Capítulo 6 Humillación

—¡Duele! ¡Por favor para!

Pero mis gemidos no paraban de salir de mis labios, él no me permitía huir…, pero Dios que hermoso se ve mirándome así. Las venas de su frente se veían muy bien.

—No…, no…, ya…, basta…, llegarán…, estudiantes.

—¿Y qué si llegan? Seguro van a encontrar placentero, el verte así, no lo niego, eres muy sexy.

Ni siquiera sabía qué hora era. Normalmente, a la hora del desayuno, algunos compraban sus dulces. Sonrió moviendo sus dedos con fuerza, buscando lo que él deseaba, lo más rápido posible. Eso estaba causando estragos en mi cuerpo, quería huir, pero no podía moverme.

—Hay gente que se excita cuando la ven, puede que sea así tu caso.

Se acercó a mi cuerpo rompiendo mi playera para poder besar mi pecho. Apenas puedo hablar. Mi cuerpo se mueve por la fricción y ya he tirado varias cosas del mostrador.

—¿Estás loco?

No soy ningún exhibicionista, no quiero hacer esto aquí. Lo veo mirarme como si quisiera comerme… siento que terminará haciendo algo malo conmigo y lo peor es que no puedo resistirme... porque él es…

—¡Prefiero morir a que me vean!

Dije juntando todo mi valor.

Yoshiro

—Ja, ja, ja ¿loco? Déjame mostrarte lo que un poco de exhibicionismo te va a poner.

Término de carcajearme antes de bajarlo del mostrador y usando una ilusión óptica para evitar que nos vieran justo a tiempo de que entrarán un par de estudiantes.

—Créeme que te va a encantar todo esto… Vas a morir nene, pero de placer, vas a pedir aún más, lo prometo.

—¡No! ¡Por favor! ¡Eres un demente! ¡Déjame ir! ¡Por favor… para ya…!

—Mira bien, ellos no pueden verte, ni siquiera escucharte, no saben que estás aquí

Lo tomó del mentón con firmeza, obligándolo a ver directamente a los chicos sentados en una mesa de afuera, quienes esperaban a sus compañeros que entraron. Sin embargo, al no ver a nadie en la caja, creo que terminarán retirándose. Debo admitir que esto es divertido, él resistiéndose, sus amigos afuera y yo reteniendo mis ganas por quitar la ilusión y hacer que todos lo vean.

—Dices que no quieres, pero tus caderas se mueven contra mí.

Suspiro por el roce de nuestros cuerpos antes de entrar en él de un solo movimiento.

—Por Dios, eres tan apretado…

Makoto

—Mis…

Quería decir “mis amigos”, pero él no debe saberlo. Los puedo ver hablando de mi ausencia, saben que trabajo aquí un par de horas antes de empezar las clases y después de la última.

—¿Tus? Lo que sean, seguro jamás podrás volver a verlos igual después de esto.

—¿Qué? ¿De qué hablas? No…, no estoy haciendo…

No sabía por qué mi cuerpo se movía únicamente, parecía que mi mente y mi cuerpo eran partes diferentes.

Sentí como él ya iba a comenzar y lo miré aterrado.

—Relájate, verás que se volverá muy bueno con un poco de tu ayuda, prueba.

—¡No lo hagas!

Pero él lo hizo. Me sentía profanado, era muy grande, apenas podía caber ahí, hacía que mi cuerpo estuviera entumecido del dolor.

—Sácala… es muy grande.

—Si te resistes más, no puedo garantizar tu seguridad.

—Resistirme. ¿Seguridad?, ¿de quién?, ¿estás jugando?

No respondió, yo lo miraba buscando una respuesta. ¿Acaso quiere hacerle daño a mis amigos? No puedo permitirlo. Sentía dolor, pero comencé a sentirme muy extraño, él me tocaba y mordía. Estaba comenzando a disfrutarlo y de mis labios solamente salían ruidos obscenos, los traté de callar, pero eso era completamente imposible. Cerré mis ojos y recordé la sensación de la noche pasada, cuando tuve el sueño húmedo… ¡Era él! ¿Pero cómo? ¿Es un íncubo?

Yoshiro

No sé por qué siempre me ha gustado torturarlo de esta manera. Desde que tengo uso de razón, desde que lo encuentro, lo atraigo a mis redes y lo hago mío, sin importar si quiere, sin interesarme si es casado, soltero o la orientación que tuviese. Mis deseos siempre son cumplidos.

Muerdo su hombro antes de pasear mis dedos por su cuerpo jugando con él.

—Debería de hacer que dejes de hablar, es molesto que pienses en algo más que en mí.

Me queje tomando su cadera con mi mano libre para comenzar a hacer mis movimientos bruscos y descontrolados unidos a un ritmo violento, estaba perdiéndome y aunque él intentaba negarlo, podía oír su voz y sentir su aroma. El aroma de su sangre me llamaba como nunca antes, debo distraerme para olvidarlo o terminará matándolo.

—Se nota cuando te gusta, vamos, gime en alto para mí, o tendré que hacer que nos vean para que te guste más.

—¡Dios! ¡Dios…! ¡Ah!

—¿Dios? ¿Ahora él? Mejor grita por mí, no se me da muy bien compartir mi presa.

Gruñi saliendo de él antes de tomarlo por la cadera, volviendo a subirlo al mostrador y acostándolo para entrar en él y retomar los movimientos.

—Diablos, esto es mejor de lo que pensé, es malditamente perfecto.

Makoto

¿Qué le pasa a este vampiro? ¿Es celoso o qué? Ahora no me dejaba pensar, estaba tratándome con rudeza y por si fuera poco, yo estaba muy cooperativo. Podía escuchar lo que decía, ¿yo era una presa? Aun así, no podía dejar de llamar a nuestro creador. Pero no me dio tiempo de sollozar más, porque me acosté sobre el mostrador y continuó. ¡Dios que pare ya! Me gustaba muchísimo. No sabía qué hacer si gemir o no, pero poco podía resistir, sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando comencé a gritar al momento que me dio una gran estocada. Era la primera vez que sentía un orgasmo así, jamás me había venido de esa manera, estaba cegado por la sensación tan embriagadora. Mis manos se movieron solas y sujeté el rostro del íncubo y lo devoré a besos. El Sr. Yoshiro jadeó correspondiendo a mis besos y bajando su mano para darme placer al ritmo de su cadera. Estábamos tan sincronizados que era increíble, nunca antes sucedió esto con alguno de mis novios.

Cierro mis ojos, no quiero verlo, no quiero disfrutar nada de este vampiro. Él lo está disfrutando, ojalá que con esto me deje en paz. Y entonces, sucedió, nos conectamos tan bien en algún punto que parecía irreal. Mis manos no podían abandonar su espalda, él me miraba como si hubiéramos hecho esto antes..., eso es imposible.

—Ya..., listo. ¿Satisfecho? ¿Me dejas ir?

Quiero apartar esos pensamientos de mí. Esto no puede volver a suceder.

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