Capítulo 19 Castigo II

—Por favor..., déjame terminar..., esto duele.

—Créeme, duele, pero créeme, te voy a tener llorando por placer puro.

Estaba perdiendo el control. No podía juzgarlo, Yoshiro estaba haciéndome cosas de las que yo no tenía ni idea y entonces, cuando no consideraba que podía empeorar, utilizó un juguete que vibraba. Como resultado, estuve suplicando y rogando, pero él estaba castigando y prohibiendo el placer, no obstante, sentí que ponía un hielo que hizo estremecer mi espalda y que se derritió rápido, lo sabía porque estaba bastante mojado y las gotas resbalaban. Era una bonita sensación, me quemaba al principio, pero era agradable. Odiaba que juegue conmigo, estaba subiendo y bajando la intensidad del nuevo juguete, me estaba enloqueciendo y cuando supuse que me desmayaría, vi la luz.

—Yoshiro, por favor.

—Eres muy bueno rogando, parece que es tu don especial —dijo como amenaza y se posicionó—. Te tomaré la palabra y no creas que me detendré, esta vez será hasta que quiera. Espero que ahora si entiendas quién es tu dueño. Estás muy apretado…, no dejes que nadie más se acerque de nuevo o tu castigo será peor.

—¿Mi dueño?

—Tu dueño, entiende de una buena vez.

—Yoshiro. Yo te am...

Rodé los ojos, estaba volviéndome loco. No sé por qué me sentía tan necesitado. Apenas podía hablar, mi voz no era entendible. Y entonces caí en cuenta de lo que estaba a punto de decirle. ¿Qué iba a decir? ¡Apenas lo conocía! No puedo decirle eso, no debo abrir mi corazón a él, porque está loco y obsesionado conmigo, me tendrá comiendo de su mano como si fuera un perro, además, no sé qué es lo que sienta por mí, amor no creo, está torturándome.

—Vamos. ¡Gime para mí, humano!

Y entonces, maravillosamente sucedió. Me dejó caer en la cama y comencé a respirar mejor, no sé cómo describir esto, pero fue genial. Esta experiencia fue, sin duda, la mejor que tuve en mi vida. Mi cara debía parecer como un chico enamorado, esperaba que no se diera cuenta o se burlaría de mí.

Yoshiro

No escuchaba bien lo que decía, estaba perdido, seguro no era nada importante estando a la mitad de un buen revolcón. Mi cuerpo se tensó al mismo tiempo que el de él, haciendo que ambos termináramos al mismo tiempo, finalmente solté su cuerpo dejándolo acostarse de nuevo.  Poco a poco me acosté a su lado, muy agitado, sin dirigirle la mirada en ningún momento, había sido bastante bueno, pero no era suficiente. Yo, como vampiro milenario, podía durar horas y horas teniendo sexo, sin embargo, creo que Makoto no está acostumbrado.

Recordé momentáneamente a Damián, con él podía estar en la cama hasta por 3 horas sin que él se cansara, incluso parecía necesitar más. Pero ni él ni yo estamos, así que lo mejor era tratar de olvidar. Por ahora supongo que darle de comer a Makoto es primordial.

—Ya puedes ver.

Susurró jalando la venda de sus ojos para quitarla y poder dejarlo ver alrededor. Lo miré cuando trataba de enfocar bien su mirada, frunció el ceño al verme y esquivó la mirada. No comprendo por qué él es así, antes solo debía hacer esto y se quedaba conmigo, pero luego huía, qué más da lo que hiciera, tratarlo bien no funcionaba.

—Saldré a comprar, no hagas nada que me moleste de nuevo, es mejor que duermas, tu castigo aún no termina, probaremos cada uno de los juguetes aquí, prepárate.

—¿Cuándo?

Me levanto en silencio acomodando mi ropa en su sitio mientras lo escuchaba hablar.

—¿Cuándo me soltarás?

Camine hasta un armario tomando un suéter viejo y desgarrado mirándolo con nostalgia, solía ser suyo, es decir, de la mayoría de sus reencarnaciones, desde Damián. Lo lancé a la cama y me acerqué de nuevo para quitarle el collar.

—¿Soltarte? ¿Para qué? ¿Irte con él? Eso no pasará, deja de soñar, ni siquiera podrías abrir una puerta de este lugar, solamente ponte cómodo en tu nueva casa.

Me alejé unos pasos y escuché lo que dijo, pero no me detuve.

—¿Ese suéter luchó contra un puma o qué? ¿Tengo que vivir encerrado en esta habitación? Oye Yoshiro, muero de hambre… ¡Yoshiro! ¡Necesito decir….!

Cerré el cuarto. No me importó cuando me llamaba, porque seguro solo quería rogarme para salir e ir a encontrarse con ese maldito vampiro.

Salí de la casa mirando al cielo, disfrutando al fin de la tranquilidad, yo estaba bastante perdido en mis pensamientos, lo estaba obligando a amarme, pero me aterraba dejarlo y terminará eligiendo a alguien más, no podía ni pensarlo, además, ese Aren continuaba rondando la zona. No venía aquí, lo cual es la mejor opción para él; sin embargo, creo que habrá otras oportunidades, algún otro aparecerá y querrá quitármelo.

Anduve hasta una de las famosas tiendas de conveniencia donde los humanos solían ir a comprar cosas que ellos comían, podía ser un monstruo, pero no lo dejaría morir de hambre, lo quería vivo. Antes nada más tenía que mirar a un comerciante para quitarle la comida que estaba haciendo, pero ahora ya no puedo hacer eso, hay cámaras de seguridad que me delataría, además, tengo muchísimo dinero, tanto que jamás se terminaría. Esto me recordó cuando asalté un banco, que tiempos, no existía tanta seguridad y pude controlar la mente de un guardia; sin embargo, tuve que dormir por días.

Después de unas cuantas compras volví a casa y a aquella habitación dónde se encontraba.

—Aquí está la cena, el baño está en aquella puerta, puedes abrirla.

Dejo varias bolsas llenas de cosas, no sabía que comprar, así que había comprado uno de cada cosa, debía bastar. Además, son cosas que él conocía, ya que trabajó en una tienda de esas. Se veía cansado, lo estaba llevando al límite de nuevo, ¿acaso únicamente servía para lastimarlo? Lo mordí, lo marqué, abusé de él y aun así continúa aquí. Sé que suena ilógico decir que podría escapar, porque no puede; sin embargo, temo pedirle que haga lo que siempre hizo en sus vidas pasadas.

Él merecía todo y yo solo lo estropeaba, cada vez, maldita sea.

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