Capítulo 20 Mentiras

Makoto

No puedo salir o me irá mal, creo que me quedaré así. Me puse el suéter tal y como me dijo. Miraba la habitación llena de cosas sadomasoquistas, así que este es su fetiche. Lo que hicimos momentos antes, me hizo sentir como nunca y mentiría si dijera que no quería volver a hacerlo; sin embargo, tenía temor a lo desconocido.

Me senté en la cama y sentí un ardor en mi trasero, comprobé y vi que estaba saliéndome ese líquido azul mezclado con esencia de Yoshiro. Me ruboricé por completo, porque me daba mucha pena ser yo el pasivo en cada relación. A pesar de eso, nunca me vi como activo, no me gusta, no soy bueno tomando y menos dando placer. Mi mente me llevó a cuando hice un viaje a China, el muchacho que me dio un tour, terminó haciéndome sentir bien y me gustó tanto que le pedí ser mi novio, él aceptó y fuimos pareja el tiempo que estuve allá. Él era pasivo y demasiado, así que tuve que ser yo quien lo el activo, pero no me gustó.

Me distraje mirando más cosas de esa habitación cuando vi que no tardó mucho en regresar, veo que trae un montón de cosas, sobre todo las comidas rápidas. Lo miré algo triste y no pude evitar levantarme para abrazarlo. No entiendo esta falta de confianza en él. ¿Y si le dolía algo?

—¿Qué pasa? ¿Te duele algo? —pregunté.

—¿Eh? No es nada, no importa.

Me sorprendió preguntarle eso, siendo un vampiro, dudo mucho que le duela algo, pero la educación ante todo. Como no me respondió, revisé rápidamente a velocidad de la luz las bolsas y saqué una botella de agua. Había sudado bastante, sin mencionar que me termine una vez que equivale a 4 veces, eso sin duda me deshidrató. Después abrí un par de onigiri y lo devoré prácticamente todo. Me dio vergüenza, ya que él no dejó de mirarme ni un instante. Al terminar, me comí una botana mientras lo miraba. Necesito salir de aquí y pensé en una excusa.

—¿Cuánto gastaste en esto? Te lo pagaré, solo déjame ir a casa por unos minutos, yo tengo dinero en mi alcancía. —Divagué un poco, sin embargo, jamás debí decir eso, creo que se enojó muchísimo, en su mirada podía ver al mismo diablo—. Yoshiro... no huiré... te lo prometo.

No le diré que si escaparé, iré directo a la policía para denunciarlo, ellos sabrán qué hacer con este hombre vampiro. No me gusta que me priven de mi libertad.

Yoshiro

Estaba mirando a Makoto, parecía sediento y hambriento, era un bruto. Me dijo que estaba bien, pero supongo que mi rostro me delató, yo me sentía mal por tratarlo así. No obstante, hasta que su voz me vuelve a distraer, no puede ser, ¿de nuevo con eso? ¿Solamente pensaba eso? ¿Acaso no podía dejar de pensar en escapar? Mi furia había vuelto y se apoderaba de mí. En algún momento, él había comenzado a retroceder mientras yo lanzaba cosas que estaban en mi camino hasta terminar atrapando su cuerpo entre la pared y el mío. Nuestras respiraciones se mezclaban y su espacio personal terminó siendo el mío, hoy y para siempre.

—¡MIENTES, TODO EN TI SON MENTIRAS! ¿CIERTO?

Exclamé desesperado recordando todas las veces que habíamos vivido algo parecido.

—¡¿Por qué eres tan violento?! ¡¿También discutías con tus otros novios?! ¡¿No te has puesto a suponer que tú tuviste la culpa?! —puntualizó muchas cuestiones, pero no podía intentar dialogar conmigo. Claro que era mi culpa, si nunca hubiera existido, si ellos no existieran y aunque sé que lo estoy dañando, no quiero alejarme, él era mío y yo era suyo, no había otra forma de vivir. Lo sujeté del abrigo, el que siempre era víctima de nuestras discusiones y lo acerqué aún más.

—Jamás serás libre, no mientras yo esté vivo.

Mis ojos se tornaron rojos y lo besé desgarradoramente, deseando tragarme hasta el último de su aliento para devolverlo al instante. Sus gemidos eran la cosa más bella del mundo, pero sus mentiras y ganas de abandonarme, era lo que me dolía hasta el alma. Lo solté de golpe alejándome para tomar un trozo de madera del suelo y dejándola en sus manos.

—No te librarás de mí, Makoto.

—¿Yoshiro? —preguntó aun respirando con dificultad—. ¿Por qué me das esto?

—Entiéndelo Makoto, mientras yo siga vivo, tú serás mío, si no lo quieres mátame, no te detendré. Pero si no puedes matarme, acostúmbrate a esta vida, porque será la única que conozcas.

Le doy la espalda por un momento buscando tranquilizarme, nunca le haría daño, pero a veces podía ser un monstruo.

—Únicamente debes matarme y serás libre.

Makoto

No sé por qué sentía que esto ya había pasado antes, pero... no entiendo. Las discusiones así, al tal grado de que destruímos cosas o alguien termina herido, pero no es posible, yo jamás sería así y creo que me estoy arriesgando mucho, siento que terminará matándome y entonces pude ver como el iris de sus ojos se pusieron rojos. Dios..., ahora si moriré, pero eso no sucedió, no me hizo daño. Además de sujetarme tan fuerte y jalar ese abrigo que casi se rompe, me robó el aliento, como nunca nadie me besó. Yo sentía en mi corazón, que él en realidad si me ama. Que más que obsesión, lo que él tiene es miedo de perderme, entonces reflexioné, ¿por qué no decirme? Yo podía comprender que quizá le era difícil expresar sus sentimientos, ya que es un vampiro que actúa por instinto, pero ya habían pasado muchos siglos y considero que debía aprender. Pero, me amenazó e hizo algo que no entendí, me dio una madera y siguió amenazándome. ¿Esto qué significa? Sostuve esta madera con ambas manos mientras escuchaba lo que me decía. ¿Matarlo? ¿Por qué lo haría? Me dio la espalda, como esperando a que le clavara la madera en el corazón, por dios, ¿por qué supone que podía hacer eso?

—No soy un asesino. —Solté la madera y lo abracé por detrás—. No tiene que ser así... Yoshiro entiende que yo…

"Te amo"

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