Un Gran Problema

Un Gran Problema

Capítulo 1: Pubertad

Vayamos directo al grano.

Todo empezó cuando tenía 11 años, la etapa de la pubertad, la flor de la juventud o como le quieran decir ustedes.

Conforme pasaba las semanas sentía que algo crecía, le pregunté a mi mamá que era lo que pasaba y respondió con un solo.

—Es la pubertad cariño.

Me quede confundida por el término así que, como la niña curiosa que soy, quise investigar, a través del Internet, de los libros, he incluso de mis profesores.

Y pude aprender que la pubertad es cuando te estás desarrollando sexualmente.

En su momento me dio asco porque para mí era un término muy fuerte.

Y no es únicamente eso, la pubertad, es como santa ¡Lleno de regalos! Pero no de los lindos, ¿Qué quiero decir con esto?

Cambios físicos.

Dos palabras que te desgracian la vida, no importa si eres niño o niña, igual cambiaras. El niño se le agranda su parte íntima, en su cara le salen granos, la voz se le hace más grave y sus vellos crecen en sus brazos, pecho, piernas etc.

En cambio, el de las niñas es distinto pero no lo suficiente.

A nosotras las niñas, nos crece el vello, nos salen granitos en la cara, comienza nuestra menstruación, que desgraciadamente no lo tienen ellos porque si fuera así, pienso que la extinción en hombres se daría hoy en día. Y uno que en específico, no me gusta.

El crecimiento de busto.

Algunos creen que es una parte íntima, otros que solo sirven para darle placer a la mujer, cuando no es así.

El pecho de una mujer son órganos secretores de leche, ¿Esto que significa? Que tanto tú, como yo y todos en este mundo, han tomado leche mamaria.

En general, si lo piensas un poco fue nuestra primera comida, supongo.

Pero ¿Por qué no me gusta? Esa es una pregunta que tiene una respuesta bastante fácil, pues que a la hora de crecer, muchas cosas cambian.

La ropa que solías usar, ya no se ven como antes.

Las personas ya no te mirarán a los ojos, si tienes algo escotado.

Te juzgan por solamente mostrar un poco.

Y un sin fin de cosas que pasan con el tiempo.  Ahora, si no les molesta, vámonos al lugar en donde comenzó todo, mi habitación.

La alarma suena y debajo de mis sábanas estiro mi brazo para apagarla o posponer, no lose.

No pasa ni medio minuto cuando entran repentinamente.

—Necesito que te levantes, no quiero pasar lo mismo que todos los días. — La voz de mi mamá se hace presente y con un gruñido le respondo. — Bien, si así va a hacer.

Cuando pensé que se iba, jala mi cobija y hace que sienta frío en mi cuerpo.

—Olivia levántate... — Poco a poco el silencio reina entre nosotras. Asustada, abro los ojos y la veo parada en frente mi completamente en shock.

—Mamá ¿Qué pasa? —Con lentitud bajo la mirada.

Una mancha roja.

Reviso mi pantalón y al igual que la cama está rojo.

¿Sangre?

No puede ser ¿Por qué está sangrando?

Mi respiración se vuelve más acelerada y un escalofrío pasa por mi espina dorsal.

—Me...me estoy... me-me... — No podía ni hablar.

—Hija no te alteres, es algo natural. — Se acerca cuidadosamente.

—¿Natural? ¡ME ESTÁ SANGRANDO LA VAGINA MAMÁ! — Salgo de la cama de un brinco — ¡¿Crees que esto..?! — Señalo la parte manchada. — ¡¿Es normal?!

(Hagamos una pequeña pausa antes de todo.

Estarán confundidos porque les había dicho que había investigado sobre la pubertad y así, pero debo aclarar que aún no lo había hecho, en ese momento no tenía computadora propia como para buscar información en un santiamén.

Yo la busqué después de eso.

Bueno, prosigamos con el espectáculo)

Antes de que hable al respecto abro la puerta para poder salir, pero cuando lo hago, una punzada de dolor atraviesa la parte baja de mi estómago.

—Oh... — Miro a mi mamá y ella tiene una mueca en su rostro. — Cólicos.

—¿Esto tiene una pastilla o un jarabe? — Pregunto en modo de súplica.

—Si cariño, ya te la traigo. — Se va por un momento, pero cuando regresa, noto el vaso de agua en una mano y en la otra una pastilla. — Esto te ayudará bastante.

Las tomo y espero a que haga efecto.

¿Cómo puede estar pasándome esto? ¿Será cura? ¿A todos nos pasa? Todo tipo de preguntas vienen a mi cabeza, pero hay una que no deja de pasear por mi mente como Pedro por su casa.

—¿Me voy a morir? — La pregunta deja desconcertada a mi mamá que al parecer se había quedado en un punto pensando.

—¿Qué?

—¿Me voy a morir? — Repito.

—Espera, eso no es así...

—Si me voy a morir — Muerdo mi labio inferior intentando no llorar, pero es muy tarde cuando las lágrimas se acumulan en mis ojos. — ¿Cuándo será? ¿Mañana? ¿Hoy?

