Capítulo #5

Olivia salió de su habitación siendo ya de noche y bajo las escaleras en busca de su chófer, se sentía ansiosa, necesitaba relajarse un poco en el único lugar que le traía paz.

— Olivia — Aliste el auto.

—Chófer — Como usted ordene señora O'Grady.

Andrew llego cansado a su hogar, llevaba una bolsa grande de víveres, artículos de limpieza, dos trajes y un par de zapatos nuevos. Aventó los trajes junto con la caja de los zapatos al sillón de la sala y se fue a la cocina para acomodar él restó, y cocinar la cena. Quiso lavar algunas verduras pero cuando abrió el grifo, el agua comenzó salir disparada por todos lados.

Empapado de agua se quitó con molestia el saco y la camisa. Exhalo con frustración, ya que había sido un pésimo día para él. Tomo del refrigerador un seis de cervezas y salió hacia la playa, era casi de madrugada, así que la playa estaría desolada.

Abrió la primera cerveza y se sentó en la arena para disfrutar de su soledad, miraba la luna reflejada en el mar cuando de pronto, sus ojos se enfocaron en la silueta de una mujer que salía del agua.

La mujer caminó hasta un bulto de ropa que estaba en la arena, se agachó a recoger su toalla para secar las pocas gotas de agua que quedaban en ella. Se despojó del diminuto bikini que la cubría y comenzó a vestirse, sin percatarse de que tenía un espectador.

Andrew sintió que su garganta se secó y su corazón latió tres veces más rápido de lo normal. El flujo luminoso de la luna marcó a la perfección la silueta de aquella mujer, pero no su rostro. Se quedó perdido en ella, hasta que desapareció de su vista, en solamente unos segundos sin darle tiempo de reaccionar.

El se golpeó en la frente reprendiéndose mentalmente, por haber perdido la oportunidad de conocer a la mujer que lo dejó atónito. Pero algo le decía, que la volvería a ver.

El chófer de Olivia, abrió la puerta con rapidez al verla acercarse. Olivia quito el resto de la arena de sus pies, y subió al auto.

—Olivia — A casa.

A las ocho en punto Andrew estaba firmando su entrada, en el hotel O'Grady.

Él lució unos de los trajes que había comprado un día anterior, le sentaba tan bien, que provocaba los suspiros de algunas mujeres que pasaban frente a él, y las miradas libidinosas de muchas más.

Olivia entró al hotel como siempre, con la mirada llena de soberbia y su caminar altivo.

Camino hacia la oficina principal del hotel, donde Brooks la esperaba ansioso. Andrew al verla entrar al hotel, camino hasta ella.

—Andrew — Buenos días.

Olivia notó por el rabillo del ojo, su vestimenta. A la vez percibía el olor peculiar de Andrew, que llenaba sus pulmones. El aroma era un poco de lavanda y cedro, un aroma agradable para su gusto.

—Olivia — Acompáñeme a mi Oficina.

Andrew la siguió hasta la oficina y como todo un caballero se adelantó para abrirle la puerta a Olivia, en aquel instante sus miradas se cruzaron, haciendo sentir extraña a Olivia, al igual que a Andrew.

—Olivia — Gracias.

Dijo ella con voz firme.

— Gerente — Señora O'Grady, buenos días.

—Olivia — Señor Brooks, Señor Belf tomen asiento.

A Brooks le extraño que Andrew también estuviera en la oficina de Olivia.

—Olivia — Señor Brooks ¿cuántos años tiene trabajando para nosotros?

—Gerente — serán once años en unos días.

—Olivia — Bien, quiero que utilice la experiencia que ha adquirido todo ese tiempo, para capacitar al señor Belf.

—Gerente — ¿Al nuevo contador?

—Olivia — No, al nuevo director general. Quiero que él esté al tanto de cada movimiento y decisión que se tome sin mi presencia.

Andrew estaba estupefacto, Pero Brooks quería respuestas.

—Gerente — Pero, ¿no lo entiendo?

— Olivia — Simple, ya tomé mi decisión.

—Gerente — Disculpe señora O'Grady, pero para poder tener ese puesto se necesitan muchos años de experiencia, además creo qué ...

—Olivia — De nuevo intenta cuestionar mis decisiones, señor Brooks. Le recuerdo que usted es un empleado más en este hotel, de cuál soy dueña.

— Gerente — Lo siento...no volverá a suceder.

—Olivia — No pasaré por alto esta situación, la próxima vez me veré en la necesidad de degradarlo de su cargo, como gerente. Ahora retírese.

Brooks se levantó de su silla como resorte, y camino hasta la puerta rechinando los dientes de coraje.

Andrew agregó una nota mental, no cuestionar.

—Andrew — Señora O'Grady, le agradezco la oportunidad que me está dando como director general.

—Olivia — El puesto conlleva más responsabilidades, señor Belf. ¿Cree que pueda con ellas?

—Andrew — Sí.

Contestó seguro de sí mismo.

—Olivia — Su horario se extenderá más, y viajará seguido. Pero su sueldo aumentará tres cifras más.

—Andrew — Lo entiendo.

La mirada de Olivia era estoica, no sólo quería darle una lección a Brooks, quería mantener de cerca a Andrew Belf por una extraña razón.

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