Gemelas

Kenji

Por la investigación que me pidió Ángel tuve que ir a Japón por que en ese país encontraría las respuestas que busco, según Ángel tenia que buscar hasta debajo de las piedras pero todo lo que el quería saber era un poco complicado de descubrir ya han pasado muchos años y aunque quisiera revisar cámaras, sistemas era un poco complicado.

La mayor parte de la investigación ya estaba lo que me costaría trabajo saber es lo que le pasó a Reiko. Y no se porque pero siento que si tiene algo que ver su accidente con lo de la muerte de su hermana pero eso lo tenía que descubrir.

También tenía pendiente lo del estúpido de Fabricio, hay tenia tanto trabajo que no sabía como desahogar mi frustración, ser la mano derecha del líder de los Rymer era tan cansado así que aunque tuviera tanto trabajo decidí ir a uno de mis tantos antros que tengo por todo el mundo, entre y fui directo a mi oficina.

-          Administrador- señor no sabía que estaría hoy aquí

-          Acaso tengo que avisar para venir a mi bar.

-          Claro que no( lo mire con desagrado) quiere revisar los libros o otra cosa.

-          No, hoy viene a divertirme, solo vine a mi oficina a dar un leve vistazo.

-          Mesero- señor administrador, señor administrador (entro corriendo)

-          Administrador- ¿que quieres? Que no vez que estoy con el dueño del antro.

-          Mesero- es que hay un hombre que está causando alboroto.

-          Administrador- y porque me dices a mi llama a los de seguridad.

-          Kenji- por favor.( me levanté tome mi arma y empecé a caminar hacia el salón, llegué y vi a Fabricio en estado de ebriedad haciendo escándalo)

-          ¿Que espera? (Les grité a mis hombres)

En el momento que ellos intentaron detener al idiota, sus hombres también nos apuntaron haciendo o que el salón empezará hacerse un caos.

-          Saca a todos de aquí(le grite al administrador)

Poco a poco las personas fueron abandonando de el salón dejándonos solos.

-          Fabricio- mi apreciable amigo

-          amigo, de cuando acá tu y yo somos amigos.

-          Kenji somos amigos no lo crees.

-          Diles a tus hombres que bajen las armas

-          Mis hombres, no lo aran.

Todos estaban a puntado a todos menos yo que tenía mi arma en la mano, estaba de pie enfrente de Fabricio, viéndolo cara a cara.

-          No crees que es muy estúpido de tu parte venir a mi bar, emborracharte y además apuntarme con tu estúpida arma.

-          Yo solo me estaba divirtiendo.

-          Es la última vez que te lo digo baja tu puta arma y diles a tus hombres que hagan lo mismo.

-          No

-          Quieres morir, bueno te voy a cumplir tu deseo.

-          Huy el tonto ya se enojó. No por el hecho que estés aquí, quiere decir que puedas darme órdenes, ya no trabajo para ustedes ahora e empezado mi propio imperio.

-          Tu propio imperio jajajaja,  no eres nadie y nunca serás nadie, y sabes porque porque eres un maldito bastardo traicionero.

-          Prefiero ser eso que seguir siendo el maldito perro fiel de esos miserables.

-          No voy a discutir contigo.

Me di la vuelta y les hice una señal a mis hombres, y empecé a caminar hacia la salida del salón, y una vez fuera empezaron a escucharse varios disparos. Y unos gritos.

-          Maldito Kenji me las vas a pagar.

Regrese a mi oficina, me dirigí al bar me serví un trago y me senté en el sillón, saqué mi teléfono y le marque a Ángel.

-          ¿Qué paso?

-          Hola amigo, por lo menos.

-          Kenji, que quieres.

-          Porque siempre estás de malas, así hasta desesperas.

-          Perdón.

-          El estúpido de Fabricio esta en mi poder.

-          Ya lo capturaste, bien donde lo tienes.

-          En mi bar en Japón.

-          Bien, no lo mates en este momento salgo para Japón.

Solté el teléfono y que consentre en mi bebida hasta que me volvieron a interrumpir.

-          Disculpe señor, Fabricio esta en las bodegas.

-          Hubo muertos.

-          Si, señor.

-          De los nuestros.

-          No, solo algunos heridos,

- ya los llevaron al hospital.

-          Si, señor

-          Bien, al estúpido ese llévalo a la casa de los Reymer, Ángel lo quiere.

-          Si, señor y que hacemos con el bar.

-          Nada, por culpa de ese idiota se fueron todos y ahora ya no podré divertirme. Déjame solo.

Aun estaba en mis pensamientos cuando de nuevo se escucharon disparos en el antro.

-          Señor nos están acatando.

-          Perra suerte

Me levante, volví a tomar mi arma y me dirigí al centro del lugar.

-          ¿Quiénes son?(me dirigí a uno de mis hombres)

-          Suelta a Fabricio( grito un hombre)

-          Yo no lo tengo( conteste) y más vale que te largues antes que termines muerto

Trate de buscar por el lugar el hombre que había gritado, pero no pude encontrarlo.

