El trato

Ese hombre cada vez la sorprendía más, no podía creer que le estuviera ofreciendo tal cosa, pero claro tenía que ver si ganaba o perdia

- Y según tú qué es lo que yo ganaré a cambio- pregunto

- tú champú- respondió con una sonrisa de oreja a oreja

- Es una broma? -

-No, tú quieres tu champú yo solo te estoy dando la oportunidad de obtenerlo-

- y cuál sería el trato? - pregunto

- Mañana tendré una cena importante aquí, necesito que actúes como tal eres mi esposa

- No eso no lo haré, no soy tu esposa - respondió furiosa

Él sabía que ella se iba a negar, y no le iba aceptar tampoco un no, así que ya había tomado medidas para eso. Salió de la habitación se dirigió a su despacho a tomar una foto que tenía en un álbum y se dirigió nuevamente a la habitación

- Toma esto - le dijo mientras le extendía la foto

- Carajo!- dijo mientras veía la fotografía con sus propios ojos

Cataleya estaba sin palabras, la mujer de la foto se parece a ella eso está claro, pero no era ella, al parecer su hermana lo tenía todo calculado, duro unos cuantos minutos buscando algún detalle que se le haiga pasado a Isabella, ahora entendía porque él estaba tan convencido que ella era su esposa.

- Mire señor Anderson le aseguro que está no soy yo, está que está aquí - señalando la fotografía- es mi hermana Isabella

- Vuelves con el mismo tema, no te cansas de mentir

- tal vez no me crea, pero fíjese ella tiene los ojos de color miel, mientras yo los tengo azules - ese era el detalle que por lo visto a Isabella se le había olvidado, sus color de los ojos

- Es cierto, antes tus ojos no eran azules, pero obviamente estás usando lentes de contacto

- está loco, está loco- se repetía mentalmente Cataleya

- Estoy considerando que un simio tiene más inteligencia que tú - lo señaló con el dedo indice

- Bueno si yo soy un simio, tu eres una linda gatita- le respondió mientras la tomaba por la cintura

- Suéltame, no tienes permiso para que me estés tocando- empujándolo con sus dos manos

- Aceptas el trato? - pregunto mientras se calmaba porque no le agrado la idea de que ella lo apartará

- será que no tendré más opción, este simio no dará su brazo a torcer, pero no crea que me pondrá un dedo encima, idiota- pensaba Cataleya y a la vez analizaba los pro y los contra

- No me piensas responder? - pregunto impaciente - tengo muchas cosas que hacer, pero si quieres seguir permaneciendo aquí encerrada

- y por cuántos días tendré que hacer eso? - pregunto resignada

- Mañana después de esa cena, creo que por bastantes días más, no lo sé, porque cuando los medios se enteren que has regresado habrán mas cenas con gente importante

- Y aparte del champú, que obtendría?

- Si tu pregunta se refiere a que puedes salir de aquí, si ya no estarás aquí encerrada, pero claro siempre te acompañará Boris y Roberto no irás sola por ahí, y así me evito que te veas con tu amante

- Naguara pero que terco eres- exclamó

- Qué? - frunció el ceño - al escuchar lo que acababa de decir -

Al ver su rostro de confundido, le pregunto

- qué fue lo que no entendiste?

- Eso lo que dijistes que quiere decir? - respondió exigiendo

- Eso qué? tantas cosas que te he dicho - respondió con una media sonrisa

- Eso, na-- na-- na-- tartamudeaba pues la palabra no le salió -

- Naguara- dijo Cataleya

- Si eso -

- mmm, verás no estoy de ánimo para darte clases de español, hay algo que se llama Google puedes tú mismo hacerlo -

- Te estás burlando de mí?

- No, pero ya que tu presencia no la soporto, y al ver que no tengo más otra opción, entonces aceptaré tu trato

- Tendrás que aguantarme por bastante tiempo

- No, tan rápido señor Anderson, quiero este trato en un papel y con ciertas condiciones de esa manera aceptaré

- Y que condiciones según tú?- le pregunto cada vez se sentía más atraído hacia esta mujer- porque solo tienes que ser mi esposa como lo que eres, eso quiere decir al menos en frente del público tienes que mostrarte cariñosa - elevó una de sus cejas coquetamente

- Eres un cínico, ni creas que aceptaré que des un beso delante de la gente - respondí dándole una mirada mortal

- Se supone que somos un matrimonio, eso es normal en las parejas.

- Solo tráeme un papel y lápiz para escribir mis condiciones y firmar este trato

- Bueno ya que quieres condiciones yo tambien las colocaré, Lucía- llamando a la ama de llaves-

- Aquí estoy joven, dígame qué necesita- respondió

- Tráigame un lápiz y una hoja necesito hacer un contrato con esta señora que está aquí

- Tengo nombre- replicó Cataleya

- Si joven ya se los traigo- respondí sorprendido ante la petición del Ceo

Salió y fue en busca de lo que el Ceo le pedía, volvió nuevamente y él le indico que tomara nota de lo que Cataleya quería, pues no confiaba en ella de darle el lápiz, tenía miedo de que se lo fuera enterrar en alguna parte de su cuerpo. Así pasaron la tarde discutiendo sobre las condiciones hasta que llegó el punto en que ya podrían sellar ese trato.