Capítulo 5: Burlas y olores.

Mis ojos no son la gran cosa.

O eso quiero creer yo.

A pesar de ser la melliza de Oliver hay algo que nos diferencia y eso es la heterocromía. Nací con un color diferente cada ojo, uno marrón como la de mi hermano aunque el otro es celeste.

Pero Olivia ¿Qué hay de malo con eso sí es sumamente normal?

Ya voy a eso pequeño engendro del mal.

No es malo, pero tampoco es normal, supuestamente una pequeña parte de la población la tiene para ser específica solo el uno porciento y pues imaginemos que la escuela es la población y yo soy esa pequeña parte, esto nos da como resultado que haya burlas hacías mi.

¿Duelen un poco porque me siento rara y no me siento incluida? Sí.

¿Le he dicho algo a Oliver o a Ian sobre esto? No.

No quiero que la escuela piense que tengo que ser protegida por ellos. Mamá me enseñó de pequeña a defenderme, pero el consejo que más me repitió fue que los ignorará, pero, si llega a un punto en donde me humillan o golpean, que saque las garras.

La pregunta del millón es ¿Qué pasó? Pues...

Recuerdo de Olivia.

El pasillo se me hace eterno en cuanto tengo que regresar. Un grupo de chicos que parecen ser un año mayor que yo, pasan a mi lado charlando y riendo. No les iba a tomar importancia hasta que uno me llama.

—¡Oye! ¡La del cabello rojo! — Me detengo y giro un poco mi torso para mirarlo —. Además de ser una zanahoria, también eres todo un bicho raro con esos ojos.

Las personas están a punto de voltearse riendo hasta que una voz se presenta atrás de mí, quedo helada por quien es.

—¡Oh bueno! Si estamos hablando de bichos raros, ¿por qué no empezamos con tu obsesión con la profesora de matemáticas Jason? — Ian se posiciona a mi lado con una expresión de enfado.

El tal Jason queda en shock y sus amigos empiezan a murmurar cosas a su alrededor. El brazo de Ian se dirige a mis hombros y me obliga a que me mueva hacia la dirección a la que iba.

Ni un pensamiento pasa por mi mente, siento como si mi cerebro se hubiera desconectado en el momento de sentir su tacto, los latidos de mi corazón están acelerados y cuando siento que estoy por desmayarme él se detiene en medio del pasillo y me mira con una ceja alzada.

Ah, cierto, lo vio todo.

Fin del recuerdo.

Y aquí me tienen, diez minutos parada, evitando las preguntas de cierta persona que tengo en frente.

—Por última vez Olivia —, al parecer también él está cansado porque con sus dedos se masajea el puente de la nariz —¿Es la primera vez que te molestan?, o ¿Lo hacen seguido?

Suspiro con algo de estrés.

—¿No te rendirás? — Él niega con la cabeza —. Si te digo promete que no le dirás nada a Oliver.

—Eso es remotamente imposi...

—¡No quiero este involucrado en esto! — Le interrumpo algo alterada. Quedo con la boca abierta pero de inmediato la cierra —. Por favor — le suplico.

Lo piensa un momento hasta que asiente.

—Está bien, te escucho —. Juego con mis dedos algo nerviosa.

—Bueno... No es la primera vez que pasa, son bastantes veces que sucede — lo miro esperando su reacción.

Al parecer queda en shock porque no me dice nada por unos cuantos minutos, hasta que sacude su cabeza y busca las palabras correctas.

—¿Po-por qué no me dijiste? Entiendo lo de Oliver pero ¿Por qué no a mí? — Suena dolido y eso me hace sentir de lo peor.

Aprieto los labios intentando pensar una respuesta pero las palabras salen solas de mi boca.

—No quería preocuparte, además, ustedes son muy sobre protectores conmigo, cuando yo sé defenderme sólita —. Abro la boca para decir otra cosa pero suena la campana —. Lo siento ya tengo que irme.

Paso por al lado de él para poder retomar el camino a mi siguiente clase pero su mano agarra mi brazo deteniéndome. El toque hace que comience mi corazón a palpitar rápidamente.

—Primero, eres como la hermana que nunca tuve, por supuesto que me tengo que preocupar por ti.

Algo dentro de mí duele cuando dice que soy como su hermana pero decido ignorarlo porque vuelve a hablar.

—Segundo, no somos sobre protectores —. Alzó una ceja.

—Provocaron que un niño llorara por qué me dio una rosa.

—¡Se merecía el interrogatorio!

—¡Era el día de San Valentín! Y cada niño le tenía que dar una rosa a cada niña.

—¡El punto es! Que si somos sobre protectores o no, es porque te queremos, somos como una pequeña familia.

Familia.

Esa palabra se repite en mi cabeza. Es imposible ver a Ian como un hermano o parte de la familia cuando inexplicablemente me sonrojo, siento mi corazón acelerado y siento una carga eléctrica cada que lo veo.

¡Eso en definitiva no sientes ante un familiar!

