Capítulo 5 Sin deseo de dejarme ir

Yoshiro

Lo miró con una risa ante su actitud prepotente, debía recordar que él era un adolescente, así que era normal, pero aun así me ponía la idea de domarlo. Luego, me quejé alejándome sólo para rodear la mesa y poder quedarme frente a él. Cada paso, cada movimiento de parte mía, lo petrificaba.

—Bueno, anoche fue muy divertido, pero siendo sincero necesito mucho más —susurré deteniendo su mano y rompiendo el teléfono—. También lo disfrutaste, ¿no es así? Gemiste mucho.

Lo contemplé y dejé crecer mis colmillos lentamente para después lamerlos, seguidamente lo tomé con cuidado para levantarlo y dejarlo sobre el mostrador.

—Ahora me toca a mí, disfrutarte.

—Creo que deberías ver a un psicólogo y a un dentista. —dijo con la cara completamente sonrojada—, oye, ¿qué haces?

Miró a todos lados y se dio cuenta de que no había nadie, era como si desaparecieran todos. Su cara de frustración se me hace muy divertida.

—Si me permites, debo retirarme —precisó. Muy gracioso, ¿intenta huir de un vampiro? Lo sujeté con fuerza evitando lastimarlo en cualquier caso, se ve tan indefenso, no puede ni siquiera imaginarme el hecho de dejarlo ir, en este momento ya no.

—¿Irte? Lo lamento, pero en realidad estoy bastante ansioso, quería ir lento, pero, a veces, hay que acelerar.

Bromeó deslizando mis dientes por su cuello suavemente entre besos.

Makoto

No puedo… ¿Dejarme ir? Habla como si nos conociéramos hace años.

—Por favor…

Lo empujaba fuerte según yo, pero él no se movía ni un centímetro, pero cuando sentí sus besos en mi cuello, toda mi fuerza se iba de mí, como si drenara todo.

—¿Q-qué haces?

¿Qué es esta sensación? Es como si mi cuerpo ya conociera sus caricias… un momento.

—¿Dijiste que… anoche no fue suficiente?

Trataba de entender algo de lo que estaba pasando, extrañamente me gustaban sus besos con colmillos rastrillando mi delicada piel, era una sensación muy placentera.

Sin embargo, una imagen sexi, pero aterradora, apareció en mi mente…

“Damián, te lo dije antes y no lo repetiré: eres mío”

Yoshiro

Suspiro contra su oído mordiendo suavemente su oreja antes de alejarme de nuevo para verlo.

—Creo que en este caso lo mejor es que te dejes querer.

Bromeó abriendo más sus muslos para colocarme entre sus piernas mirando directamente a sus ojos.

—¿Anoche no fue bueno? Dejaste salir mucho en mi boca.

—¿Anoche? —repitió. Lo molesto mordiendo su labio inferior, dejando un pequeño beso en él—. ¿Por qué...? Ah... Suélteme... Por favor.

Subo una de mis manos suavemente por su muslo hasta abarcar su entrepierna sobre su pantalón, comenzando lentos movimientos circulares, provocándolo de esta manera. Así me gusta tenerlo, debajo de mí.

—¿Seguro que quieres que te suelte? Parece que lo disfrutas mucho, no sabes mentir — susurré contra sus labios manteniendo una mirada firme en sus ojos.

—No... Yo no...

—Debo admitir que es bastante sexy, que intentes fingir que no lo quieres, pero créeme, voy a devorarte entero, hasta la última gota de ti.

—¿Q-que? No...

Afirmé con una sonrisa antes de lanzarme a besarlo ansioso. No importa cuánto tiempo transcurra, sus besos son los mejores, los que siempre me hicieron perder la poca cordura que tengo. Fui incluso capaz de absorber todas las enfermedades a lo largo de sus reencarnaciones, únicamente para estar con él. Decenas de veces, él nacía con algún padecimiento, inclusive deformidad, pero eso no me importó, lo necesitaba con vida. No obstante, siempre me abandonaba abrazando a la muerte cuando llegaba a cierta edad y lo peor de todo, es que se iba con otro.

Me alejé de sus labios con una sonrisa subiendo mis manos por su pantalón hasta desabrocharlo y poder meter mi mano en él dentro de su ropa interior. No permitiré que mis pensamientos me derrumben, esta vez no sucederá lo mismo.

—¿No? ¿No te suelto? Trato hecho, seguiré hasta el final entonces.

Susurró subiendo mi mano libre hasta su trasero, apretando como si se tratase de un juguete.

Makoto

Gemí involuntariamente, su mordida me causó escalofríos. No podía responder a nada de lo que me decía, tampoco podía moverme, me sentía como en un hechizo, ¿acaso mencioné algo sobre mi sueño húmedo? Me mordió mi labio y normalmente no me gusta; sin embargo, se sintió erótico. Estaba dándome vueltas la mente y no sabía qué hacer, quería huir y a la vez quedarme, pero por más que quería irme no podía. Pero más que suplica, parecía que quería más. No podía mentir, me gustaba demasiado. Cerré mis ojos y di otro gemido ruidoso, estaba en las nubes, me gustaba su beso y al mismo tiempo había algo malo en esto. No puedo parar de mirarlo, en sus ojos veo una extraña sensación. ¡Han cambiado sus ojos! Ahora son rojos como la sangre.

—Dios...

Él es… no puede ser. Creo que va a abusar de mí y no voy a poder resistirme. Ni siquiera cuando metió su mano bajo mi bóxer.

—No, no lo hagas…

No puedo alejarme, ¿qué está pasando? ¿Por qué cada que quiero empujarlo, solo lo quiero tocar? Gemí y en voz alta cuando apretó mi trasero. No puedo resistir, mis manos viajan solas a su cuerpo, lo abracé por la cintura y subí a su cuello.

—Bueno muchacho, creo que es momento de ir directo a la acción, intentaré ser suave contigo.

Amenazó soltando mi cuerpo para alejarse por unos centímetros, comenzando a desabrochar su propia camisa lentamente.

—No tienes idea de cuánta hambre tengo, podría morir justo ahora.

—Oh…

—Quita tu playera si no quieres que se ensucie nene.

Bromeó intentando relajarme acabando con mi camisa y acostándome en el mostrador para quitar mi pantalón y ropa interior. Escuchaba y miraba todo, no daba crédito a lo que veía, su cuerpo era puro músculo. ¡Es perfecto!

Me acuesta con una facilidad que es increíble.

—Espera… espera aquí no…

—Creo que no estás entendiendo, va a ser aquí y ahora.

—No, ¡no quiero!

Usaba mi cuerpo a su antojo y lo peor es que no podía moverme como yo quería, incluso mi cuerpo pedía a gritos que me tratara con más rudeza, no entendía cómo ni por qué. Pero mis manos seguían en su cuerpo, grité y cerré mis ojos cuando sentí que esto era real.

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