Capítulo 1

Eran exactamente a las 6:30 am cuando el despertador sobre una mesita de noche repleta de calcomanías timbro enérgicamente por más de treinta minutos tratando de despertar al joven quien dormia profunda y plácidamente en su cama.

Al paso de varios minutos más este mismo saco su mano de entre las mantas que lo cobijaban y de un golpe hizo callar al molesto y desesperante despertador el cual se rompió en varios pedazos.

_ Ahg, ¿porqué siempre me pasa lo mismo?._ Se pregunta el chico abriendo de a poco un solo ojo y mirando el despertador echo pedazos sobre la mesita de noche.

Luego tan pronto escucho como unos pasos se acercaban a su habitación el chico aterrado se levantó de prisa tratando de ocultar la huella del delito cuando alguien entro a esta y esa persona no se veía para nada contenta con lo que veía.

_ ¿Otra vez Dylan?._ Pregunta molesta caminando hacia el chico quien escondía con su cuerpo lo que había en la mesita de noche.

_ Mamá lo hice sin querer, de verdad fue un accidente._ Se excusa al ver a su madre molesta.

_ ¡Dylan es el cuarto despertador que rompes solamente en esta semana!. ¿Sabes que yo no barro el dinero y mucho menos lo corto de los árboles, verdad?._

_ Lo siento mamá, te juro que jamás volvera a pasar._ Levanta su mano derecha en forma de juramento mientras hace una carita de perrito regañado tratando de conmover el corazón de su madre la cual no está dispuesta a ceder esta vez.

_ Claro que no volverá a suceder, porque desde mañana ya no habrá más despertador, sino despertadora._ Sonrie la mujer con una sonrisa maquiavélica apuntándose a ella misma y poniendo nervioso al chico quien pasa trago por su garganta al conocer perfectamente los métodos crueles que usa su madre para que despierte y se levante a tiempo.

_ Mami... Mamita, no es necesario yo me puedo levantar solo._

_ ¿¡Solo!?... ¿¡Tú!?._ Pregunta sorprendida e incrédula Sofia para después estallar en una carcajada por lo que escuchaba de su hijo el cual tiene el sueño tan pesado que le es súper difícil despertar aún con el desesperante sonido del despertador a un lado de él._ Por favor Dylan no me hagas reír, puede pasar una locomotora a tu lado y aún así no despertarias._ Le dice volviendo a reír mientras sujeta su estómago.

El chico al ver como su madre se reía y se burlaba de él, tomó su ropa y salió de la habitación rumbo al baño que compartían para poder darse una ducha e ir a la universidad.

Cuando el chico terminó de arreglarse llegó hasta la cocina donde su madre le había preparado un delicioso y nutritivo desayuno.

_ ¿Ya puedes dejar de burlarse de mí?._ Le pregunta un tanto molesto el chico a su progenitora quien aún con solo verlo comenzaba a sonreir.

_ Hay mi bebé no te enojes con tu mami y mejor come tu avena._

_ Me la voy a comer pero recuerda que tengo veinte años, curso mi segundo semestre en la universidad por lo tanto ya no soy un bebé._ Le dice rodando los ojos.

_ Tienes razón ya no eres un bebé pero para mí siempre lo serás mi amor._ Le dice amorosa dejándole un beso en la mejilla.

_ Madre como sabes se acercan las vacaciones de verano, por lo que trabajaré tiempo completo en el gimnasio como instructor. Además aprovechando las vacaciones Tadeo me dijo que abrirá un taller para impartir clases de defensa personal en el mismo donde asistirán desde niños hasta adultos, me pidió a mí que lo ayude con eso y a cambio me dará un porcentaje de cada persona que tome estas clases. Por supuesto yo acepté porque así puedo ahorrar para el nuevo semestre._ Le cuenta feliz el chico con una sonrisa mientras sigue comiendo su desayuno.

_ Felicidades hijo, espero y tengas muchos pupilos porque si hay alguien bueno para enseñarles, ese sin duda eres tú._ Le dice orgullosa Sofia palmeandole la espalda.

Mientras el chico desayunaba lo hacía pendiente a revisar la hora en el reloj de pared en la cocina para así tomar el tiempo justo e ir a tomar el autobús que lo lleva hasta su universidad.

_ Ahora si me tengo que ir o me dejara el autobús._ Se levanta el chico y corre hacia el baño para lavar sus dientes, ya que al ser un estudiante para dentista pediátrico sabe perfectamente lo importante que es la buena higiene bucal.

Antes de partir como cada día le entrego un beso y un abrazo a su madre haciéndole saber cuanto la ama y lo importante que es para él.

La mujer desde la puerta de entrada de su modesta casa veía con tristeza como su hijo se marchaba desde temprano y llegaba después del anochecer cuando terminaba su trabajo de medio tiempo en el gimnasio.

_ Perdóname por no darte una mejor vida y dejar que desde tu corta edad tengas que preocuparte y trabajar para ayudarme._ Piensa la joven madre mientras su mirada se cristaliza.