—Creo que ya es hora de irme ¿Me sueltas por favor? — Susurro porque por lo cerca que estamos nos podemos escuchar perfectamente. Lentamente lo hace y yo obligó mis pies a caminar.

Agitó mi mano para darme algo de aire. Mis nervios están al tope después de tener a Ian cerca. Es tan... ¿Cómo describirlo? ¿Tierno e inocente? Supongo que esas palabras serían su mejor definición.

Llego a mi aula y de inmediato me siento al lado de una Mary que parece sospechar algo. Trato de no mirarla porque sé que me sacara la sopa en cualquier momento.

—Pasa algo — no suena como pregunta, es más una afirmación.

—¿Qué dices? No a pasado nada — sigo sin poder mirarla.

—Claro, y yo soy la reina Isabel segunda —. Puedo hasta jurar que rodó los ojos —. Evitas mirarme, tus mejillas tienen un leve sonrojo y estás moviendo tu pierna rápidamente de arriba a abajo, esto me dice que estás nerviosa — bufo.

—Odio que seas tan observadora — murmuro entre dientes.

—¿Ah? Perdona, no te escuche, creo que dijiste que me amas —. Yo ruedo los ojos esta vez.

—Ian vio como se burlaban de mí.

—Oh no.

—Oh sí.

Mary también sabe lo de las burlas y es obvio, pasamos juntas casi todo el tiempo, es más que imposible que no se haya dado cuenta. La primera vez me defendió, después de eso le agradecí pero le dije que simplemente los ignorará tal como yo lo hago, al principio, se negó rotundamente aunque la pude convencer después de mucho ruego.

Le empiezo a contar todo lo que paso y con cada cosa que le digo su cara de sorpresa es más grande.

—Ian y tú tienen conexión, es lo único que diré.

—¿Eh? No, Mary lo pensé y no es amor... — Me asusta cuando golpea la mesa y su cara de emoción me confunde.

—¡Ya les tengo nombre! Olivian — Me mira con chispas en sus ojos y al ver que no entiendo, suspira —. Desde niña he notado que lo miras diferente a los demás, siempre sonríes cada que lo ves y también de que cuando sueles estar triste apenas hablas un poco con él y ya estás feliz como una lombriz.

Me dejo sin palabras.

No es cierto. Es un gran amigo, él al ver que estoy triste me consuela, como todo amigo normal.

Abro la boca para defenderme pero enseguida llega el profesor.

Tengo que sacar eso de mi cabeza porque es completamente ridículo, ya dije mis razones por las cuales no es así y no volveré a decirlas.

(******)

Me despido de Mary cuando ya nos separamos para poder irnos a nuestras. Ian y Oliver se quedaron porque tenían prácticas de fútbol. Me aburre volver sola pero no hay nadie en mi escuela que yo conozca que vaya en dirección a mi casa.

Regresa a mi mente lo que leí en la biblioteca.

Esto podría ser un problema, ya que, me gusta hacer deporte y también jugar pero si estas cosas crecen se acabarán cada una de ellas.

Aprieto los labios y bajo la mirada hacia ellos.

Se nota que están creciendo, ojalá se queden así y solo tendría que usar formadores. Llegó a casa y lo único que me recibe son los ronquidos de papá.

Seguramente está durmiendo en el sofá.

Al parecer no estaba profundamente dormido porque cuando llegó a la sala se despierta de un susto.

—Hola cariño — se despereza — ¿Qué tal tu día?

—Aburrido ¿Y mamá?

—Sigue trabajando ¿Y tu hermano?

—Sigue en el fútbol — ambos suspiramos.

Nos quedamos en silencio. Papá y yo tenemos algo en común, y eso es que si no tenemos a esa persona especial para entretenernos nos aburrimos muy fácilmente, él tiene a mamá y yo tengo a Oliver pero, si ninguno de los dos está en casa no sabemos qué hacer.

—¿Qué tal si vemos una película? — Propone y a mí me parece una buena idea así que asiento.

—Solo dejo mis cosas en mi habitación y la vemos ¿Si?

—Vale, entonces ya la busco.

No le respondo y subo las escaleras para ir a cambiarme. Me tomo mi tiempo caminando, siento como si el aire fuera tan pesado que mis pies se arrastran en el suelo. Abro la puerta de mi habitación para poder quitarme el uniforme y tomo una larga respiración cuando paso frente al espejo.

Cambios.

Una palabra, una sola palabra y asusta completamente, no sé que hará ese cambio en mí. Quiero pensar que todo irá para bien y no habrá complicaciones. Al solo quedar en ropa interior me miro de arriba a abajo.

Mamá dijo que de pequeña parecía un malvavisco porque era como decía ella: Gordita y bonita, aunque a medida que fui creciendo, también fui adelgazando.

Al parecer por ahora nada de lo que leí se ha hecho por decirlo así, realidad.

Doy una larga respiración para dar un suspiro pero de la nada un olor viene a mis fosas nasales. Arrugó la nariz porque no me gusta el olor, intento seguir de donde proviene y en cuanto llego alejo mi cabeza rápidamente.

