Un simple mortal.

La observo mientras juega divertida con aquel grupo de personas, no pasa desapercibido ante mis ojos el hecho de que aquel tipo con el pretexto del juego intenta acercarse y rozar su piel una y otra vez. Mi cuerpo se tensa, es algo que no puedo evitar, trago en seco cuando me doy cuenta de que la pelota cae tras ella y el muy imbécil en lugar de rodearla y pasar de ella, lo que hace es colocarse de frente y con ambos brazos tomar la pelota abrazándola en el proceso. Definitivamente, tocó bañarme, me quitó el suéter, el cual arrojo junto a la ropa de Elena, al igual que mis jeans y zapatos. Me sumerjo en el agua y nado hacia dónde está ella. Seguramente en este momento mi trasero está a la vista del público, todo a causa de esta mujer tonta y caprichosa qué me obliga actuar como un maldito crío al igual que ella. Cuándo llego donde Elena, me coloco de pie tras ella, ya que no alcanzan una gran profundidad. Sonríe de manera triunfal al percatarse de mi presencia.

— Vaya, parece qué no te vas a derretir, pensé que eras de azúcar. — Continúa sonriendo ampliamente.

— ¿Te causa gracia?, porque a mí no ¿Cómo dejas qué un desconocido se acerque de tal manera?

— Permítame recordarle señor Ivanov, qué no es su problema, que si está aquí no es porque yo lo haya invitado, es porque usted ha insistido en pegarse a mí como una garrapata.

— No te equivoques, que si a eso vamos, yo soy el perro y a la garrapata no le queda de otra más que ir hacia dónde se dirige el perro. Me has invertido los papeles, debo aceptarlo, de otra manera no estaría sumergido en el mar en mitad de la noche y mostrándole mis atributos a toda esta gente, pero en este momento todo volverá a su cauce, y tú mi querida garrapata, vendrás tras tu perro. — La abrazo de la cintura y ella intenta alejarse dando golpes a mi pecho, que para mí no son más que caricias.

— ¡Eres un estúpido! ¡¿cómo te atreves?! ¡No tienes derecho!

— ¡Eh muñeca! ¡¿todo está bien?! — Pregunta aquel tipo acercándose a nosotros.

— Dile que todo está bien, si no quieres que esto realmente se ponga mal. — Me mira enfadada, luego observa a aquel hombre, le sonríe y procede hablar.

— ¡No te preocupes, es mi hermano, así nos Jugamos! — El estúpido sonríe, se acerca y me da dos palmadas en el hombro mientras aún yo sostengo Elena, y se aleja.

— Gusto en conocerte cuñado, muñeca más tarde me regalas tu número. — Dice el imbécil, al tiempo que vuelve a jugar con los demás. Yo arrastro a Elena de la cintura y la obligó a sumergirnos un poco más, ya nuestros pies no alcanzan el fondo y es necesario nadar.

— ¿Qué demonios crees que haces? ¿qué fue todo eso? Dijiste que me acompañarías, pero no puedes obligarme a cumplir tu santa voluntad.

— ¡¿Qué demonios fue eso?! Eso debería preguntarlo yo, ¿por qué dices que soy tu hermano?

— Porque eres un maldito energúmeno que quiere arreglarlo todo a los golpes, me dijiste que lo solucionara, pues eso hice, malo si hago lo que me pides, y malo si no lo hago ¿Entonces qué demonios quieres? ¿qué buscas de mí? ¡Fuiste tú quien me alejo!, tú decidiste que no debió haber un nosotros, entonces ¿Qué mierda quieres ahora, viniendo aquí dándotelas de ser redentor?

— Me gustas.

Se queda mirándome perpleja por aquellas palabras. No le doy el tiempo de reaccionar y la atraigo hacia mi cuerpo uniendo nuestros labios, se siente bien su cercanía y más aún estando bajo el agua, prácticamente desnudos, ambos usamos nuestros pies para mantenernos a flote mientras continuó en mi labor de apoderarme de sus besos, es exquisita, no sé como demonios hice en aquel entonces para apartarme de ella. Mi masculinidad no tarda en reaccionar, eso sería imposible teniendo en cuenta las circunstancias y sintiendo su piel, viendo cómo se abraza a mí, definitivamente fui un idiota, vaya que lo fui y, justo ahora cuando se separa de mí dejándome con más ganas de ella, me doy cuenta de que lo vuelvo a ser, estoy metiéndome en su vida y muy seguramente ella volverá a sufrir, pero ¿Como me digo a mí mismo que me aleje una vez más? No fui yo quien la buscó, fue la vida la que la trajo a mí y en este momento solo siento deseos de atarla a mí y no volver a separarme de ella nunca más.

— ¡Elena, no hagas a esto! ¡No puedo salir! ¡Elena! — Vuelvo a gritar su nombre, pero ella continúa nadando hacia la orilla. Maldición, en el estado en que me encuentro y con la transparencia de la tela qué llevo puesta sería un suicidio para mi reputación salir del agua, solo puedo observarla en la distancia mientras toma su vestido y se lo coloca, nado un poco más hacia la orilla hasta que el agua llega a mi cintura, afortunadamente es de noche y aunque el agua es cristalina, en este momento se nota oscura. Ella me mira una vez más con un gesto de incredulidad y decepción qué la noche y la distancia no logran ocultar. Espero un poco más hasta que mi miembro vuelve a la normalidad, observo alrededor y aunque aún hay personas cerca, ya no son tantas, rápidamente camino hacia donde está mi ropa, en el camino me cruzo con un grupo de chicas qué al verme sonríen y murmuran entre sí, luego una de ellas se atreve a lanzar un piropo, me llama por mi apellido, es algo lógico, ya que mi rostro es conocido en toda Rusia.

— ¡Ivanov, papacito pensé que lo más bello que tenías era tu rostro y lo más grande tu estatura, pero la vida da gratas sorpresa! — Todas rien y no paran de observarme hasta que llegó al lugar donde por fin puedo ponerme el pantalón, tomo los zapatos en la mano y el suéter lo tiró sobre mi hombro, camino rápidamente hacia dónde minutos atrás vi partir a Elena, después de un rato la encuentro sentada junta a la fogata, es acompañada de un grupo de personas y aunque ella está allí, no se mezcla con los demás, su mirada está perdida en las llamas que se alzan y son reflejadas en sus ojos. Ella es un milagro andante y yo un simple mortal qué se equivocó al dejarla ir, ¿acaso tendré oportunidad de recuperarla?

...***...

Nota autora:

Hola mis amadas lectoras, espero la historia este siendo lo que esperaban, por favor háganme saberlo en los comentarios, ya saben que me encanta interactuar con ustedes, espero me den el gusto de leerlas. 🙃

Quien escribe les ama.

Eliana.

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