capítulo 2 - Emiliano.

Como de costumbre mi despertador suena a las 5:00am y yo ya me encuentro despierto antes de que este suene mi alarma, es mi ritual diario, me levanto me lavo la cara, me visto con mi conjunto deportivo y salgo a trotar en la cancha que tengo en mi mansión, me gusta lo mejor de lo mejor y como tengo suficiente dinero puedo instalar, mejorar y ampliar mi mansión a mi gusto, ya que cuento con un terreno lo suficientemente amplio para hacer lo que me plazca, después de trotar durante una hora, voy directo al gimnasio y realizo mí una rutina de ejercicios para poder tener mi cuerpo en forma.

Siendo las 7:00 am salgo del gimnasio para la casa, mi nana Lupe me recibe lo más amorosa como siempre ha sido ella, desde quera un niño ya que mis padres viajaban mucho y nos dejaban bajo su cuidado a mi hermana y a mí y nosotros la consideramos como una segunda madre. me dice mi niño, ve a ducharte que el desayuno ya casi está listo y tienes el tiempo justo para llegar a tiempo a la oficina.

Voy derecho a mi habitación, me desnudo y paso a mi cuarto de baño, me ducho, y cuando salgo voy directo a mi armario cojo uno de mis trajes favoritos color negro y a la medida que me hace ver muy bien. Soy un tipo con mucha suerte ya que aparte de ser multimillonario también tengo un buen porte ya que mido 1.90 cm, cabello claro, ojos azules, piel blanca, tengo mi cuerpo muy bien ejercitado porque nunca me descuidó y me gusta verme súper bien y llamar la atención de todo el género femenino así no puedan poseerme, le verdad es que soy un engreído.

Salgo de la habitación voy al comedor me siento y espero que me traigan el desayuno, una vez termino voy y me cepillo los dientes y ya estoy listo para irme. cojo las llaves del coche y rumbo a mi oficina donde soy el todo poderoso, dueño y señor de ese edificio.

Me gusta manejar a mí propio coche por que me encanta sentir la adrenalina y la velocidad. adelante de mí y detrás van dos vehículos con mis guardaespaldas, para mayor seguridad ya que como soy un empresario famoso no quiero correr riesgos de ninguna clase. Aparte de eso no me gusta compartir vehículo con casi nadie, los únicos que tienen permitido subirse en mi auto son mi hermana, mi madre, Eduardo y alguna que otra dama que me quiera acompañar en la cama por unas cuantas horas, ya que nunca paso la noche completa con ellas.

Como es de costumbre llegó faltando 10 minutos para las 8:30 am, que es mi horario de entrada, salgo del vehículo y mi mejor amigo y mano derecha me espera en el parqueadero al lado de su coche para ingresar juntos.

A medida que vamos avanzando las mujeres nos miran con ganas de comernos y los hombres nos ven con envidia ya que somos nosotros los que escogemos a quien de ellas nos queremos llevar a la cama.

Llegamos al piso 35 que es el último piso y ahí es donde está mi oficina. Cuando veo a mi asistente vestida con un feo vestido azul y me pregunto por qué tengo una asistente tan mal vestida, que de solo verla me duelen los ojos. Pero ni modo, recuerdo que la tengo es por qué es muy entregada a su trabajo y hace las cosas muy bien y en muchas ocasiones le ha tocado ver uno que otro de mis deslices y es muy prudente.

Cuando pasamos por su lado Eduardo le responde el saludo que nos da, pero yo ni la miro, porque la verdad me desespera verla así no desaliñada como si fuera una mendiga y aparte de eso no quiero que duelan mis hermosos los ojos.

Seguimos nuestro camino y pasamos a mi oficina y Eduardo me dice que deje ser tan grosero con mi asistente que mirara que ella es muy eficiente. También me sorprende la cara de perverso que coloca cuando me dice que le gustaría saber que esconde mi asistente detrás de esos lentes y esa ropa tan sosa que usa, pero yo de solo pensarlos me da ya mal genio y un escalofrió que me recorre todo mi cuerpo y no precisamente es por excitación si no que es todo lo contario, le digo que tiene prohibido meterse debajo de la falda de mi asistente para descubrir una verdad que no existe porque seamos lógico si fuera una belleza no vestiría tan feo. Le prohibido a Eduardo nuevamente hacer una de sus locuras porque la verdad no quiero perder a mi asistente así se vista feo y este toda mal arreglada hay que conocer que es muy eficiente.

Eduardo se levanta y se dirige a su oficina, e inmediatamente este sale, tomo el teléfono y llamo a la Srta. Rosales para que me informe como esta mi agenda para el día de hoy, me dice que enseguida viene, yo cuelgo sin darlas las gracias ni nada, para eso soy el jefe y para eso le pago para que haga bien su no trabajo no tengo por qué estar agradeciéndole a nadie y más a una simple asistente.

Al minuto ingresa esa con la Tablet en la mano y la agenda debajo de su brazo para poder ajustarse los lentes con la otra, de solo ver eso me dan ganas de enviarla con el diseñador de modas y el estilista de mi familia para que le haga un cambio de look, pero creo que eso sería una pérdida de tiempo y dinero porque no creo que tenga mucho arreglo esta mujer.