LA NOCHE EN LA QUE TODO CAMBIO

Amélie se encontraba analizando los entrenamientos dando nuevos retos hasta que llegó la voz de su padre a través del Enlace mental - Ordena que tus guardias custodien fuertemente los Perímetros del Imperio - Cómo es característico en él su voz lograba la sumisión incluso de su hija.

Padre está todo en orden - Amélie se había apartado observando el bosque que tenía delante de sus ojos.

No tolero que seas descansada - Hades rugió - Asegúrate de que todo esté en orden en realidad - Amélie frunció el ceño, pero antes de que dijera algo el enlace cortó ya no tenía conexión.

El Ministro tiene razón - Opinó Queen - Tenemos enemigos al acecho y solamente estás ordenando que se vigile el Perímetro.

Di órdenes de eliminar la amenaza- Amélie suspiró.

El maldito humano ya te rechazó lo que viene será mejor pon tus pies sobre la tierra - Espetó la loba.

Los tengo sobre la tierra, pero es difícil aún apestar de todo Elián es alguien importante- Amélie miró el cielo, el día se estaba volviendo noche.

El humano te rechazó- La voz de alguien más se escuchó cuándo Amélie se dio la vuelta se sorprendió de encontrar a la hermosa joven con el cabello blanco sus ojos azules y su apariencia angelical observándola, su hermana estaba delante de ella la Diosa Luna observaba a su hermana con los ojos entre cerrados.

Era la primera vez que ocurría un encuentro entre ellas, Cielo solamente se dejaba ver por Alya.

Los ojos azules electrizantes de ambas se miraban seriamente, pero Amélie sabía cuál era su lugar así que realizó la reverencia correspondiente- Mi Diosa - Exclamó Amélie.

Acompáñame - Si algo caracterizaba a las dos mujeres más importantes del mundo de los Licántropos era que ellas poseían un aura asesina, única e inalcanzable. Amélie acompaño a su hermana hasta llegar a una pequeña roca Cielo se sentó en ella, segundos después Amélie imitó su acción.

No esperaba verte- Amélie acarició la cadena con las iniciales de Luna de Sangre.

Tampoco tenía planeado esta visita, pero es necesario, Amélie debes sanar, olvidar y renacer - Amélie agachó la cabeza.

Todavía no entiendo ¿Por qué me soltó? Él vio todo de nosotros, me dijo falsas palabras y nunca olvidaré que me había dicho que él no era mi debilidad más bien era mi fortaleza - Las lágrimas fueron incontrolables Amélie quería a Elián a pesar de todo Amélie Dumonts quería al humano - Me había dicho que una madre nunca abandona a un hijo- Aquello lo entendí cuándo supe de tu nacimiento, comprendí que la muerte de mamá tenía que suceder para que tu alma naciera, para que los lobos encontraran su felicidad.

Cielo sintió que su hermana aún clamaba por Elián y que por más que lo intentará él está presente, ella no lo puede olvidar - ¡Amélie! - Cielo agarró las manos de su hermana.

A veces uno tiene que aprender a soltar y aunque él te haga mucha falta, sé que esperas su regreso, pero a él no le haces falta, él no volverá cómo tú lo deseas, el destino volverá a lograr que sus caminos se crucen, pero cada uno tendrá su vida como debe de ser, solamente tendrán recuerdos en común, Elián D'Ángelo te rechazó, pero no puso en peligro a los nuestros siempre ocuparás un lugar en su corazón, pero no de la manera de la que tú te mereces.

Es tan difícil hablar de un rechazo cuándo tus abuelos se amaron incluso antes de que fueran destinados, mis papás se amaron sin ser destinados por la Diosa Luna, ellos vivieron su amor de una manera muy diferente, y en el fondo prefiero sufrir todo lo que ellos sufrieron para sentir aquel amor que ellos se tienen.

Amélie- Cielo se puso de pie - Créeme que tendrás aquel amor- Segundos después Cielo desapareció, fue allí que Amélie se dio cuenta de que estaba fuera de su territorio, cuándo la loba decidió volver algo llamó su atención o más bien alguien.

