Capítulo 10 Recuerdos vividos

Makoto

Me quedé en silencio solo escuchando, no entendía a este vampiro, pero mejor lo obedezco. Me acosté y mire el cielo..., continúa rondando en mi mente, un sueño donde ya pase por esto, yo miraba a la nada y de repente su bello rostro aparecía bloqueado mi visión. Yo lo miré, seguía asombrado. Me había puesto muy rojo, recordé cómo es ser tomado por el vampiro, por esa razón no podía hacer desaparecer mi rubor. Dejé de hablar cuando comenzó a morderme, sentía erizar todo mi cuerpo y me sacudí involuntariamente debajo de él. Yoshiro sonrió aún con sus dientes sobre mi piel.

—Te gusta, ¿verdad? Tu cuerpo tiembla.

No pude responder, mi cuerpo se arqueaba necesitado y deseando más. No sé por qué me siento más dispuesto a disfrutar ahora. Sin embargo, cuando sentí su mano en una zona peligrosa, brinque asustado, me hizo saltar como si pisara lava y sonreí como tonto.

—Parece que aquí abajo también está ansioso.

—No sé si deberías.

—¿Debería? Siempre hago lo que quiero y parece que tú también lo quieres.

Él susurró roncamente, lo cual hacía que en mi estómago revoloteaban mariposas. Mordió el hueso de mi cadera antes de alejarse para bajar su bóxer. Solté un jadeo al ver de nuevo ese regalo y es demasiado grande, sigo sin creer que eso haya entrado en mí. Lo que sí recuerdo más que nada, es el dolor.

—Parece que el exhibicionista es otro, un pequeño corderito. —Tomó mis muslos para abrir mis piernas acomodándose entre ellas—. Vamos, ruégame…

Mientras más hablaba, más me sentía como en un recuerdo, Yoshiro tocaba cada centímetro de mi piel sin descanso. Esta sensación la conocía, pero no sé de dónde, porqué de la tienda no es. ¿Pero, qué? ¿Pero cuál dolor? En la tienda fue algo cuidadoso, no dolió tanto como en un recuerdo, uno en donde había sangre que salía, no precisamente de mi cuello.

—¿Quién?, ¿quién eres?, ¿ya hicimos esto antes?

Esa pregunta persistía en mi mente. A pesar del placer, mi cabeza seguía trabajando mientras nos mirábamos a los ojos.

Yoshiro

Lo miré curioso sobre sus quejas que al parecer murieron cuando vino un gemido de su parte, esa voz era tan dulce, mi favorita hasta ahora, mi perfecto chico. Bajo las mordidas y besos por su abdomen llenando todo su cuerpo de estas, parecía que en verdad lo comería a mordidas y eso que estoy reteniendo. Entonces, estallé en carcajadas cuando se asustó, pero sé que le gusta. Sin embargo, todo eso cambió de un momento a otro. Lo que hacía el placer.

—¿Quién soy? Ya te lo he dicho, Yoshiro, soy tu presente, tu pasado y tu futuro, estamos unidos por siempre. Jamás nos separaremos.

Me acomodo mejor para poder verlo a los ojos mientras entro en el de un solo movimiento. Su solo rostro de dolor causaba en mí algo indescriptible, que hacía a la bestia en mí aún más malvada. Necesitaba calmar mis pensamientos y deseos antes de matarlo, esa es una regla de oro que nunca debe romperse y esa es: nunca asesinar a mi pareja o jamás aparecería de nuevo.

—¿Hacer esto? En la tienda, o si te refieres a aquí, lo hicimos antes, hace tiempo, pero te llamabas Damián, Liam, Dorian, tantos nombres…

Divago un poco sin llegar a moverme.

—¿Cómo dices…?

—¿Yo? ¿Decir algo? No estoy seguro…

Mantengo mi balbuceo antes de salir de mi trance sacudiendo mi cabeza varias veces.

—Yo… no sé de qué hablas. —Lo escuché contestar.

—No, claro que no lo sabes, sería raro que lo hiciera.

Este intercambio de palabras, funcionaba perfecto para evitar morderlo de verdad, íbamos a continuar así o de lo contrario iba a ser un desastre. Sonreí saliendo lentamente de él para volver a entrar de golpe tocando su punto y sintiendo como me apretaba con más fuerza.

—¿Cuántos años has vivido? —preguntó en un jadeo, uno perdido en la deliciosa sensación que me daba.

—Mmmm, ¿un milenio tal vez? Quizá un poco más.

Makoto

Él me usó de una sola vez y entonces lo recordé. ¿Estoy viviendo el futuro?

Todo lo que me dice no tiene sentido. ¿Qué son esos nombres tan raros? ¿Por qué dice que hemos hecho esto, aquí muchas veces? Son demasiadas preguntas que dudo mucho que me fuera a responder y menos ahora. Sin embargo, mientras más reflexiono sobre este acontecimiento con el Sr. Yoshiro y mi vida, siento que algo tengo porque atraigo a las personas malas y extrañas. Este vampiro no es el único que siempre me tomaba por la fuerza así, bueno, a veces yo era quien quería, pero ese no es el punto. Mi vida es un asco.

Por otro lado. ¿Por qué le hago tantas preguntas ahora? ¿Es que nunca hablamos de manera formal? Hablábamos, pero el placer nos estaba tomando, cuando me hizo el amor con rudeza, yo gemí y llore mi orgasmo, era la primera vez que tenía uno así, jamás me hicieron sentir esto. Ni siquiera cuando estuve con el idiota de Aren.

—Ah…, muévete. Maldita sea vampiro.

Apreté su cadera con mis piernas, comencé a suplicar cuando dije que jamás lo haría. Necesito urgentemente que me haga venir otra vez. Apreté su espalda, clavando mis uñas en él.

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