Capítulo 14 Ciego de ira

Ya sabré qué hacer con el consejo y la gente del rey. No tienen ojos por todo el mundo, pero si poseen espías que se pueden perjudicar. Que deseen tanto a un humano, me hace quererlo también y si resulta ser Makoto la eterna obsesión del rey, me temo que me voy a portar un poco mal. No será tan difícil hacer que Makoto me elija a mí. Es tan sencillo convencerlo, que es un pecado no hacerlo. Sin embargo, supongo que eso tendrá que esperar, justamente comencé a sentir esa energía pesada proveniente del vampiro más desquiciado del mundo.

Yoshiro

Me mantuve vigilando hasta que el aroma se volvió más intenso, dejándome saber que provenía de la tienda, estaba ahí con Makoto, ese maldito vampiro, no sabía dónde se había metido, en un parpadeo aparecí a su lado notando como todo mi ser se llenaba de furia tomando a Aren de la cabeza y lanzándolo lejos de nosotros antes de tomar a Makoto por los hombros mirándolo con odio.

—¿ERES MÍO, NO TE LO DIJE? ¡NO PUEDES BESAR A OTROS, SOLO A Mí! —Le gritó antes de tomarlo por la muñeca y sacarlo de ahí, ignorando las miradas de todos e hipnotizando a cualquiera que quisiera interponerse—. ¡Tal vez estoy siendo muy amable contigo, te voy a enseñar el significado de MÍO! ¿ENTIENDES? ¡¡¡MÍO!!!

—¡Suéltame Yoshiro, no tengo que ir a ningún lado contigo!

¿Por qué? ¿Por qué en cada reencarnación siempre hay algo que se interpone? No es la primera vez que otro vampiro intenta arrebatarme a Makoto. No importa de quien se trate, si Liam, Pete o Yan… todos ellos terminaban cediendo ante los encantos del otro y decidían irse. Estaba claro que sucedió después y no, no los maté, únicamente los secuestraba y los obligaba a estar conmigo, sin importarme que deseaban ellos. Les privé de su libertad y se quedaron conmigo hasta su muerte. Para mí, tres décadas no eran nada, pero para ellos eran muchos años, nunca aguantaba más tiempo porque terminaban muriendo y yo necesitaba a mi pareja de por vida. Aunque decía todo eso, no podía convertirlo, porque eso significaba matarlo también, solo que lentamente.

Makoto

Aren me había robado el aliento con ese beso, recordé cuántas veces habíamos hecho el amor y como me sentí bajo su caliente piel… no sé por qué pensé que estaba bien irme con él, que todo sería tan hermoso como antes, cuando éramos recién novios y pensábamos en irnos a vivir juntos. Entonces, mis pensamientos terminaron con Yoshiro interrumpiendo, ¿con qué derecho viene y me amenaza? Yoshiro no escuchó nada de lo que le dije. En un segundo vi, como fue lanzado hacia donde estaban los lácteos y yo solamente podía mirar. ¿Cómo Aren tiene tanta fuerza? Se veía muerto de rabia, mire que lo siguió empujándolo lejos y sujetándome con posesividad, al mismo tiempo que miraba a Yoshiro. Pero no sabía qué decir o qué hacer. Me enamoré de Yoshiro, pero no olvidaba a Aren, no podía decidir, no obstante, al menos Aren vino por mí. Eso significa que le importo después de todo, de lo contrario jamás regresaría, yo lo conozco.

—Él siempre fue mío, ¡jamás fue tuyo! —Le gritó a Yoshiro y después me miró con dulzura—. Me amas a mí, ¿verdad? Ese chico no es bueno para ti.

—Aren….

Me besó la mejilla y cerré mis ojos. Estoy reflexionando al mismo tiempo. ¿Tengo futuro con Aren? Él me dejó y ahora busca recuperarme, yo estoy decidiendo quedarme aquí para estudiar y voy a requerir todo su apoyo. Entonces… sí.

Yoshiro

Estaba perdido en mi enojo mientras andaba ignorando a Makoto hasta que un golpe me tomó desprevenido haciéndome volar a metros de distancia, mi cuerpo chocó con algún tipo de vidrio haciendo que esta se rompiera en partes dejándome lastimado. En el ataque de ira que tuve, tomé uno de los trozos y en un rápido movimiento volví hacia ellos dejando un golpe con fuerza sobre el estómago de Aren para después rematar en sus piernas y enterrar ese cristal en su rodilla para impedir su movimiento.

—¿Amarte a ti? ¡No puede amarte! ¡Makoto es mío, entiende y lárgate antes de que te mate! —Miré a Makoto, quien estaba desesperado porque no lastimara a Aren—. ¡Y tú deja de verlo, no te mataré, pero te demostraré de lo que soy capaz, este imbécil no te ama, te miente y tú eres tan inútil que no lo entiendes!

Tomo a Makoto del cabello para hacer que me mire, lastimándolo levemente, sus pensamientos aún vagan, pero todos están centrados en que Aren lo ama y que él no lo olvida, todo esto me está enfermando.

—¡Suéltame! —gritó.

—¿No es así? ¿Aún lo amas? ¡Qué inútil sentimiento!, ¡ese bastardo te miente!, ¿sabes con cuantos se acostó? ¡Tantos que sus sangres aún fluyen en su cuerpo, no huelen mal, chicas y chicos, mientras tú…! ¡Si, tú, bote de basura, sigue aquí pensando en amarlo! ¡Eres estúpido, pero aun así siendo un inútil y estúpido me perteneces y a menos de que lo quieras ver muerto, camina, tengo poca paciencia!

—¡Eres un maldito! ¡Vienes a reclamar que soy tuyo…, cuando tú me dejaste ahí dormido!

Mi mirada se transformó, ahora demostraba una expresión de asco al escuchar sus pensamientos. Dejé salir una risa amarga apretando aún más mis dedos en el cabello lacio y sedoso de este tonto hermoso.

—Ja, ja, ja eres estúpido, ese monstruo no está arrepentido, la última vez que se acostó con alguien tiene menos de media hora, ¿acaso crees en verdad que te ama lo suficiente para estar solo contigo? Los humanos son tan ingenuos. —Suelto mi agarre de su pelo para tomarlo por su delicado cuello acercándolo más a mí. —Te dejé porque no quería dejar tu cuerpo al límite, pero dado que pareces estar bien para besarte con otros entonces no debería preocuparme, retomemos donde lo dejamos, si no te importa tener tu dignidad, no debería estar dándotela.

Lo levanté para arrastrarlo conmigo y retomar el camino a mi casa dejando a ese vampiro en el piso tratando de levantarse. Cada célula de mi cuerpo, me pedía regresar para molerlo a palos, sacarle las entrañas y drenar su sangre hasta saciarme, pero eso no va a hacer que me tranquilice. La única manera de parar esto, es teniendo a Makoto en mi poder.

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