—Hija...

—¿O en unos minutos? — El miedo de nuevo aparece.

—Escúchame...

—¡Sabía que ver esos documentales de asesinatos en Investigación Discovery servirían algún día! — Miro a un lado y agarro mi sabana para envolverla de forma extraña ahí abajo.

—¿Qué haces?

—Según doctores, si hacemos un torniquete en la zona del sangrado ¡Ya no tendría por qué sangrar! — Termino el nudo y miro a mi mamá con una sonrisa.

—Ok, en primera, pareces Tommy de los Rugrats en segunda, tengo que supervisar más lo que observas en televisión. — dice más para ella que para mí. — Y en tercera, o sea no cariño, de eso no se trata esto, ven, siéntate — Se sienta en mi cama y le da leves palmadas a su lado, yo hago caso esperando una explicación.

Un lavado de cerebro después.

Sentirme confundida sería una palabra muy corta para poder describir lo que siento.

—Entonces... ¿Esto me pasará cada mes? — Asiente — ¿Y no hay nada que pueda evitarlo? — Niega. La confusión que sentía se convierte en enojo inmediatamente. — ¿Por qué a los hombres no les pasa? ¿Por qué solo a las mujeres? Eso no es muy justo querida vida — miro al techo esperando una reacción, mi mamá solamente me mira comprensiva —. Es que ¡Agh! Es injusto que unicamente nosotras tengamos que pasar estas colitas.

—Cólicos hija —, Me corrige.

Me contengo las ganas de responder de mala manera porque sé que reaccionará peor que yo. Miro a los lados desesperada buscando algo con lo que me pueda desquitar, hasta que recuerdo que tengo a alguien con el que si puedo hacerlo. Mi mamá nota como mi mirada se ilumina por la idea que tengo.

—Ay no — ella ya sabe que estoy a punto de hacer una locura.

—Ay sí.

Agarro mi almohada y camino con mi cobija amarrada por el pasillo. Ahora él me va a escuchar, en eso, puedo escuchar como mi mamá grita:

—¡Cuidado! ¡Mini bomba en potencia!

La ignoro porque estoy llegando justo a la habitación de mi objetivo. La puerta con un cartel del típico ¡no pase! No me detiene en abrirla como si no me preocupara que se estuviera vistiendo.

Para mi fortuna no es así.

—¡Ahora si!

Corro a su cama y lo empiezo a golpear con mi arma supercómoda. Oliver se despierta asustado por los golpes.

—Pero ¿Qué cara...? — No termina su frase porque le doy un almohadazo justo en el rostro.

—Eres un malnacido con suerte.

No suelo ser grosera, es más, creo que esta es mi primera mala palabra, pero en este momento tengo una rabia que me hace querer romper todo.

—¡Mamá! ¡La loca de Olivia me está lastimando! — Me acusa.

—¡Es mentira! — Me detengo para devolver el grito, en cuanto me volteo para poder seguir noto como sus ojos reflejan el miedo — Oh, eres hombre muerto.

Y así, sigo con mi pelea hasta que siento como un brazo rodea mi cintura, me muero como gusano para poder seguir con mi ataque, pero el agarre es fuerte.

—Ok, no te volveremos a dar café antes de dormir.

Poco a poco me relajo sintiendo la respiración agitada y el corazón a mil por hora. Papá al ver que soy segura para estar en suelo me suelta con cuidado.

—¿Ya se te paso lo loco? — Pregunta y noto como mi papá le hace una seña de que no es buen momento.

—Si, así que cierra el hocico antes de que lo próximo que te lance sea un zapato — las dos personas en la habitación se quedan sorprendida por mi oportuno comportamiento y la verdad, por primera vez, no siento pena al decirlo.

—Señorita, es tu hermano no cualquier persona y también merece respeto — me reprime.

—¡Es que no es justo! El y tu pueden vivir su vida tranquilamente mientras que nosotras tenemos que sufrir con esto — señalo mi torniquete improvisado.

Un flash se presenta atrás de mí y en cuanto me volteo, Oliver tiene el celular de papá en sus manos, una sonrisa decora su rostro pálido.

—Ahora me haré famoso.

Siento mi cara roja de la furia y miro a mi papá para que haga algo, sus ojos van de Oliver a mí varias veces.

—¿Alguien hablo de respeto? ¿Quién fue? — Junta sus manos en la espalda y camina lentamente a la puerta, antes de salir dice —: Dale el doble por mí ¿Si princesa? — Asiento. — Y termina de irse.

Oh, ahora sí.

Giro lentamente sobre mis talones como en una película de terror. Al igual que hace unos segundos, noto el miedo en la cara de mi hermano.

—Buenos días Oli — sonrío.

Doy un paso y él retrocede.

—Aléjate Satanás — hace una cruz con sus dedos.

Me sigo acercando y cuando ya estoy lo suficientemente cerca, me lanzó sobre él por segunda vez en la mañana. Jalo sus mechones rojizos provocando que de su boca salgan pequeños quejidos de dolor mientras que él intenta defenderse, lo cual es en vano porque estoy encima de él y no logra moverse.

