Capítulo 5

Al cabo de unos minutos, Gael sube al avión y se dirige a Chicago, donde su hija vive con Diana, la mejor amiga de su difunta esposa.

Gael Bennet

Lego a Chicago, voy directamente al hospital.

Mientras tanto, en Montecarlo, en la casa de la playa.

Maya Salvatore

Me acuesto en la habitación en la que estaba, veo que ha dejado una camisa, la recojo y huelo su olor que aún seguía siendo embriagador y acabo durmiendo.

Era domingo por la mañana y Selena buscaba a Maya en la casa de la playa, hasta que la encontró en la habitación donde Caio dejaba que Gael se quedara.

Selena Salvatore

Me pregunto qué ha pasado para que duerma en esta habitación. Abro la cortina.

- Buenos días Maya, creo que la noche debe haber sido inolvidable, verdad?

Digo esto mientras veo un enorme ramo de flores a un lado de la cama.

Maya Salvatore

-Buenos días, Selena!

Selena Salvatore

-Quieres decirme qué pasó ayer?

Maya Salvatore

-No tengo nada que decir.

Selena Salvatore

Me acerco a ella y veo un collar en su cuello, lo toco y hablo.

- Y ese collar, no es nada?

Maya Salvatore

-Fue un regalo!

Selena Salvatore

-Qué regalo, este collar es muy caro hermana, aunque es muy sencillo, espera, te lo regaló Gael?

Gaius Scott

Aparezco en la habitación buscando a Gael y veo a Selena y a Maya.

- Dónde está Gael, Maya?

Selena Salvatore

-Caio! Mira lo que Gael a Maya.

Señalo el enorme ramo de flores y el collar que lleva.

Caio Scott

-Vaya, lo conozco desde hace tres años y nunca ha hecho nada romántico por ninguna mujer. Consiguió lo que quería Maya?

Pregunto refiriéndome a si se quedaron.

Maya Salvatore

-Crees que un hombre sólo puede hacer un regalo a una mujer si es para llevarla a la cama?

Gaius Scott

-Bueno, Gael nunca ha necesitado hacer regalos para llevarse a la cama a quien quiere, las mujeres siempre le tiran los tejos, algunas porque piensan que es guapo y otras porque están realmente interesadas.

Siempre que salía con Gael, las mujeres iban a por él, pero sólo se quedaba con las que perseguía, pensaba que tenía que conquistarlas, le gustaba sentirse cazador y no presa.

Selena Salvatore

-Dónde está Maya?

Maya Salvatore

-No sé, se fue ayer, creo.

Gaius Scott

-Nuestra Maya, ¿qué es lo que hace que todos los hombres salgan a correr?

Maya Salvatore

-No hice nada Caio, recibió una llamada y luego no lo volví a ver.

Caio Scott

-Voy a llamarle.

Llamada telefónica...

Gael Bennet

Oigo sonar mi teléfono móvil y veo que es Caio.

-Oye! Caio!

Gaius Scott

-Cara, dónde estás?

Gael Bennet

-Tuve que viajar ayer de todos modos, Gaius, pero gracias por invitarme.

Caio Scott

-Bueno, entonces. Cuando estés en la ciudad, avísame para que podamos arreglar una cita.

Gael Bennet

-Seguro que sí.

Me despido de él y cuelgo el teléfono.

Oigo que el médico me llama, voy hacia él.

Doctor

-Sr. Bennet, su amiga está embarazada.

Gael Bennet

Fui al hospital pensando que mi hija Sara era la paciente, pero, en realidad, fue Diana la que enfermó mientras paseaba con Sara.

- Doctor, es normal que esté enferma?

Doctor

He pedido unas pruebas y necesita reposo porque es un embarazo de alto riesgo, ya que tiene hiperémesis gravídica desde hace quince días y no ha venido al hospital antes.

Gael Bennet

-Diana, cómo es que llevas quince días con náuseas, vómitos no me lo dices?

Diana

-No quería preocuparte, Gael.

Gael Bennet

-Diana, tienes que cuidarte.

Diana

-Pero no puedes, Gael.

Gael Bennet

-No te preocupes Diana, ya se me ocurrirá algo, para proteger a mi hija y también cuidar de ti.

Diana

-Está bien, Gael.

cuando

Gael Bennet

-Quién es el padre de tu bebé?

Diana

-Lo conocí en un viaje que hice el mes pasado. No pude conseguir su información de contacto porque lo dejé en el hotel y tuve que volver, ya que mi vecina me llamó diciendo que la niñera de Sara la había dejado con ella y se había ido a casa de su madre, que se había lesionado.

Incluso tenemos que contratar a una nueva niñera, ya que la que solía cuidar de Sara renunció.

Gael Bennet

-Dónde está Sara?

Carlo

-Está conmigo, jefe!

Entro en la habitación con Sara del brazo, durmiendo.

Gael Bennet

-Gracias Carlo.

Cojo a mi hija y la abrazo, veo que abre los ojos.

- Puedes dormir, hija mía. Papá está aquí contigo.

Sigo acariciando a mi hija, que pronto vuelve a dormirse.

Carlo