Capítulo 11

Derick

-Estás preciosa Maya, no hace falta que me mientas que has venido acompañada.

Maya Salvatore

-Suéltame Derick, o te golpearé aquí mismo.

Derick

-Slap, quiero que me hagas lo que quieras.

Maya Salvatore

-Tienes que estar borracho.

Le suelto y salgo del club.

Gael Bennet

-Veo a Maya salir del club y me despido de Luiza con la que me quedé.

Luiza

-Es pronto, Gael, todavía quiero más de ti.

Lo digo porque es un hombre encantador.

Gael Bennet

Me voy sin contestar a Luiza.

Fuera, veo a Maya vomitando y corro hacia ella.

Maya Salvatore

Empiezo a sentirme mal por la bebida que tomé y siento náuseas, lo siguiente que sé es que siento la mano de Gael sujetando mi pelo mientras me siento mal, vomitando.

Gael Bennet

Cuando termina de vomitar, la miro y le pregunto:

-¿Estás bien?

Maya Salvatore

-¡Quiero salir de aquí, Gael!

Gael Bennet

Tomo un taxi y me subo con ella.

La llevé a mi casa, estaba durmiendo, así que la desperté y fui con ella a mi habitación, la metí en la ducha y la dejé que se bañara, cogí una camiseta y se la llevé, ya que tenía vómito por todo el vestido.

Maya Salvatore

Estaba mareada y Gael me ayudó, llevándome al baño, me duché y cogí una camiseta que me dio y me la puse, poniéndome una bata encima.

- ¿Tienes un cepillo de dientes?

Gael Bennet

Cogí un cepillo de dientes nuevo del cajón y se lo di.

La veo venir hacia mí en bata y le pregunto:

-¿Te sientes mejor?

Maya Salvatore

-¡Sí, gracias!

Gael Bennet

La veo de pie frente a mí en bata y me vuelvo loco, queriendo tomarla en mis brazos.

Maya Salvatore

Me doy cuenta de la mirada que me dirige y me acerco a él para besarlo.

Gael Bennet

Se acercó a mí, me besó y yo la tomé por la cintura, la puse en mis brazos y la llevé a la cama, sin dejar de besar su boca.

Maya, no puedes soportar la bebida, sigo pensando, está ahí durmiendo en mi cama, le toco el pelo y me duermo.

Era sábado por la mañana, Maya se despierta junto a Gael y habla:

Maya Salvatore

-¿Qué he hecho?

No recuerdo nada y me duele la cabeza, qué resaca, estoy demasiado débil para beber.

Miro a Gael que sigue durmiendo, luego me levanto, me pongo la bata y salgo de la habitación.

Mientras bajo las escaleras pienso, ¿cómo voy a ir a casa en bata?

Entonces decido volver a por mi vestido, pero aparece una mujer y me pongo pálida, muerta de vergüenza.

Diana

-¡Buenos días!

Maya Salvatore

-¡Buenos días!

Diana

-¿Necesitas algo?

Maya

-Es que necesito salir, pero no puedo ir en bata.

Diana

-¿Qué pasó con tu ropa?

Maya Salvatore

-Mi vestido, está en la habitación de Gael.

Voy a la habitación, cojo el vestido del baño y me voy.

Diana

La miro desde la puerta, viendo el vestido que estaba todo mojado y la llamo.

-Te voy a dar una de mis ropas para que te la pongas.

Maya Salvatore

-Gracias, ya estaba pensando que tendría que ir a casa en bata.

Me lleva a su habitación y me entrega una lencería nunca usada, estaba todavía con la etiqueta y un vestido suelto.

Diana

-Puedes ducharte aquí en mi habitación, todo está en el tocador, ponte cómodo, te espero abajo para desayunar.

Maya Salvatore

-Gracias, ni siquiera sé tu nombre, el mío es Maya.

Diana

-Me llamo Diana, es un placer conocerla.

Maya Salvatore

-Similarmente.

Se va y me deja en su habitación, voy al baño, hago mi aseo personal, me visto y bajo.

Diana

-Ven conmigo Maya.

Maya Salvatore

Tenía un niño pequeño en su regazo, hermoso y lindo.

- ¿Y este príncipe?

Diana

-Ese es mi hijo.

Me pide que lo abrace y sigue jugando con él, y puedo oír cómo se ríe.

- Eres buena con los niños, Maya.

Maya Salvatore

-Me encantan los niños. Todos los meses voy al orfanato de Chicago a visitar a los niños.

No se puede no querer a un pequeño tan lindo y mimoso como él.

Diana

Me pregunto si es la elegida de Gael. Es extraño, porque nunca ha traído a ninguna mujer a casa.

- ¿Qué eres de Gael?

Maya Salvatore

-Creo amigo, al menos lo veo como un amigo.

Digo esto porque ella no necesita saber que estoy enamorada de él.

Diana

-¡Buenos días mi princesa!

Hablo con Sara que baja a tomar un café junto a la niñera.

Maya Salvatore

Miro en la misma dirección que Diana y veo a una hermosa chica bajando las escaleras.

- ¿Diana tú también tienes una hija? Qué maravilla, es tan hermosa.

- ¡Buenos días princesa!

Veo que la chica se acerca y le doy un abrazo, y ella me devuelve el abrazo.

**Continua**...

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