La luz de la Luna reflejaba por su cuerpo - ¿Al final me estás siguiendo? - Yail no se había dado la vuelta, pero había descubierto quién se estaba acercando.

Solamente estaba recorriendo- Amélie seguía avanzando.

Bravo, la Reina del Imperio Lobuno se preocupa tanto que hasta recorre el territorio que no le corresponde- Yail seguía manteniendo la cabeza agachada sin mirar a la rubia.

Deja esa actitud, antes que nada soy la Reina del Imperio Lobuno.

Y antes que nada recuerda que provengo de una Manada Libre tú no eres mi Reina - Yail O'Sullivan se había puesto de pie su presencia era más intimidante y demostraba que Amélie no lo intimidaba.

Tranquilo - La rubia se alejó, pero Yail la sostuvo por la muñeca.

Me pediste que me alejará ahora soy yo el que te dice que te alejes - Sus ojos adquirieron un color verdoso.

¿Y si no me quiero alejar?

Me alejo yo, buenas noches su alteza.

Detente - Amélie saco su ferocidad utilizando su voz de mando en el Alfa desterrado, pero no se mostró afectado ante las palabras de la rubia.

En este momento no existen palabras, ni Reinados que puedan detenerme - Yail cerro sus ojos y cuando las volvió a abrir volvieron a ser grisáceos, todo daba a indicar que el Lobo quería salir, Yail O'Sullivan estaba cerca de su transformación.

Amélie se quedó observando al joven por unos segundos nadie se imaginaba lo que pasaba por la mente de la Reina del Imperio Lobuno - Esto es lo correcto- Amélie susurró en voz baja - Ven conmigo - Amélie empezó a avanzar e inevitablemente Yail tampoco tenía la fortaleza para negarse así que siguió a la rubia, una pequeña cabaña, aquel era él sitió en dónde Amélie guio a Yail.

¿Qué se supone que estamos haciendo aquí? - Yail se tocó el cuello arrancando la cadena con las Iniciales L.O.

Solo déjate llevar - con aquellas palabras Amélie había dado un paso importante cortando la distancia Yail retrocedió, pero Amélie debilitó sus barreras con un beso, aquel beso que al comienzo fue tierno, pero conforme pasaban los segundos se volvió demandante, Amélie Dumonts sabía perfectamente lo que estaba a punto de hacer.

Detente - Yail intentó de escucharse seguro, cosa que no estaba sucediendo Amélie estaba logrando la sumisión del Pequeño Alfa en ese momento.

No me pidas algo que tu mismo no quieres hacer- sus miradas expresaron todo lo que las palabras no podían expresar. Yail dejó de contenerse besando con vehemencia a Amélie, las manos de la rubia empezaron a desprender los botones de la camisa, las caricias, los besos dieron vida a una pasión que los dos desconocían, pero que lo deseaban.

Las prendas empezaron a desaparecer, una última mirada fue suficiente para entender lo que sucedería, Amélie se estaba por entregar a Yail O'Sullivan y ella tenía sus razones.

Al primer contacto de la virilidad de Yail con su feminidad, la primera embestida, el pequeño grito de dolor, la sangre corriendo por las venas de Amélie, desataron montón de emociones en el Imperio Lobuno, en ese momento parecía que el Reloj se detuvo, los cuervos y las demás aves emprendieron vuelo, las Campanas resonaron por la fuerza del viento en ese momento, misma fuerza que Yail estaba empleando en Amélie al someterla bajo aquel encanto sexual.

No existió marca, quizás tampoco amor, pero si había pasión, Amelie estaba profundamente dormida con su cuerpo desnudo ante los ojos de Yail.

Hasta que una sensación rara se apoderó de él, sus ojos nuevamente se volvieron verdes, el joven no tuvo más opción que salir afuera, la luz de la Luna enfocaba directamente por el, Yail cayó de rodillas, sentía el crujir de sus huesos, el clamor de un Lobo por salir, lentamente y tormentosamente el dolor disminuyó.

Amélie estaba observando desde la distancia al enorme lobo Gris que tenía ante sus ojos Yail O'Sullivan se había transformado en la misma noche en que Amélie Dumonts se entregó a él, una noche en la que todo cambió, aquel es la etiqueta de esta noche.

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