—¡MAMÁ! ¡AUXILIO! — Grita como último recurso.

—¡¿Por qué me tomas fotos así?! — Le doy un manotazo en la cara — ¡¿Te gustaría que te hiciera lo mismo?! — Jalo su cabello con mi otra mano.

—Ok esto fue suficiente. — Escucho a mamá y siento nuevamente unos brazos sobre mi cintura. Me aleja de él y la miro enfadada, pero se esfuma rápidamente al ver su rostro lleno de seriedad. — Los dos, a la sala, ahora.

— Pero mamá — reprochamos al mismo tiempo.

—Dije ¡Ahora!

Con las cabezas bajas le hacemos caso, vamos por el pasillo los dos empujando al otro cada que podemos. Llegamos a la sala y papá está sentado en el sofá con el periódico, lo más seguro resolviendo el crucigrama, en cuanto nos ve se levanta y dice:

—Uy no hijitos, yo no quiero ver la mamá osa enojada así que iré a disfrutar mi jugo de manzana, adiós. — Se levanta para irse a la cocina.

—¿Nos abandonas? — Pregunta Oliver.

—¿Has visto a tu mamá enojada? Es una suerte que la haya podido enamorar con el carácter que tiene. — Niega lentamente con la cabeza —, pero no me arrepiento — Y se va sin nada más que decir.

Oliver y yo nos sentamos en el sofá algo separado para evitar otra pelea. Escucho los pasos de mamá y me tenso un poco, parece que él también los escucho porque se tensa igual que yo.

—A ver, es muy de mañana y los tengo que llevar a la escuela, así que, Olivia — la miro atrás de mí con las manos en los bordes del mueble —, pídele una disculpa a tu hermano.

—Lo siento por haberte pegado — murmuró sin muchos ánimos.

—Te toca Oliver.

—Lo siento por haberte tomado una foto.

—Bien, ahora un abrazo y un beso en la mejilla como los hermanos mellizos que son — hago una mueca y me acerco lentamente a él, como si me fuera a morder.

Lo abrazo extrañada y el igual a mí, nos damos unas palamaditas en la espalda y nos separamos rápido, como si tuviéramos germanos y no nos quisiéramos contagiar.

—Vayan a cambiarse y ten hija — me lanza un paquete de color claro — lo necesitarás — mi mueca se convierte en una de horror.

—¡Mamá!

—¿Qué?

—¡Él está aquí! — señalo a Oliver — y es incómodo.

—¿Incómodo? Cariño, el algún día tendrá novia, o novio, lo que él decida, pero en el mero caso de que tenga novia, siempre va a ver unas toallas sanitarias, es mejor acostumbrarlo ahora que esta inocente y puede entender algunas cosas, que cuando sea grande y tonto por no saber qué hacer en este tipo de situaciones.

Oliver y yo estamos algo sonrojados por lo que dice, pero si lo pienso un poco tiene razón. Voy a mi habitación para buscar algo de ropa y cambiarle. Se me bajo el dolor que tenía más abajo de mi estómago y puedo caminar normalmente, cambio mi ruta hacia el baño y cuando estoy a unos cuantos pasos del lugar, veo a mi querido hermano a metros de mí con una toalla en su mano.

¿Han visto esas películas de vaqueros cuando el enemigo se encuentra con el héroe?

Bueno, digamos que esta es una escena exactamente igual, puedo hasta ver esas plantas rodadoras pasando por medio.

Sin pensarlo, comenzamos a correr a nuestro objetivo, cuando él está a punto de agarrar la perilla yo lo logro empujar con fuerza y cae como pelota al suelo. Entro rápidamente y cierro con seguro.

—¡Eres una tramposa! — Dice al otro lado.

—¡Y tú un mal perdedor! — Sonrío al escuchar su bufido.

Ahora si, algo de relajación.

Miro mi reflejo a través del espejo y hago una mueca al ver mis ojos. Oliver y yo podemos ser mellizos pero lo único que tenemos de diferente son los ojos. El los tiene completamente marrones, mientras que yo tengo uno azul y el otro marrón, nací con algo llamado heterocromía y a pesar de que se vea bien, siempre me han molestado con eso.

Con un suspiro me quito la sabana que para mi mala suerte se manchó con algo de sangre, la tiro a un lado con asco. Me saco los pantalones junto con mi ropa interior para tirarla justo donde tire la sabana, me siento en el inodoro para ponerme nuevamente la ropa limpia. El problema comienza cuando me toca ponerme la toalla.

¿Cómo se hace esto?

—¡Mamá! ¡La que necesita ayuda ahora soy yo!

Y así comienza esta locura llamada pubertad.

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Comments

Eret Lopez

Eret Lopez

El Buen HUMOR como lo tratan te relaja mucho GRACIAS ESCRITORA

2024-05-19

1

María Saori 😎🤫

María Saori 😎🤫

nunca me habia topado con una novela tan realista jejeje que tocara tantos temas tan importantes jejejeje q en un princio nos hacen entrar en panico 👏👏👏👏 me encanta su novela ❤️🥰🥰🥰

2022-07-08

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