Recordando el pasado V

Capítulo cinco

Recordando el pasado

¿Por qué había grabado Emanuel ese video tan vergonzoso si era su amigo? Vanesa lo empujó con fuerza y le pegó con el puño en el pecho.

—Tonto, tonto, tonto. ¿Por qué no me dijiste desde el principio que eras tú? ¿Y qué se supone que es todo esto? —preguntó ella mucho más tranquila. En verdad se había asustado mucho con todo lo que había ocurrido ese día.

—Me causó gracia que no me reconocieras y quise jugar un poco contigo —dijo él como si nada pasara y la abrazó.

Ese abrazo hizo que Vanesa bajara las barreras que había puesto esa noche. Aun así, todo su cuerpo seguía tenso por causa del mal momento que Emanuel le había hecho pasar. No era fácil para ella tener que enfrentarse a una situación como esa. No era de las personas que disfrutaban tener que enfrentarse a otros.

—Te pasaste, maldito, desgraciado. ¿Y ese video? —preguntó ella confundida.

Él empezó a reírse y volvió a la mesa y agarró su celular. Aún tenía una copia, adelantó el video hasta donde ella había dejado de ver.

Video…

Ella se ponía en cuatro patas sobre la cama y empezaba a ladrar como un perro, riéndose. Después se acercaba a él y trataba de morderlo. Finalmente, se caía hacia delante y él la ayudaba a incorporarse. Vanesa decía su nombre y lo abrazaba, le decía que lo había extrañado y se quedaba dormida entre sus brazos.

… Fin del video

—Estabas tan ebria que no podías ni mantenerte en pie. Por eso ibas gateando a la cama, tontita —dijo él y le sacó el celular de las manos.

Ahora todo parecía distinto. Se notaba que la ropa estaba sucia y que esa era la razón por la que él le había pedido que se la quitara antes de acostarse en la cama. ¿Cómo había podido verse tan distinto el mismo video antes de saber quién era? ¿Sería por esa misma razón?

Recuerdo de Vanesa…

Ellos dos se habían conocido en la universidad.

Una vez, cuando ella estaba en segundo año. Era cerca de fin de mes y había comprado su almuerzo en el bar de la facultad. Una chica la empujó sin querer y se le cayó la bandeja con toda la comida al suelo. Vanesa estaba corta de dinero por lo que gracias a esa situación no iba a poder comer ese día. Un muchacho de lentes gruesos, barba y un poco desprolijo se le acercó después de ver lo ocurrido y le ofreció un sándwich.

—Vanesa González, ¿verdad? —preguntó el muchacho—. Hace tiempo que estoy buscándote. Cursamos juntos una materia y la verdad es que me gustaría que hiciéramos el trabajo final juntos. Sé que eres muy buena estudiante, el año pasado fui ayudante en biología 1

El muchacho hablaba rápido como si estuviera muy nervioso. Incluso la forma en la que se movía connotaba su temor al hablar con ella. Algo que resultaba extraño para Vanesa, ya que ella no lo recordaba. Por lo que pensó que era otro de esos tontos que siempre querían sacar provecho de sus notas. Era común para ella ese tipo de situaciones. Por lo menos este le había dado algo para almorzar. Porque su familia era tan pobre que casi no podían ayudarla y su trabajo de medio tiempo se había atrasado en los pagos.

Aun así, aceptó hacer el trabajo con él. Al pasar los días se dio cuenta de que en realidad él era completamente capaz de hacerlo solo. Ya que era mucho más inteligente que ella y ya estaba por terminar la carrera.

Ella, ese año, se había metido en un lío con un profesor de la facultad y trataba de no estar en los dormitorios por si el tipo aparecía. Así que pasaba todo su tiempo estudiando en la biblioteca o en la casa de su nuevo amigo Emanuel. Que por cierto era una casa muy grande para un muchacho solo. Contaba con varias habitaciones extras y una sala enorme donde solían estudiar.

Aunque Emanuel vivía en la casa de sus padres, ellos no estaban nunca. Su madre se había ido de viaje al extranjero y su padre dormía en un departamento que tenía cerca de su trabajo. Así que Emanuel y Vanesa se hacían compañía el uno al otro, lo que al final terminó haciendo que ellos se volvieran muy buenos amigos. Al punto de hacer casi todo juntos.

Vanesa se había sentido muy bien a su lado, ya que ese año había sido muy complicado para ella de manera emocional. Lo que hacía que se aferrara mucho a él y que se sintiera agradecida por su amistad. Aunque ella la había jodido al final.

El día que finalmente, después de muchas vueltas pudieron entregar el trabajo final de la materia que Emanuel tenía pendiente para recibirse, salieron a un bar a celebrar. Aunque él le pedía que dejara de tomar ella, tenía penas que deseaba olvidar causadas por su antiguo amor y no le hizo caso.

—¿Por qué siempre estás conmigo? Tendrías que buscarte una novia —le dijo ella y lo abrazó en tono cariñoso.

Solía hacerle ese tipo de cosas. Algo que a él no le gustaba al principio porque ella se volvía muy extrovertida y los llevaba a situaciones incómodas. Aun así, con el tiempo había empezado a disfrutar.

Él se acercó a su oído muy despacio y antes de que ella reaccionara, Emanuel le dijo que ella le gustaba. Vanesa lo besó y eso es lo último que Vanesa recuerda de ese día.

Al día siguiente ella despertó en un cuarto, desnuda en la cama, en la casa de Emanuel. Se sentía muy avergonzada por lo que se fue sin decir nada. Le escribió un mensaje pidiéndole disculpas por haberlo besado a la fuerza en el bar.

Aunque ella tenía conocimiento de que había pasado más, pero no sabía cuánto y no quería meter la pata. Entendía que para un hombre ese tema era bastante delicado. No quería que pensara que no le había gustado, aunque ni siquiera tenía idea de que habían hecho.

… Fin del recuerdo

¿Qué habría traído de vuelta a Emanuel a su vida? ¿Y qué clase de manera de presentarse era esa?

Autora: Osaku

Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.

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