Capítulo 13 Vampiro desquiciado

Yoshiro

Después de dejar a Makoto en su casa lo único que se mantenía en mi mente era el olor del intruso, no podía ubicarlo, pero algo me decía que no era buena idea tenerlo aquí, debía deshacerme de él cuanto antes. Se convertía en una molestia su olor, amargo y asqueroso, producto de beber en exceso de humanos de pésima calidad. Los vampiros antiguos como yo, no podemos comer cualquier comida rápida, afecta nuestra fuerza y estado mental. No creo que exista nada bueno viniendo de ese desconocido.

Salí de la casa, estaba dispuesto a rastrearlo y dejarle en claro que este era mi territorio, seguí por todo el pueblo hasta dar con él, frente a frente. Lo encontré después de unos minutos, él estaba murmurando algo.

—Estúpido Makoto, a pensar de qué olía a ese malnacido, se daba el lujo de rechazarme, ¿quién mierda se creía que era? ¿Y ese vampiro de cuarta suponía que podía quitarme a mi presa? Tal vez era momento de hacerle frente otra vez, está vez yo le ganaré.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Y qué haces en mi territorio?!

Lo encaré mostrando mis dientes y ojos rojos. Él no pareció inmutarse y mucho menos asustarse.

—¡¡¡Oh!!! Lo siento, no sabía que había un vampiro en este territorio, estoy bastante débil por la falta de alimento, mis sentidos se hicieron más torpes.

Fingió sorpresa intentando sonar convencido, pero aun así dejando ver sus ojos rojos y dientes afilados como los míos. Su sonrisa sínica y su aspecto petulante me dejaban claro que mentía, su olor era demasiado penetrante, se había alimentado hace poco. Sonreí falsamente haciendo que mis ojos volvieran a su color original antes de estirar mi mano hasta él.

—Supongo que el hambre mata, ¿quieres comer algo?, los vampiros se ayudan y suponiendo que no sabías de mí, debo ser amable con los huéspedes.

Afirmé retirando la mano antes de que la tomara. Fingió una falsa sonrisa mirando a otro lado molesto. Volví a mi forma humana así como él.

—Muchas gracias, eres muy amable, pero me gusta más ir a cazar solo, si no te molesta, ¿podrías permitirme quedarme un par de días? Nada más estoy de paso antes de volver a mi hogar, no llamaré mucho la atención.

—Bueno, si no hay de otra, siéntete como en casa, aunque ya sabes, lo mejor de las visitas es cuando se van.

Le guiñó un ojo antes de alejarme y desaparecer de su vista, ¿por qué rayos olía a Makoto? Debía vigilarlo bastante, mañana iría a ver a mi humano y me encargaría de este asunto.

Aren Sasaki

Una vez que el bastardo se fue, me alejé en dirección contraria aguantando mis ganas de atacar, Makoto fue y era mío, este bastardo no se metería de nuevo y este sería su maldito final. Después de encontrarme con ese vampiro maldito, he dado varias vueltas por la zona, hay muchos chicos bellos para comer. Pero el que más me encantaba, era mi exnovio y mi hambre se incrementó cuando supe que el vampiro Yoshiro le echó el ojo, olía demasiado a él. Eso me daba más ganas.

Me llamo Aren, soy un vampiro de 353 años, lo cual es poco comparado con el idiota de Yoshiro y un sinfín de vampiros existentes. No poseo bienes materiales y mucho menos esclavos sexuales, no obstante, me agrada la idea de comenzar un harén, tal y como el rey posee. Quizá, podría reunir algunos muchachos hermosos estando por aquí. Por el momento, debo cumplir con la misión que me encomendaron y falta poco para recibir la carta con las instrucciones del rey, escritas por el perdedor y su eternamente enamorado Oreo Munteanu. La verdad, es una coincidencia que Makoto esté aquí, ya que nos conocimos en Tokio, en donde claro, nos divertimos como nunca, sin embargo, este hecho es alarmante. El rey vampiro me envió para una misión de espionaje y justamente aquí. Querido Makoto, espero que tu no seas el objetivo, porque si no, creo que será algo muy interesante de ver.

Hoy lo he seguido hasta la universidad, entré a la tienda sin ser visto y me senté en una parte a la vista, para que en cualquier momento me viera. Estas sillas de plástico eran incómodas, pero aquí me iba a ver quiera o no.

—¿Aren?

Al fin me vio, le hice señas para que viniera a mí y obedeció rápido, como siempre un perro obediente.

—¿Por qué estás aquí? ¿Entraste a esta universidad? —Su cara perpleja siempre me parecía muy linda, pero aburría siempre, por eso lo dejé.

—No cariño, vine a verte. —Lo abracé y sentí su aroma, huele tan bien—. Amor, quiero volver, te amo, no puedo olvidarte.

Esas eran viles mentiras, yo no lo amo, pero si necesito de él, de su sangre. Además, no quiero que se quede con ese estúpido de Yoshiro. Está por ahí ese rumor que no me gusta nada, por lo que me urge aún más meter mis manos, aunque el consejo vampírico de Rumania me castigue. Es algo así como, un objetivo prohibido, me causa una adrenalina insaciable.

—Aren…

—Vamos amor, perdóname, ¿sí? Te juro que no volverá a pasar —dije con voz chillona, la que siempre le gustó.

—Aren… yo te enterré desde el fondo de mi corazón, no podemos volver. ¿Me dejas en paz?

Fruncí el ceño, ¿ahora se va a poner difícil? Bueno, seguiré intentando. Esta es una de las cosas que más me encantan de la caza, los donceles bellos y hermosos intentando resistirse cuando en realidad son tan fáciles.

—Cariño… ¿Olvidaste lo bueno que soy en la cama?

Lo veo sonrojarse, y me doy cuenta de que di en el clavo. Sujete su nuca y le robe un apasionado beso, su gemido me confirmó que aún no me olvida. Me lo llevaré a la ciudad y lo encerraré en mi mansión, no volverá a ver la luz del sol, solamente me verá a mí, es todo lo que necesita. Me alimentaré de su sangre todos los días hasta que esté listo y lo convierta en mi perra por toda la eternidad.

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