...Pov Ivanov....
¿Vas a venir conmigo? — Me atrevo a preguntar.
— ¿Dónde?
— A la mansión, recuerda que te ofrecí vivir allí el tiempo que tardes en Rusia.
— No creo que sea conveniente, y menos teniendo en cuenta las circunstancias.
— Sí tu temor es que intente algo para lo que no estás lista, puedes estar tranquila, sabré respetar tu espacio, pero ya lo has dicho antes, estás sola en este lugar y estaré más tranquilo si estamos cerca.
— ¿Puedo darte una respuesta mañana?
— Mañana será perfecto. — Sonrío al no escuchar una negativa.
— Creo que debo entrar. — Dice debido a que nos encontramos en la entrada del hotel.
— Entiendo. — La observo quitarse mi saco, ya que anteriormente se lo presté.
— Esto es tuyo, muchas gracias. — Sonríe y está vez su sonrisa es aun mas hermosa, porque es para mí.
— Amo tu sonrisa.
— Entonces deberías hacerme sonreír más seguido.
— Será mi propósito de ahora en adelante.
— Hasta mañana. — Deposita un beso en mi mejilla.
— ¿Así nada más?
— Sí, nada más. — Vuelve a sonreír, da la espalda e ingresa al hotel, dejándome como un idiota con las manos en los bolsillos, el saco en mi hombro y una sonrisa de oreja a oreja.
Voy hacia mi auto tarareando una canción.
— La mañana llegó y con ella un nuevo día de trabajo. Me levanto como todas las mañanas. Tomo una ducha, me coloco un bóxer blanco y una sonrisa aparece en mis labios, tomo un Jean azul oscuro, un suéter negro, un chaleco y zapatos del mismo color, reloj y un poco de perfume, desayuno algo ligero, salgo de la mansión, tomo mi auto y voy rumbo al trabajo, cuando me encuentro en mitad del camino recibo una llamada de Tony, conecto el celular al bluetooth del auto.
— Buenos días, ¿A qué debo el gusto? — Saludo una vez contesto.
— ¿Qué has desayunado? ¿Vomito de unicornio? ¿Por qué tan gentil?
— Jajajajajajaja — Solo puedo reír, realmente mi humor es magnífico el día de hoy.
— Jamás pensé que el estar junto a esa mujer te gustase tanto, de hecho creí que la querías lejos.
— Eso quería pensar.
— No es muy de mi agrado, pero si eso te hace feliz.
— Pues sí, soy feliz.
— ¿No crees que debiste esperar un poco antes de hacerlo público?
— ¿A qué te refieres?
— A las declaraciones de Dasha, es de ella de quien hablamos. — Mi ceño se frunce al escuchar aquellas palabras.
— ¿De qué rayos hablas?
— Las redes sociales están al tope con ella diciendo que tiene una relación contigo hace algún tiempo y que probablemente hay bebé a bordo.
— ¡Mierda! Has algo, pero desmiente esa información.
— ¿No es verdad?
— Por supuesto que no, eres mi abogado, demanda a esa loca.
— ¿Y lo del bebé? ¿Qué tan probable es?
— Son solo patrañas, siempre me cuido.
— Está bien, haré lo posible.
— Y lo imposible también, Elena no debe creerle.
— ¿Qué tiene que ver Elena? ¿Y por qué te importa?
— Accedió a darme una oportunidad y esto solo complicará las cosas.
— Entiendo, en cuanto tenga resultados te volveré a llamar.
— Que sea pronto.
Cuelgo la llamada y de inmediato llamo a Elena.
El celular suena y no es respondido, insisto un par de veces más hasta que escucho su voz al otro lado de la línea.
— Buenos días. — Contesta con voz pastosa.
— Buenos días, ¿Te he despertado?
— Sí, pero no importa, es bueno escucharte.
— Gracias al cielo.
— ¿Sucede algo?
— Por favor, necesito verte.
— Claro, si quieres almorzamos juntos.
— Debe ser ahora.
— ¿Ahora?
— Sí.
— Está bien, llega al hotel, estoy en la habitación 501.
— Voy en camino.
Pasada media hora llego al hotel, donde soy anunciado e ingreso rápidamente.
Elena me abre la puerta, y lo que veo me desconcentra de mi propósito, ya que solo lleva puesta una bata de baño, su cabello aún escurre agua.
— Por favor entra y dame un momento. — La observo buscar algo de ropa y dirigirse al baño, mientras lo hace deja caer una braga de encaje color rojo, y juro que estoy tratando de contenerme, pero esto es demasiado. Me quitó el saco y me acerco rápidamente a ella antes de que pueda ingresar al baño. La acorralo contra una pared y coloco mis manos a lado y lado de su cabeza, cerrando con mi cuerpo el espacio que hay entre los dos.
— ¿Qué, qué haces? — Pregunta en voz baja, sus mejillas se tiñen de rojo.
— Permíteme besarte, solo eso quiero. — Ella suspira y yo no espero su respuesta.
Mi boca se apodera de la suya, en un beso sediento, jamás en mi vida sentí esta necesidad por alguien, me siento urgido por tocar cada espacio de su cuerpo, quiero disfrutar de ella y que ella disfrute de mí, darle tanto placer que se olvide del mundo exterior y que solo seamos ella y yo.
Mi mano viaja recorriendo su muslo por debajo de la bata. Pasando por su cintura, mientras mi boca recorre su cuello, nunca la había sentido tan cerca. Sus manos se aferran a mi cuello.
...Pov Elena....
Sentir a Ivanov y como sus manos se aferran a mi cuerpo ocasiona que mi cerebro no procese lo que está pasando, me siento plena, lo deseo, solo con él he vuelto a sentir algo así, sus manos se aferran a mi pecho, luego los suelta y se quita el sueter, toma los tirantes de la bata para soltar el lazo, pero lo que dice a continuación, me deja fría.
— Esto no lo olvidarás. — No, otra vez, no. Vuelven aquellos recuerdos, y de inmediato lo alejo de mí al tiempo que mis lágrimas caen.
— Lo siento, no puedo... No soy capas.
— ¿Qué sucede? — Pregunta evidentemente desconcertado por mi reacción repentina.
— Simplemente no puedo. — Ingreso al baño y me dejó caer recostada a la puerta mientras me inundan los malditos recuerdos, jamás seré libre, por más que finja ser fuerte, por más que trate de sustituir el miedo y el rencor por adrenalina, mi alma seguirá estando rota y para eso no hay remedio.
— Elena, ¿Estás bien?
— No, no lo estoy, será mejor que te marches.
— No puedo dejarte sola en ese estado, esperaré a que estés mejor y luego me marcharé. ¿De acuerdo?
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Comments
Edith Zenteno
Y no le dice lo de la desgraciada de Dascha?
2023-09-17
1
Magda Infante Quintero
jajajajajajaja vómito de unicornio jajajajajaja amigos jajajajajajaja
2023-04-16
0
Lidia Sánchez
jajajajaja jajajajaja
2023-03-03
0