Capítulo #3

—Amanda —¿Has hablado con Scott?

—Olivia — Recuérdame de que tendría que hablar con él.

Contestó Olivia con indiferencia.

—Amanda — De su amante. Hasta cuando vas a permitir que él vaya y venga, a todas horas y lugares con ella.

Olivia tomó su tasa de café y lo bebió sin endulzar, le gustaba sentir el sabor amargo en su paladar.

Hace más de un año, le había llegado al hotel de manera anónima información de Scott. Él tiene una amante, doce años menor que él y al parecer más fértil, ya que estaba embarazada de su esposo.

—Olivia — Pensé que mi deber como esposa, era aceptar este matrimonio con una amante incluida.

Clive aventó la servilleta a la mesa, para el era inaceptable y una falta de respeto su comentario.

—Clive — Ten cuidado con tus palabras Olivia.

Clive la miro con los ojos llenos de autoridad, Olivia le sostuvo la mirada a su padre por varios segundos antes de levantarse de la mesa. Cuando Olivia supo de la amante de Scott, sintió su orgullo herido y quiso divorciarse de él, no pensaba ser la burla de sus amistades. Pero Clive la persuadió, le advirtió que no volviera a pensar en el divorcio.

Un divorcio arruinaría la imagen intachable y conservadora de su familia, solo tenía que voltear a otro lado y continuar como la esposa perfecta ante su esposo y la sociedad.

Clive solamente quedó viendo como Olivia se alejaba de su mesa, pese a su disgusto, no dejaba de sentir orgullo por la mujer que crío a su semejanza, tan fría, tan soberbia y mezquina como él.

—Amanda — Deberías hablar con Scott.

—Clive — Tú deberías de ser agradecida con él, por seguir con Olivia, pese a que no ha podido darle un hijo.

Amanda lo miro con odio. Tenía mucho rencor guardado hacía Clive.

Olivia detuvo su andar por el pasillo que conectaba al despacho, cuando escucho la voz de una empleada.

— Empleada — Señora O'Grady, debo avisarle que en su despacho la espera el Sr. Belf.

—Olivia — ¿Y quién autorizó que esperara ahí, y no en recepción?

La empleada se puso nerviosa al no saber que responder.

Olivia frunció el ceño con enojo, le irritaba la ineficiencia de sus empleados.

—Empleada —... Eh... bueno...

—Olivia — No dispongo de tanto tiempo para esperar a que me responda.

La empleada agachó la cabeza y con voz firme contestó.

—Empleada — El señor Brooks.

Olivia exhaló con fastidio, no era la primera vez que el gerente se tomaba atribuciones que no le correspondían en su hotel, y con sus empleados.

—Olivia — Dígale al señor Brooks que vaya a mi despacho en quince minutos. Y usted tome sus cosas, será suspendida por dos semanas sin goce de sueldo.

La empleada levantó la cabeza con los ojos llenos de lágrimas. Olivia sin darle importancia retomo su camino hacia el despacho y abrió la puerta de forma sigilosa.

Sentado frente al escritorio, había un hombre de cabello peli negro. El hombre miró la hora de su reloj de mano y resoplo, comenzó a palmear el maletín de manera desesperada.

—Andrew — Relájate Andrew, ya sé que han pasado más de cuarenta minutos, pero no te preocupes, la señora O'Grady llegará en cualquier momento, la entrevista saldrá bien, y te contrataran... Lo harán porque eres perfecto para el puesto y...

Mientras Andrew se daba palabras de aliento, Olivia se había quedado parada detrás de él sin hacer ruido, para escucharlo. El evidente nerviosismo del hombre, le había parecido un poco gracioso a Olivia, sacándole una sonrisa sutil, algo muy extraño en ella.

—Olivia — Señor Andrew Belf, supongo.

Andrew se levantó de prisa al escuchar la melodiosa voz de la mujer, y al dar media vuelta para presentarse, se quedó sin habla, Olivia le pareció una mujer preciosa, de ojos grises. Olivia lo miró con indiferencia y lo dejó con la mano en el aire.

— Olivia — No ha respondido mi pregunta.

