Capítulo 8 FRANCO Y ÁLEX

Gemelos Scott

Somos gemelos con un gran sentido del humor y con grandes diferencias pero aún más similitudes. Nuestros padres son empresarios pero nuestras pasiones no están en el mundo de los negocios.

El amor no ha tocado a nuestra puerta aún ni tampoco nos hace falta. Robamos demasiados suspiros y dejamos muchas enamoradas dónde hemos ido.

Ahora tenemos treinta años y no queremos ser confundidos, siempre intentamos vestirnos de diferente color al menos así como nuestros colores de uniformes varían pero no siempre fuimos así.

De más jóvenes siempre nos hacíamos pasar por el otro a nuestra conveniencia. En clases como destacábamos en diferentes materias hacíamos los exámenes del otro, incluso nuestra escritura es idéntica luego de mucha práctica.

Teníamos buenas notas gracias a que nos apoyábamos mutuamente, perteneciamos al mismo grupo de amigos también. Jamás estábamos alejados como entenderán.

Jugamos muchas bromas a mucha gente aprovechando que nadie notaba diferencias en nosotros pero sólo una vez nos excedimos y todo se salió de control.

Hace más de diez años apostamos nuestras motocicletas por una vírgen. Era obvio que la chica más tímida de último año lo era porque ni amigos tenía, tampoco iba a fiestas ni a ningún sitio de diversión porque los recorríamos todos y jamás la vimos allí.

Ella no era una gran belleza pero tampoco era fea, era una chica curvilínea que aparentaba tener grandes medidas pero que no era así. Una persona insegura a quien podríamos manipular. Tenía el cabello castaño claro y ojos celestes.

Jugariamos a ser su novio y quién lograra llevarla a la cama antes de la fiesta de egresados se quedaba con la moto del otro. Nuestros amigos supieron de la apuesta porque éramos idiotas que contaban todo lo que hacían.

Jugamos al novio y siempre nos decíamos los avances que teníamos hasta que finalmente perdió la virginidad y le revelamos la verdad de la manera más cruel posible. No sólo eso sino que contamos que estaba hecho.

Nuestros amigos le contaron a sus amigos y esos amigos a otros para que en un par de oros todos lo supieron. Victoria, ese era su nombre, llegó con mal semblante ese día pero al irse fue aún peor. Jamás creímos que todo se saldría de control y que fueran tan crueles con ella. Nosotros sólo le hablamos y nos reímos pero jamás la golpeamos.

Los últimos días solo esperábamos los resultados de los exámenes así que íbamos para hacer poco y nada o algún repaso de lo que hicimos en el año. Victoria allí cambió radicalmente y ya no sólo fue la tímida chica sino que debajo de tanta tranquilidad había una chica sumamente furiosa que hasta enfrentó al profesor.

Creímos que después de un día o dos habría un nuevo chisme y se olvidarían de ella pero eso no fue así. Ella faltó un día pero cuando volvió al siguiente todo fue peor y ya después de lo del profesor no volvimos a verla.

Ella pasó de ser Victoria Adams, la mejor estudiante a una zorra agresiva por nuestra culpa pero no sólo eso. Hubo varios rumores sobre ella, algunos decían que había muerto, otros que quiso suicidarse, algunos que estaba desaparecida y podríamos hacer una lista pero jamás nadie supo que sucedió de verdad con ella.

Ella fue nuestra última víctima, no hubo nadie más después. Nos sirvió para aprender la lección. Fuimos a la universidad pero jamás volvimos a verla otra vez, aunque la curiosidad de saber que sucedió con ella quedó.