-          Maten al que tengan que matar y si  pueden capturar ase idiota bien y sino también mantenlo.(me dirigí a mis hombres)

-          Suelta a Fabricio si no quieres que tu maldito bar termine lleno de sangre.

-          Ya saben que hacer(volví a dirigirme a mis hombres.

Mientras ellos los distraigan yo de dirigí a la bodega en donde estaba ese infeliz, entre y no lo encontré. Tome rápido mi teléfono y que marque a uno de mis guardias.

-          Donde demonios está Fabricio.

-          En este momento esta siendo amordazado en la bodega de los Reymer.

-          ¿Cuándo lo sacaron?

-          En el momento que usted me dijo que lo trasladara, hice algo mal

-          No, voy para allá, si ese perro se escapa me la cobrare con tu vida.

Termine mi llamada he hice una señal a los hombres para que me siguieran, aún se escuchaban los disparos dentro de bar.

-          Vamos, da la señal para que los demás se retiren.

-          Y Los libros, el dinero, voy primero por ellos.

-          Acaso te importa más el dinero que la vida de los demás, te di una orden, por que si muere alguno de ellos entonces tu respondes. (Lo tomé de su cuello y lo amenace)

-          Esta bien.

Me dirigí a otro hombre y le dije.

-          ¿Aún no saben quién es?

-          No señor, no ha mostrado su cara pero supongo que ha de ser algún hombre de Geo.

-          Maldito viejo, vamos que los demás nos alcancen después, me urge llegar a la casa de Ángel.

Salí del bar , me subí a la camioneta y sin que los demás se percataran nos desaparecidos del lugar y emprendimos el camino para llegar con Dana, la prima de Ángel la que dirigía el mercado en Asia.

Llegamos entramos en las puertas de la gran mansión y nos dirigimos al despacho de Dana.

-          Mi querido Kenji (se levantó se su silla y se dirijo a mi dándome un beso en la mejilla para saludarme)

-          Dana es un gusto volver a verte.

-          Quieres ir a ver al maldito traidor

-          Exacto

-          Vamos, pero antes que nada por lo menos me hubieras avisado que tendría una vista para que le preparara un lugar más cómodo.

-          No cambias

me hizo un leve gesto y comenzamos a caminar al la bodega en donde estaba ese idiota. Entramos lo vi amordazado de pies y manos.

-          Aquí lo tienes.

-          Bien.

Me acerque lentamente a el y le di un golpe en la cara, y con fuerza lo tomé del cabello por la parte trasera de su cabeza haciendo que me viera a la cara.

-          A quien mandaste a mi bar, para que me atacara.

-          Suéltame o te juro que.

-          Me juras que, por tu culpa mi maldito bar esta destrozado.

-          Suéltame

-          Dana te puedes divertir si quieres, solo que no lo mates por que Ángel esta por llegar,

lo solté y me diriji a Dana tomándola de la cintura y señalandolo mientras que el estúpido me miró con sorpresa y empezó a rogar por su vida.

-          Suéltame puedo darles lo que quieran.

-          Dana- y quien te dijo que queremos algo de ti.(se dirigió a el)

-          Puedo darles información o cualquier otra cosa.

-          Kenji- la información de todos modos la tendrás que soltar.

-          Fabricio- Kenji, Dana puedo darles lo que me pidan, es más puedo hacer lo que quieran.

-          Dana- puedes hacer lo que yo quiera. (Mire con sorpresa a Dana, no pensé que reaccionara así)

-          Kenji- ¿qué haces?

-          El dijo que aria lo que fuera.

-          Fabricio- si are lo que quieras.

-          Dana- quiero que te mueras, que te retuerzas de dolor maldito perro infeliz.

-          Kenji- ¿que te hizo? (Pregunte con sorpresa)

Se que las mujeres de la familia de Ángel son de armas tomar que pueden estallar en cualquier momento, por que aparte de ser hermosas que pueden dar ternura y pueden ser muy lindas, también son unos demonios que incluso pueden dar más miedo que los hombres de su familia por eso prefería mantenerlas contentas.

-          Ese estúpido perro aparte de traicionar a mi hermana, me robó la maldita droga, tuve que pagarla con mi dinero para que Ángel no se molestara.

Se acerco a el y le clavó una navaja en su pierna.

-          Si le hubieras dicho a Ángel, el te hubiera ayudado.

-          Me vale un carajo, ya lo tengo enfrente de mi y lo are que se retuerza.

Después que se desquitara Dana salió de la bodega junto conmigo y nos dirigimos otra vez a su despacho a esperar a que llegara Ángel. Y en la espera nose como diablos terminamos por besarnos, pero si estaba besando a Dana y ya me había acostado con Dayana. Y si continuaba así terminaría acostándome con Dana también las dos gemelas se me estaban metiendo en mi cabeza.

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