— Andrew — ¿Disculpe?

—Olivia — Es el señor Andrew Belf o no?

—Andrew — Eh... sí.

Olivia caminó hacia su silla y se sentó con elegancia. Andrew se quedó estático esperando que Olivia empezará las preguntas.

—Olivia — Piensa quedarse de pie toda la entrevista.

—Andrew — Eh...no, disculpe.

Andrew se sentó de nuevo en la silla, con el maletín en sus piernas. Olivia lo observó por varios segundos, antes de empezar con las preguntas. Claramente, no era un hombre de su estatus social, su traje era simple y barato, para ella.

—Olivia — Mi madre me dijo que se recibió de Oxford, con honores.

Andrew aclaro su garganta, por primera vez en su vida se sentía intimidado por una mujer.

—Andrew — Sí, fui el mejor de mi generación.

Andrew sacó su hoja de vida y la dejó en el escritorio, frente a Olivia. Ella solo se recargó en su silla y se quedó en silencio. Tenía curiosidad de saber, por qué su madre tenía interés en el.

—Olivia — El puesto es suyo por, petición de mi madre. Estarás a prueba por doce semanas, si en ese tiempo das el ancho para el puesto, se te dará un contrato por un año y después dos y así sucesivamente.

—Andrew — Muchas gracias señora O'Grady.

Olivia sacó del cajón de su escritorio una carpeta y se la entrego a Andrew.

—Olivia – Este será su primera prueba. Tiene media hora para entregarla con las correcciones.

Andrew miro las hojas de contabilidad y se dio cuanta que era un desastre que no podía arreglar en media hora.

— Andrew — Perdone, pero esto me tomará más tiempo.

—Olivia — Si cree que no es apto para el puesto señor Belf, puede retirarse.

Andrew cerró la carpeta y se levantó de su asiento.

— Andrew — ¿Donde será mi lugar de trabajo?

Olivia iba a contestar su pregunta cuando escucho un golpeteo en la puerta.

—Olivia — Adelante.

—Gerente — Me mando a llamar señora O'Grady.

— Olivia — Si, el señor Belf es el nuevo contador, necesito que lo lleve a la oficina que debe ocupar y le proporcione todo lo que...

— Gerente — ¿Contador?

—Olivia — Así es.

—Gerente — Disculpe señora O'Grady, pero pensé que...

—Olivia — Tiene algún problema con mi decisión señor Brooks.

Brooks empuño sus manos con disimulo, y sonrío de forma amable.

—Brooks — No. Por favor acompañeme señor Belf.

— Olivia — Señor Brooks, antes de terminar su turno, pase de vuelta a mi oficina.

Brooks solo asintió. Cuando cerraron la puerta, Olivia se deshizo de sus zapatos, se recostó en su silla, y comenzó a masajear las cien.

Al pasar veinte minutos Andrew tocó la puerta de la oficina. Olivia se sentó derecha y se acomodó los zapatos.

—Olivia — Adelante.

Andrew entró con la carpeta en la mano y la acomodo en el escritorio frente a Olivia, tenia una sonrisa enorme de felicidad por su pequeña victoria. La mirada de Olivia era neutral, sabía manejar muy bien sus expresiones frente a sus empleados.

— Olivia — Su hora de entrada será a las ocho de la mañana.

Olivia se levantó de su silla, saco un cheque de su bolso y lo firmo. Andrew tomo el cheque sin entender.

—Olivia — No sé que tan poco invierta en su... ropa. Pero para mí es muy importante la imagen de mis empleados.

Olivia lo miro de los pies hasta la cabeza como si fuera algo inferior. Andrew tenso los labios, y frunció el ceño con molestia, no iba a permitir una humillación a su persona, pero en su cabeza se repetía una y otra vez lo mucho que necesitaba este trabajo.

— Andrew — Será como usted lo ordene señora O'Grady.

—Olivia — Ya puede retirarse.

Andrew salió de prisa con el cheque en las manos, quería romperlo y mandar muy lejos el trabajo y lógicamente a Olivia, quien se estaba ganando un buen lugar en su lista negra.

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