Capítulo 9 Jardín secreto II

Mi vista comenzó a nublarse y mi cuerpo perdió fuerzas, pero finalmente entendí la verdad, el misterio que estaba a mi alrededor y porque siempre me pasaban cosas extrañas. Este hombre, es decir, este vampiro, me encontró por casualidad y me curó, ahora viene a cobrarme.

—¿Qué esperas? —señaló.

Su tono era autoritario. Él quiere comer y se refiere a lo que consumen los vampiros…, debo darle sangre entonces. Tengo muchísimo miedo de que me vaya a matar, pero no puedo pensar más, ya que las flores siguen muriendo. Tengo la necesidad de salvarlas y evitar que mueran. Me acerqué más a él y abrí mi camisa exponiendo mis clavículas y mi pecho. Creo que sé lo que viene a continuación, no tiene caso esperar. Me quité mi camisa dejándola colgando debajo de mi pantalón y suspiré.

—Hazlo… bebe mi sangre, pero no toques el jardín.

Yoshiro

Verlo procesar la verdad, me motivaba a tenerlo con más fuerza. Antes era muy fácil aceptarlo, ya que en esos tiempos se escuchaba mucho que existían vampiros. Este era un momento crucial, cuando descubre la verdad, solo espero que sea como siempre…, y supongo que resultó. Suelto una suave risa contenida al verlo exponerse frente a mí, era igual que antes, ¿cómo decirlo? ¿Un dé jà vu? Algo magnífico, sin dudas.

—¿Puedo beberla? ¿Toda? ¿Únicamente para mí?

—S-sí. Pero no me mates.

Susurró llegando hasta él pegando nuestros cuerpos y dejando un pequeño camino de besos y mordidas por su cuello. Oler el aroma de su piel, impregnado con el de las flores, era como estar en un restaurante en donde sirven platillos deliciosos. Agradece ser el único vampiro aquí o tendría que pelear contra una docena de ellos con tal de comer. Que tiempos.

—Solo..., no me dejes seco —dijo de manera inaudible, pero logré entender.

—No deberías dejarte tan expuesto ante un cazador, podría robarte.

—¿Robar qué? ¿Mi sangre?

Su voz era cada vez más agitada, como si esperará ansioso algo, mire alrededor antes de alejarme. Comencé a desnudarme, primero a quitar mi saco y extenderlo en el piso.

—Si tan cooperador estás, acuéstate de una vez, déjame comer a gusto.

Lo repaso con mi mirada lentamente, como buscando memorizar esa pequeña figura frente a mí, para ser coleccionada con todas las demás. Sin embargo, Damián, aunque es más antiguo que Makoto, continúa siendo uno de los mejores. Makoto necesita ser más atrevido si quiere convertirse en mi favorito.

—Y no olvides quitarte la ropa, no vayamos a manchar algo, eso sería terrible.

Makoto

En rostro era muy notoria su satisfacción, parece que me he servido en bandeja de plata. No iba a rechazar esto, pude sentir sus ansias por morderme en la biblioteca, pero se contuvo y no sé por qué. Lo veo venir a mí y atacar suavemente mi cuello, cerré mis ojos y me relajé, en realidad esto se siente bastante bien. Solté un pequeño gemido que no pude evitar y trague saliva, no sé si me dolerá, pero me muero de curiosidad por sentir. Puse una mano detrás de su espalda y la otra en su delgada cintura, Dios de verdad que tiene un hermoso cuerpo. Me ordenaba de manera autoritaria, yo solo asentí. En el fondo quería resistirme, esto no estaba bien. No obstante, lo que dijo me sacó de la fantasía.

—¿Qué?

Jamás fui exhibicionista, en la biblioteca lo hicimos a la fuerza, pero ahora es diferente. Lo contemplé alejarse y quitarse el saco para luego ponerlo en el suelo, después su camisa y desabrochar su pantalón. Aunque tenía esa magnífica figura frente a mí, no quería convertirme en un pedazo de carne para nadie.

—Tienes fetiches. ¿Verdad? Eso de hacerlo en público.

—¿Esto es público? No recuerdo haber visto a alguien más en alguna de las veces que he estado aquí, es más como un jardín privado.

—¿Las veces? Estás equivocado, nosotros nunca hemos…

—Nene, créeme que lo que menos me confunde es el tiempo, lo sé muy bien.

No pude haber venido antes, este jardín yo lo descubrí y lo mejoré, es solo mío. Levantó levemente mi playera acariciando mi abdomen. Podía notar el deseo que tenía hacia mí, de devorarme justo como en la tienda… pero no sé, esto es demasiado.

—O puedo romper tu ropa, tú decides.

—¿Romper mi ropa?

Me ruborizo al imaginar cómo destrozaría desesperadamente mi ropa, quisiera dejarlo, pero ahora no opino que sea conveniente. Tímidamente, bajé lo que quedaba de mi camisa, ya estaba casi en mi cintura porque me ofrecí al vampiro. Solté un pequeño jadeo al notar como me devoraba con la mirada.

—Listo...

Vi la cama que hizo con su ropa y bufé, estaba bastante desesperado.

—¿Listo? —repitió—. Falta que te acuestes ahí, no estás muy pendiente.

Yoshiro

Lo miré atento mientras se desnudaba frente a mí, era un poco tímido y se notaban sus nervios, mis ojos poco a poco comenzaron a enrojecer mientras quitaba mi pantalón dejándolo en algún lugar y acercándome a acariciar su cadera. Dejé que se acostara a su gusto perdiéndome por un momento en él, ¿cuántas veces ya lo habíamos hecho aquí? ¿50? ¿100? Siempre lo mismo, intentando resistirse antes de terminar temblando debajo de mí, cada vez era aún más emocionante que la anterior y esta no era una excepción. Me acomodé sobre él tomándolo por sorpresa, al parecer logrando conseguir un lindo tono rojizo.

—¿Qué? —preguntó estupefacto.

—¿Qué de qué? Se supone que voy a comer, ¿no es así? Tú te ofreciste a esto.

Murmuró bajando mi mirada por su cuello hasta su pecho y mordiendo con fuerza su hombro sin llegar a perforar.

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