Capítulo 19 ZAIRA MARTÍNEZ "ENDOSCOPIA"

Zaira Martínez

Después de la primer "pelea" con Luciano estuve unos días sin hablarle. No decidía si predominaba más el enojo o la desilusión por todo esto.

Una semana después él me trajo un ramo de flores, no eran mis favoritas pero apreciaba el detalle. Aquella noche tuvimos relaciones, hacia tiempo que ya no teníamos ese tipo de contacto aunque me sentí súper mal.

Mientras el disfrutaba entrar y salir de mi cuerpo mi mente estaba en otro lugar, pensando en pasado. Daba gracias a que era de noche y que no había luz porque no podía concentrarme ni en fingir. Verlo disfrutar solo me causaría más asco que las náuseas que he tenido.

Pensaba en que el no me conocía lo suficiente. Aquel ramo de flores no se si me abrió los ojos o me atormentó sin piedad alguna. Estuvimos años juntos para que no sepa ni que flores me gustan, me gustan las orquídeas y los tulipanes, no me simpatizan las rosas, mucho menos las amarillas y de esas traía el ramo.

Recordé cuando me regalaba joyas. Una simple cadenita fina con un dije sencillo lo usaría con gusto o unos aretes simples como por ejemplo unas argollas medianas pero él traía gargantillas y collares con diamantes, muy extravagantes. Eran lindos pero ¿Cuando usaría todo aquello? Una simple cadena con un dije con mi inicial por ejemplo la usaría siempre.

La ropa que me ha regalado jamás la eligió para mí, seguramente su madre o asistente se encargaban de esa tarea. Incluso una vez me regaló lo mismo que el año anterior.

He callado muchas cosas para no dañarlo pero me gustaría que me fuera honesto y explique ésto pero se que confrontarlo sería para que lo tome mal, diría que soy una exagerada, que creo una tormenta en un vaso de agua y cosas por el estilo que prefiero no escuchar.

Ya en Boston tenía mi intervención en poco tiempo así que como obsesiva con la puntualidad llegaría unos minutos antes para no perderme en el hospital que tiene varios pisos.

Usé al chófer que mis padres tienen aquí ya que el que está para uso de nosotros no se encontraba al igual que Luciano. Salimos rumbo al hospital, yo solo llevaba mis documentos y tarjetas ya que no me hacía falta nada más.

Cerca del hospital se escuchaban sirenas y el chófer me dijo sus hubo un choque múltiple, que seguro todo allí sería un caos y tenía razón. Entré al hospital pero luego la alarma en el mismo empezó a sonar. Un auto se estrelló en el hospital, comentaban que hasta la recepcionista que estaba en la entrada había sufrido daños.

Médicos y enfermeras corrían hasta no solucionar todo el problema que había nadie podía entrar ni salir del hospital.

Treinta minutos después de la hora en la que tendría que ser atendida un doctor joven me llamó. Esa misma semana había entrado a trabajar allí y reemplazaría a la doctora Sandy que fue una de las víctimas del accidente. Me entregó una bata y una enfermera vino a ponerme una vía por orden de él. Yo sabía que me dormirían completamente, algo normal en estos casos.

Me durmieron y desperté luego de algunas horas pero no tenía dolor o molestias en la garganta como me dijeron que tendría. Otro doctor vino a verme ya que quien llevó a cabo mi endoscopia había acabado su turno. Éste médico me preguntó cómo me sentía y me pidió que hiciera reposo en casa durante éste día porque al haber utilizado anestesia podría marearme.

Pregunté cómo estaba todo y me dijo que muy bien, nada de que preocuparse así que seguiría con mi dieta. Con ella ya me sentía mejor, seguramente todo fue a causa de la comida de la cocinera, no es apta para mi estómago sensible.

Mucho más tranquila ofrecí pagar pero me dijeron que todo ya estaba liquidado, un gesto de Luciano o mis padres. Recién pude salir al atardecer del hospital ya que como todo ocurrió en la entrada había gente trabajando y estaba todo demasiado movilizado. Llamé un taxi y volví al hotel donde nos estábamos quedando, una propiedad que solo estaría abierta para nosotros para no ser molestados con otros huéspedes. Todo me resultó exagerado pero yo no tenía voto allí.

Llegué y me dormí, eso fue todo. No había nadie, luego pedí servicio al cuarto, una porción de pollo a la plancha gratinada con un puré de papas, comí y volví a dormir. No supe en que momento llegó Luciano sino hasta el otro día que lo ví durmiendo a mi lado.