amistad entre ellas, sus miradas eran... como si en el fondo se odiaran.

— Bree — Pero eso que importa si al final te trajo aquí, y con la suerte de que la señora O'Grady te diera el puesto de director general.

Andrew exhalo con fastidio.

—Andrew — Bueno, no es como que wow. La señora O'Grady es tan, mucho, demasiado...

—Bree — ¿Especial, voluble, intimidante y sin corazón?

—Andrew — Mejor no la pude describir.

—Bree — Y he escuchado muchas cosas más, sobre la dama de hielo.

— Andrew — ¿La dama de hielo?

—Bree — Así la apodan sus empleados y algunos socios.

Andrew prefirió quedarse callado al sentir un poco de pena por Olivia.

— Bree — Andrew ¿quieres ser mi acompañante en la fiesta del señor Johnson?

—Andrew — Me encantará ir contigo.

—Bree — Perfecto, ahora que ya tengo tu número te llamaré en estos días para pasarte la dirección de mi casa.

Andrew se despidió de Bree y volvió a su oficina en el hotel, Olivia ya lo esperaba en la puerta, con su bolso de mano y un maletín.

—Olivia — Señor Belf, espero que no haya hecho planes por el resto del día, ni en los días siguientes.

Andrew la miro extrañado.

—Olivia — Iremos a la sucursal de Miami. Regresaremos cuando haya terminado el inventario periódico. Por los gastos y el hospedaje no se preocupe, yo me haré cargo.

Andrew solo asintió con la cabeza, recordó que solo lo esperaba la llave stillson y la brocha de pintura, en casa. Acompaño a Olivia al avión privado, en todo el vuelo el silencio fue el principal protagonista.

Llegando al hotel de Miami se dirigieron a la oficina de gerencia de esa sucursal, el día se fue entre balances financieros y el estado de cuenta mensual.

Olivia se recargó en la silla y checo la hora en su reloj de mano, pasaban más de la una de la madrugada.

—Olivia — Es tarde, puede retirarse señor Belf. Mañana lo espero en el comedor del hotel a las nueve, para almorzar.

—Andrew — Que descanse.

Cuando Andrew cerró la puerta detrás de él, Olivia exhalo con cansancio, se quitó el broche de oro que sostenía su cabello y se agachó para sacarse los tacones. Se levantó de la silla y con los zapatos en la mano camino directo a la playa.

Andrew camino a la habitación que le habían asignado, cerca de la playa. Abrió las cortinas y deslizó las puertas de vidrio.

A unos metros pudo ver a Olivia O'Grady caminar hacia la playa, ella volteó a todas partes asegurándose de que nadie la viera. Se desabrochó la falda de piel, color borgoña que traía puesta y la deslizó hacia abajo. Se deshizo de su blusa de seda color negra y comenzó adentrarse al mar en ropa interior.

Andrew se peinó el cabello hacia atrás, estaba atónito por lo que veía. Pensó que el cansancio le estaba haciendo una mala jugada y por eso confundía a la señora O'Grady, con la mujer de la playa. Se dio un baño y se acostó en la cama intentando conciliar el sueño.

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