Es mi axila.

¿Por qué huele así? ¿También la otra estará igual?

Hago lo mismo con la otra y pongo una mueca.

Son las dos definitivamente.

Pero ¿Por qué?

De la nada, una frase viene a mi mente y eso hace que ponga una expresión de horror.

El sudor y los olores que provoca este.

El camino a casa si me hizo sudar un poco pero ¿Tanto como para oler de esa manera? Esto no podría ser posible ¿Tendré que oler así todo el tiempo? No, mamá nunca huele así, es más, ella tiene un aroma superbueno.

¿Será que me tendré que colocar perfume? Aunque creo que me tendría que duchar primero para que se quite el olor completamente.

—¡Papá me voy a bañar antes! — Alzo la voz para que me escuche y solo me dice un pequeño Ok.

Busco mi toalla y me cubro con ella para poder ir al baño. Voy corriendo y en cuanto llegó, término de quitarme mi ropa interior y de inmediato me meto en la ducha. Trato de ponerme mucho jabón para que desaparezca el olor por completo y no solo en las axilas, también por todo el cuerpo, las piernas, los brazos, el pecho ¡Hasta incluso el cabello! Obvio, no me puse jabón ahí creo que se sobreentiende que fue champú ¿no? ¿NO?

Al terminar de bañarme me enrollo con la toalla y salgo corriendo hacia la habitación de mis padres en cuanto entró empiezo buscar la crema que ella siempre se coloca en el cuerpo también busco la colonia que ella suele usar.

Me colocó un poco de crema en la mano y lo empiezo a restregar por todo mi cuerpo suavemente, ya estando lista me preparo para ponerme colonia las axilas.

Supongo que con una rociadita bastará ¿no?

Aprieto el botón para que salga el líquido por una axila y luego hago el mismo procedimiento con la otra.

Ya no huele mal supongo que eso es lo bueno.

Antes de que mi papá me descubra en su cuarto regreso al mío y me comienzo a vestir me pongo una pijama ligera a pesar de que aún sean las dos la tarde. Bajo nuevamente a la sala, satisfecha de lo que hecho.

Papá aún está concentrado de la pantalla hasta que se da cuenta de que me siento al lado de él, sonríe un poco y vuelve a mirar al frente pero algo hace que gire su cabeza lentamente

nuevamente hacia mí.

Oh no, mirada acusadora, trato de no mirarlo porque sé que sí lo hago va a descubrir lo que hice.

—¿Qué hiciste?

¡Oh por las barbas de Merlín! ¿Qué acaso todo el mundo sabe que hice algo?

—¿Yo? — Me señaló mi misma fingiendo demencia — nada ¿Por qué piensas que hice algo? — Río nerviosa y el alza una ceja.

— Porque primero, soy tu padre y te conozco, segundo, estás nerviosa y me doy cuenta, ya que evitas mirarme y tercero hueles a tu madre — ruedo los ojos.

Deja vu entrando al chat.

—¿Tan obvia soy?

—Si — responde sin pudor.

—Era una pregunta retórica pero igual gracias — sonrío falsamente en su dirección.

—A ver cuéntame ¿Qué fue lo que pasó? — lo miro insegura porque este tema solo lo he tratado con mamá el anotar eso vuelve hablar —: si salgo de la pubertad háblalo libremente conmigo no porque no hable mucho del tema significa que no sé, así que habla con total libertad conmigo —. Eso me hace sentir aliviada de alguna forma.

Le empezó a explicar todo con lujo de detalles él solo asiente en silencio escuchándome atentamente, cuándo terminó de explicarle todo, la única reacción que tiene es reírse, eso me hace sentir ofendida ¿Por qué se ríe?

—Ok cariño, ya sé lo que tienes dame cinco minutos, qué voy a la tienda y vengo nuevamente en ese tiempo solo límpiate la colonia por favor — dice entre risas y se levanta para dirigirse a la puerta.

Todavía sintiéndome ofendida hago lo que él dice y cuando ya estoy lista él está sentado con una bolsa entre sus manos.

Vaya que fue rápido.

—Bien cariño, ahora vas a hacer todo lo que yo te diga, vas a ir a un lugar apartado y te vas a colocar esto en las axilas se le llama desodorante y te lo tienes que poner después de ducharte sin excepción ¿Vale? — Asiento y me lo entrega.

Creo haber visto esto en el cuarto de mamá pero no sabía que era para precisamente esto. Vuelvo hacer lo que él dice y abro el potecito para ponerme el líquido justo en esa zona, siento cosquillas porque tiene una bola y ruda cada que la paso por ahí, también es un poco frío pero pienso que va a funcionar.

Ya lista regreso a la sala con una sonrisa.

—¿Si lo pudiste hacer sola?

—Sí, es bastante fácil, gracias papá.

—No hay de que — sacude mi cabello — ahora veamos la película antes de que mamá oso y el monstruo vengan.

Nos ponemos cómodos en el sofá y él le pone Play a la película

No sé que hubiera hecho si hubiera estado sola.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play